Abstract
Explícita o implícitamente la relación entre poder y valor ha estado muy presente en la historia del pensamiento filosófico-político. Debido a que el poder, en cualquiera de sus formas, tiende siempre a normar y regular la convivencia y actividad conjunta entre grupos humanos, cualquier reflexión filosófica sobre su naturaleza habrá de cuestionarse, directa o indirectamente, el asunto de su racionalidad ética, de su vínculo con los valores humanos. Al mismo tiempo, pensar los valores debe conducir, tarde o temprano, a relacionarlos con el poder. En otras palabras, al tema en cuestión que nos ocupa puede (y debe) arribarse tanto desde una reflexión inicialmente centrada en el asunto del poder, como desde el estudio de los valores. Sin embargo ha sido mucho más frecuente la primera línea de desplazamiento reflexivo que la segunda. Tres ejemplos nos servirían para mostrar lo anterior: un pensador clásico de la Modernidad como Rousseau, uno de los representantes ilustres del pensamiento contemporáneo como Foucault y un intelectual mucho más cercano a nuestro contexto como Luis Villoro.