Abstract
Puede haber diferentes tipos de educación: para el cambio o para la inmovilidad. Una actitud posible es la que podríamos calificar como pasiva, contemplativa, acrítica, conformista, nihilista, alienada. Una tal actitud no favorece en ningún sentido al cambio social, estimula una especie de espera indiferente e insensible a que el mundo tome por sí mismo el rumbo que mejor le parezca. Es una actitud que inhibe toda acción y desconfía de la propia capacidad práctica transformadora. Sin embargo, no es ésta la única posibilidad educativa de nuestros días. Podemos y debemos fomentar un tipo de educación alternativo que busque formar una personalidad con un pensamiento crítico, cuestionador, con una actitud activa, práctica, optimista, con confianza en las posibilidades propias como individuo y como parte de una comunidad para el cambio social.