Abstract
En su libro Precariedad, estética y política, Vilar se pregunta por un problema que no es nuevo para el pensamiento crítico del siglo XX: la precariedad. Y llama la atención sobre la importancia de este concepto en el presente en que vivimos, como si fuera un fantasma que sobrevuela el mundo y la historia. Parece ser que la precariedad se presenta con el perfil de lo actual, como si fuera el rostro de las condiciones contemporáneas de existencia. De ahí que esta sociedad que han llamado del riesgo, de la seguridad, o de control, introduzca esta categoría a partir de la sospecha de la libertad en la vida privada y pública. De ese modo, partimos de la afirmación de que nos encontramos en un contexto asociado tanto a la precariedad como a la contingencia, es decir, espacios de constante escepticismo e incertidumbre, en donde las experiencias y manifestaciones sensibles emergen como posibilidades y espacios de reflexión crítica.