Abstract
En un escrito de juventud de Peirce publicado en 1868 para el Journal of Speculative Philosophy, titulado “Questions Concerning Certain Faculties Claimen for Man”, el autor norteamericano intenta mostrar por qué carecemos de la capacidad para reconocer cogniciones inmediatas y por qué, a falta de tal facultad, no es posible sostener la existencia de ese tipo de cogniciones; de ahí se desprende su postura anticartesiana y antifundacionista: si no hay cogniciones inmediatas, entonces todas las cogniciones están determinadas por cogniciones previas y, en consecuencia, no hay cogniciones infalibles. Esta concepción del joven Peirce según la cual toda cognición está lógica o inferencialmente determinada por una cognición previa implicaría, entonces, que toda cognición, a su vez, determinaría lógicamente a una cognición posterior. Al seguir esta tesis obtenemos, en consecuencia, una doble determinación, a saber, la de una cognición(n) siendo determinada por otra cognición(n-1) anterior, y la de esa misma cognición(n) determinando a una cognición(n+1) posterior. La tesis de la doble determinación daría lugar, por tanto, no solo a una regresión infinita de determinaciones, sino también a una progresión infinita de determinaciones. [...] Aún hoy sigue abierta la discusión acerca de si en su madurez intelectual y en los albores de su vejez Peirce continuó sosteniendo sus tesis anticartesiana y antifundacionista, de sus escritos de juventud, en relación con la determinablidad de las cogniciones previas, y si aún, en sus escritos de madurez, renunció a la tesis de la progresión infinita de determinaciones. Pero no es mi interés aquí tomar partido en esta discusión. En este escrito me concentraré solamente en dos problemas: a saber, la indeterminabilidad del significado y la explicación del error, y mostraré cómo podría ser posible enfrentarlos adoptando algunos conceptos del pragmaticismo.