Abstract
El presente trabajo analiza el concepto de ciudadanía y algunas de sus implicaciones en el marco de las democracias occidentales actuales. Partiendo de la premisa de que ser ciudadano supone una determinada relación con un Estado, se revisan algunas de las fundamentaciones clásicas del concepto y se concluye que lo relevante es la variedad de derechos sustantivos que el Estado reconoce a sus sujetos políticos. La esencia de ser ciudadano se desvela revisando el repertorio de derechos a los que su estatuto jurídico permite acceder. Se reflexiona desde ese punto de partida sobre el momento actual, advirtiendo que la pérdida de peso político de los Estados merma derechos ciudadanos y provoca la desafección hacia la política tradicional creando nuevas formas de participación política, cuyos riesgos y virtualidades son destacados.
Finalmente, se señala la necesidad de generar estructuras de poder en las que los ciudadanos tengan la posibilidad de ejercer sus derechos políticos y cómo dicha pretensión está ligada al ideal del ciudadano cosmopolita y a instituciones internacionales que den cabida a la diversidad cultural. Se concluye apuntando el papel decisivo que juega la reflexión ética en el reconocimiento de valores mínimos que permitan alcanzar acuerdos que se traduzcan en derechos universalizables.