Abstract
Cuba pertenece a la humanidad que, además, necesita mucho de su ejemplo. Mientras exista Cuba y su Revolución, ello será una demostración fáctica de la posibilidad real de una alternativa al antropófago mundo en que vivimos, será el más contundente argumento contra el nihilismo, será la prueba viviente de que el ser humano y su vida llegarán a ser –más allá de cualquier declaración abstracta- lo más importante en la praxis real y concreta, será la semilla de la esperanza de la abolición –en cualquiera de sus manifestaciones y no solo en el plano jurídico- de toda pena de muerte, no únicamente de aquella que duramente sanciona a delincuentes, sino también de aquella que mata de inanición, de enfermedades curables o por inseguridad o guerras imperiales.