Abstract
En este texto reconstruyo una concepción decolonial de la belleza, a partir del pensamiento de Robin Wall Kimmerer y Édouard Glissant, de acuerdo con la cual la belleza constituye una condición del mundo que, no obstante, debemos cuidar. En estos dos pensamientos, provenientes de tradiciones diferentes, la belleza es tanto lo que se ve amenazado por el proyecto colonial occidental, como lo que permite su resistencia decolonial. Reconstruir la belleza del mundo es necesario y, sin embargo, imposible: su búsqueda implica no solo atender al llamado de las diferencias, sino también a las instancias en las que se niegan a ser escuchadas.