Abstract
El presente estudio busca describir fenomenológicamente la forma que exhibe la pena en el cuerpo, después de la pérdida de un ser querido. Para esto, se consideran las hipótesis de movimiento centrı́peto orientado a la autoafección, y movimiento centrı́fugo aludido a la ruptura de la intercorpereidad. Ambos movimientos, hacen referencia a la sensación ambigua que el cuerpo vive en la pena asociados a la presencia y ausencia del otro que ya no está, ya que el dolor provee un estado de desincronización temporal que vuelve simultáneos el presente-pasado y presente-futuro. Esto trae como consecuencias, la contracción y extensión del cuerpo a partir de la maleabilidad de sus propios lı́mites.