Abstract
In this paper Peirce's notion of sign is studied to try to characterize the artistic sign as representation. Then, some considerations about the work of art as a sign are developed involving three elements: experience, expression and interpretation. Finally it is concluded that beauty requires for Peirce a peculiar balance, the imaginative conjunction of the sensible and the reasonable in an artistic sign; it requires moreover the expression of something that transcends the sensible; it requires, as a sign, an interpretation which is not exact and which implies growth. It requires, finally, love, because an artist will only reach beauty guided by agape updating and harmonizing possibilities through abduction, that is, creating new signs that give form to what does not have it; the artist only reaches beauty when he loves what he does and when he can express himself freely.
En este artículo se estudia, en primer lugar, la noción de signo de Peirce para tratar de caracterizar después el signo artístico como representación. Se desarrollan enseguida algunas consideraciones sobre la obra de arte como signo que como tal conlleva tres elementos: experiencia, expresión e interpretación. Finalmente se concluye que la belleza requiere para Peirce un peculiar equilibrio, la conjunción imaginativa de lo sensible y lo razonable en un signo artístico; requiere además la expresión de algo que trasciende lo sensible; requiere, en tanto signo, de una interpretación que no es exacta y que implica crecimiento. Requiere, por último, amor, pues el artista solo alcanzará lo bello cuando sea guiado por el ágape y a través de la abducción vaya actualizando y armonizando posibilidades, creando nuevos signos que den forma a lo que no la tiene, cuando ame lo que hace y se exprese libremente.