Abstract
El autor presenta la historia de las ondas gravitacionales según Einstein, uniéndola a su
biografía y a su época con el fin de comprenderla en su conexión con la historia de los semitas,
la personalidad de Einstein en el manejo de sus circunstancias generadoras de conflicto en sus
relaciones de competencia con sus colegas y en la formulación de la llamada teoría general de la
relatividad. Recaeremos en las vicisitudes que vivió Einstein en el tránsito de que su trabajo
científico pasara a la ciencia normal como un pilar de la física teórica. Trataremos como Einstein
introdujo el éter relativístico confiriéndole un “olor de materialidad” a su explicación geométrica de
la gravedad, donde indudablemente, no cabe, pero que él tuvo que ceder ante la presión eso sí
justificada de sus más connotados colegas, liderados por Lorentz. Einstein lo tuvo que hacer para
mantenerse en la cola que lo llevaría al Nobel. Fue así, como desarrollando el hilo del éter relativista,
en junio de 1916, introdujo las ondas gravitacionales de las que, en un acto de liberación personal
y honradez científica, cuando pudo, en 1938, demostró como no podían existir, dentro del escenario
de su relatividad, para de inmediato también darle fin al éter relativista.