Abstract
Mediante la construcción de un dispositivo estético-sonoro que reproduce, en espacios públicos, los primeros llantos de recién nacidos, la obra Música (Todo lo que sé lo aprendí el día que nació mi hijo) de Alfredo Jaar pone a las audiencias y a la comunidad ante una vivencia íntima, institucionalmente privada, que irrumpe en el espacio social y cultural compartido. Postulamos que el análisis de esta obra permite reflexionar sobre uno de los temas éticos y políticos más discutidos en la actualidad: el cuidado como disposición ética humana. Dado que la ética del cuidado implica la interrupción de la idea tradicional del valor en tanto basado en principios universales, esta obra de Jaar, especialmente en su dimensión propiamente estética, sugiere una problematización de este orden tradicional. Contra el enfoque de algunas posturas filosóficas que entienden al cuidado como una disposición ética intersubjetiva que no antepone necesariamente una estructura de obligación, en este artículo nos proponemos mostrar que Música ofrece insumos relevantes para problematizar y conceptualizar el “cuidado” como una obligación ética que tiene un impacto directo en el ordenamiento social, institucional y político de las comunidades humanas.