Abstract
El modelo de ciudadanía pretendidamente universal inaugurado con la filosofía moderna junto al predominio de la razón instrumental derivada de la economía neoclásica, confluyen para definir una posición social inferior para las mujeres. La confluencia de ambas construcciones filosóficas, políticas y económicas configura un espacio económico de desigualdad de género que debe ser repensado críticamente. Frente a esta situación, nos proponemos abordar el potencial crítico de la economía feminista a la hora de subvertir la desigualdad generada por la preeminencia del modelo del homo oeconomicus en el mundo actual y la falta de un sujeto político que atienda a las particularidades de otros grupos.