Abstract
El dualismo razón-emoción infiere que existen dos esferas para la valoración ética: una racional de pensamiento lógico con el que se toman decisiones morales ponderadas y, por otro lado, y en la misma persona, una vía no racional, emotiva, que responde de manera automática a los estímulos y a las impresiones. Jonathan Haidt (2001) tratando de salvar esta zanja bivalente, propuso como solución su enfoque del intuicionismo social que amalgama tanto la posición emotiva-intuitiva para la construcción del juicio moral, como elementos antropológicos, sociales y culturales que forman el criterio definitivo de la persona para enfrentar dilemas morales. Por otra parte, Lawrence Kohlberg (1955) considera que el juicio moral se construye de manera gradual y progresivamente desde la educación de forma racional. En este trabajo, se critica tanto la teoría de Haidt como la teoría de Kolhberg, pues se considera que genera una dicotomía reduccionista y, por momentos, excluyente entre los procesos racionales formativos de la moral y las impresiones generadas por las emociones. Se concluye que es sí posible educar el criterio para el juicio moral porque, en el fondo, no hay una dicotomía excluyente entre intuición y razonamiento, y que, en cambio, se complementan.