Abstract
El cine de Jim Jarmusch es reconocible por captar momentos de quietud en los que la acción y el drama son secundarios. Es por ello que su film Only Lovers Left Alive ha sido tan destacado por críticos y académicos. Esta película ha llevado a la pantalla la estética ruinosa de Detroit. Este artículo amplía esas recientes investigaciones, para postular que la Detroit de Jarmusch es una ciudad estéticamente inorgánica. Siguiendo a grandes rasgos los lineamientos de Wilhelm Worringer, se analiza el estilo postindustrial de la arquitectura de Detroit y la figura del vampiro. Esto permite concluir que lo inorgánico —Detroit— tiene capacidades estéticas propias, las cuales son exaltadas por el particular estilo de Jarmusch.