Abstract
Uno de los pilares del proyecto de Filosofía para Niños de Matthew Lipman lo constituye su concepción de ciudadanía democrática, en razón de que es la encargada de promover y preservar el establecimiento de una democracia de alta calidad, que representa mucho más que la mera idea de sistema de gobierno o de régimen político. En efecto, la ciudadanía democrática asume esta forma de organización de la sociedad como una manera de vivir, lo que debe traducirse en que las acciones de las personas sean solidarias y transformadoras, algo que resultaría del despliegue de las habilidades superiores del pensamiento. Por tanto, no es gratuito que esta propuesta de educación filosófica para la infancia apunte a la formación de ciudadanos razonables, ya que una tarea así requiere de la propiciación de ciertas condiciones que favorezcan el desarrollo del pensamiento multidimensional en las aulas de clase; en este sentido, el arribo a una democracia plena y reconstructiva requiere de una preparación integral en las comunidades de investigación, de cara a un ejercicio efectivo de la ciudadanía democrática. De modo que el propósito de este artículo consiste en evidenciar el lugar privilegiado que ocupa dicha ciudadanía en el constructo del filósofo y pedagogo norteamericano.