Abstract
La irrupción de la Inteligencia artificial (IA) causa esperanzas e incertidumbres, por las amplias posibilidades que tiene, pero también por los riesgos que representa. Luego de explicar sucintamente en qué consiste la IA, se exponen ejemplos de la presencia de sistemas y aplicaciones en distintos y dispares campos: en la industria, la biotecnología, el cambio climático, la medicina, los negocios, el entretenimiento y las finanzas. Los efectos que la IA puede causar en el planeta, en la cultura y en la vida de los seres humanos hace necesaria una reflexión sobre la eticidad de esas aplicaciones, pues su omnipresencia puede derivar en una algor-cracia (la era digital gobernada por algoritmos) por lo que es necesario pensar y desarrollar una algor-ética, que oriente la utilización de la IA y sus aplicaciones. Se ofrece un decálogo de pautas éticas que permitirán que aquello es técnicamente posible, esté a favor de los seres humanos y nunca les haga daño, ni propicie condiciones adversas o lesivas para ellos. Además de la regulación ética y bioética, las aplicaciones de la IA necesitan un marco jurídico. Se comenta brevemente la Ley de Inteligencia artificial, aprobada por el Parlamento Europeo en marzo del 2024 y redactada con un enfoque basado en el riesgo. Se concluye que son imprescindibles unos parámetros éticos y bioéticos que humanicen la IA, sobre la base de una antropología verdadera, que garantice su utilización al servicio de lo humano, poniendo en el centro la primacía de la dignidad humana.