Abstract
Este artículo examina el papel del grupo de artistas abstractos Forma 1 en relación con la política cultural del Partido Comunista Italiano durante la posguerra, como ejemplo de los intentos de superar la dicotomía establecida en Italia entre arte abstracto y realismo socialista y producir una alternativa a la confrontación entre ambos discursos estéticos. Mientras los artistas realistas socialistas subrayaban la necesidad de expresar contenidos políticos explícitos con un estilo que asegurase su máxima legibilidad para una audiencia de masas, los artistas de Forma 1 argumentaban que la abstracción significaba una crítica de la representación pictórica que podía contribuir a la crítica de la ideología burguesa, armonizando de este modo el marxismo con los desarrollos artísticos más avanzados. El PCI, por su parte, basaba su política artística en amplias alianzas de artistas e intelectuales antifascistas, que cada vez eran más difíciles de mantener en el clima de creciente confrontación política y cultural que siguió a la II
Guerra Mundial.