Abstract
Según la versión estándar del juego de la imitación, la determinación del sexo de los
participantes no desempeña ningún papel en el testeo de la inteligencia de máquina.
Desafortunadamente, tal simplificación soslaya la teoría de la mente que fundamenta
dicho juego. Teniendo en consideración este problema, en este ensayo argumento en
contra de la simplificación del Test de Turing. En efecto, tal como sostengo, la determinación
del sexo de los participantes no debe obviarse: la mente de una mujer y su inteligencia
son imitables y no dependen de realización física específica. Esto ocurre porque
el funcionalismo de Turing supone un vínculo entre imitación, engaño y aprendizaje,
tres claves para que el proyecto de la Inteligencia Artificial tenga éxito.