Abstract
Que la tecnología nos ha cambiado la vida es una verdad de perogrullo. Y, la pertinencia de una reflexión científica sobre la tecnología, a estas alturas, tampoco plantea dudas. La técnica nos rodea y no es posible ignorarla ni detenerla, ya no hay vuelta atrás, a menos que se produzca una catástrofe. Pero, ¿es posible que se produzca? En esta comunicación pongo de manifiesto la necesidad de congeniar dos puntos que suelen presentarse enconados: la naturaleza y la tecnología. Esta necesidad no viene impuesta por un deseo romántico de contemporizar a los partidarios de ambos extremos, sino de poner de manifiesto que este enfrentamiento y ruptura es uno de los peligros que pueden impedir la prolongación de la vida de la especie humana. Deseo a toda costa evitar el catastrofismo, pero también mostrar que con la tecnología, en poco tiempo, hemos llegado muy lejos y es perentorio asumir responsabilidades.