Abstract

La complejidad del mundo actual demanda de nuevas formas de pensar, diferentes a las convencionales. La educación exige cambios acelerados en la formación de los seres humanos. Cambios impredecibles que toman por sorpresa, quizá se está frente a una transformación en contextos geográficos, comunicación, convivencia con los ‘otros’; todo ello afectado por las transformaciones constantes. A la par de estas transformaciones, las grandes problemáticas sociales, ambientales, políticas, económicas continúan creciendo, no se logra alcanzar una sostenibilidad en el estilo de vida de las sociedades. Es cierto que estamos en un mundo globalizado gracias a la Internet y a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), por consecuente la información está al alcance de la mayoría de los seres humanos. Si el planeta está al frente de una globalización tecnológica, la educación también debe globalizarse, sin perder la identidad local. De ahí nace el desafío de reinventar los procesos de formación, direccionarlos hacia la transformación social, y al desarrollo de competencias profesionales básicas como el ‘aprender a vivir juntos’ bajo los cánones éticos que como civilización históricamente se practica.