Abstract
La obra de Lévinas propone asumir la ética como Filosofía Primera.
Allí convergen dos fuentes de inspiración filosófica, el pensamiento
judío y la fenomenología, y la experiencia histórica de persecución,
violencia y desconocimiento del otro que exigió a Lévinas criticar el
totalitarismo ontológico griego con el propósito de hacer justicia a la
Alteridad y dar primacía así a la Responsabilidad para con el Otro
sobre la Libertad autónoma del Yo. Luego, el autor retorna la crítica de
Lévinas a la fenomenología de la conciencia y a la ontología
hermenéutica de Heidegger, con la que Occidente lleva a término su
limitada opción por el conocimiento y la manifestación del Ser. Rubio
y Lévinas, en tercer lugar, señalan hacia una hermenéutica encarnada
de nuestras relaciones con el Otro, a una reivindicación de la
antropología filosófica que recupere el Sentido desde el Otro.
Finalmente, el autor se refiere al terna de la muerte en Lévinas, y
subraya, en relación con la desaparición del maestro Rubio que,
nuestro adiós a él, significa el 'ante Dios' de todas nuestras relaciones
no tematizables con el Otro y antes que todo.