Abstract
El presente artículo demuestra que el tránsito entre la naturaleza y la libertad —como es expuesto en la Introducción a la Crítica del Juicio— debe ser comprendido como un argumento teorético y práctico, cuyo propósito es demostrar la posibilidad del Sumo Bien en la naturaleza. Con este propósito, se reconstruye histórico-genéticamente el contexto en que aparece el tránsito dentro de la composición de la obra, justificando así su validez como sentido global de la Crítica. Después, se demuestra que el origen de la exigencia sobre el tránsito proviene del proyecto arquitectónico, como es interpretado a partir de la Crítica de la razón pura, lo cual permite caracterizar las condiciones que debe cumplir para ser construido. Por último, se interpreta el tránsito desde el enfoque arquitectónico y se identifican los momentos de su construcción a lo largo de la crítica del Juicio estético y del teleológico, lo que demuestra su carácter argumental teorético y práctico. A partir de lo anterior, se pretende justificar la unidad del sentido de la Crítica del Juicio, así como la complementariedad entre sus dos momentos.