Abstract
El afán de hallar un soporte antropológico u ontológico fundamental capaz de otorgar validez normativa a la crítica de la sociedad devino un recurso filosófico habitual en las contribuciones teóricas de numerosos autores a lo largo de los siglos XIX y XX. En contraste con la crítica inmanente, que se esfuerza por localizar en la propia realidad social los parámetros normativos y las posibilidades históricas para la crítica y la transformación de esa misma realidad, la crítica antropológica tomaba como criterio para la crítica y la transformación social la remisión a parámetros normativos externos, en concreto la referencia a un concepto de esencia o naturaleza humana ubicado en un nivel ontológico o antropológico fundamental. La facticidad histórica del capitalismo se cuestionaba porque invertía la esencia genérica (Gattungswesen) del ser humano, o bien porque obstaculizaba su adecuada plasmación en el plano óntico de la realidad. Se trataba, en definitiva, de crear las condiciones oportunas para una apropiación por parte del ser humano de su propia naturaleza, de su verdadera esencia.