Abstract
Es un lugar común afirmar que Hannah Arendt es una filósofa difı́cilmente encasillable en una sola tradición polı́tica. Menos arduo es advertir la gran influencia que ha ejercido el mundo grecolatino a lo largo de su filosofı́a. La polis griega y la república romana son imágenes recurrentes para ilustrar instancias donde se ha ejercido con plenitud la polı́tica. Aunque es patente la influencia de los clásicos en su filosofı́a, existe un elemento ausente que es, no obstante, ampliamente trabajado por los antiguos: la virtud. Por lo anterior el presente trabajo se propone explorar los vı́nculos que existen entre una doctrina de la virtud y la filosofı́a polı́tica de Arendt, tratando de responder la siguiente pregunta: ¿cómo se relaciona la virtud con el ejercicio de la libertad? Se concluye que, si bien Arendt no trabaja un concepto de virtud, esta puede asimilarse al concepto de principio, tal como lo expone en su ensayo Revisión de la Tradición por Montesquieu. Además, el ejercicio de virtudes polı́ticas particulares, como la valentı́a y la prudencia, son prácticas que protegen la libertad.