Abstract
RESUMEN: Derrida es un pensador judío sefardí que cuestiona sistemáticamente las obras literarias, filosóficas, artísticas y políticas (desmenuzando y deconstruyendo), y cuya obra se mueve entre los márgenes de la filosofía. Conocido como el defensor de la escritura, Derrida es, en el fondo, un pensador de ‘parole vive’ que reconoce que la escritura deja a la palabra inmóvil. En el presente artículo saco a luz la cultura judía sefardí de Derrida (que a menudo se desconoce o se pasa por alto), muestro que Derrida denunció (aunque tímidamente) el antisemitismo en su diálogo con Élisabeth Roudinesco y sostengo que la famosa inversión derridiana escritura–palabra oral (su crítica al fonocentrismo) podría ser menos profunda de lo que se cree (más compleja, con sutiles matices, pequeñas contradicciones y marcada de tensiones), puesto que Derrida confiesa que la imagen de Sócrates y Platón descubierta en un envoi de La carte postale podría ser una equivocación, confiesa en una carta a Gadamer que él es un hombre de ‘parole vive’ y elogia los encuentros con Gadamer en Béliers. Le dialogue ininterrompu: entre deux infinis, le poème /// ABSTRACT: Derrida was a Sephardic Jewish thinker who systematically questioned the edges of literary and philosophical works (unpacking and deconstructing), and whose work moves between the margins of philosophy. Known as the defender of writing, Derrida was, at heart, a thinker
of ‘parole vive’ who recognised that writing renders the word immobile. In this paper, I bring to light Derrida’s Sephardic Jewish culture (which is often unknown or overlooked), show that Derrida denounced (although
quietly) antisemitism in his dialogue with Élisabeth Roudinesco, and argue that the famous Derridean writing–speech inversion (his critique of phonocentrism) may be less deep than we tend to believe (more complex, with subtle nuances, small contradictions, and marked tensions), since Derrida argues that the image of Socrates and Plato discovered in an envoi of La carte postale could be a mistake, confesses in a letter to Gadamer that he is a man of ‘parole vive’ and praises the meetings with Gadamer in Béliers. Le dialogue ininterrompu: entre deux infinis, le poème.