Recientemente, Alexander Bird (2007) sugirió que la ciencia progresa cuando muestra “acumulación de conocimiento justificado”. Para validar su postura, Bird contrastó sus ideas con los conceptos sobre el progreso científico construidos por Thomas S. Kuhn y Larry Laudan, respectivamente. El objetivo de Bird fue mostrar que el criterio de “resolución de problemas” defendido por estos autores, es regresivo y, por ello, anti-intuitivo. En este texto analizo los argumentos de Bird en contra de estos autores y muestro en qué fallan. Posteriormente (...) se evalúa su postura a partir de sus propios fundamentos epistemológicos. Al final, presento algunas conclusiones que pueden inferirse del presente estudio. (shrink)

The concept of dignity plays a foundational role in the more recent versions of Martha Nussbaum’s capabilities theory. However, despite its centrality to her theory, Nussbaum’s conception of dignity remains under-theorised. In this paper we critically examine the role that dignity plays in Nussbaum’s theory by, first, developing an account of the concept of dignity and introducing a distinction between two types of dignity, status dignity and achievement dignity. Next, drawing on this account, we analyse Nussbaum’s conception of dignity and (...) contrast it with Kant’s conception of dignity. On the basis of this comparison between Nussbaum and Kant, we highlight tensions between Nussbaum’s Aristotelianism, which is central to her conception of dignity, and her commitment to political liberalism. This leads us to conclude that Nussbaum’s claim that her conception of dignity is only a partial political conception is implausible and that her conception of dignity seems to commit her to a satisficing form of perfectionist liberalism. (shrink)

While we typically think of culture as defined by geography or ethnicity (e.g., American culture, Mayan culture), the term also applies to the practices and expectations of smaller groups of people. Though embedded in the larger culture surrounding them, such subcultures have their own sets of rules like those that scientists do. Philosophy of science has as its main object of studio the scientific activity. A way in which we have tried to explain these scientific practices is from the actual (...) ontological commitments that scientists do through their scientific theories. Certainly, we know scientific theories through some specific scientific language, which is, in its turn, a subset of the natural language developed by a particular culture. This study is conducted to explore and evaluate some of the most important epistemological consequences of these ontological commitments, specially the so-called ‘truth-commitment’ and its relation with a linguistic-cultural framework. There is an interesting debate between advocates and opponents of scientific realistic view of the natural world. Some lines of scientific realism argumentation assure that: (i) Mature scientific theories are approximately true. (ii) There are entities and organisms in the world that correspond with the ontology presupposed by the best scientific theories within a specific domain of scientific research and (iii) The new acceptable scientific theories should explain why past theories were successful predecessors (Colyvan 2008, Cocchiarella 2007 & Laudan 1981). Contrary, anti- realist positions ensure against the realist’s true - claim that is a semantic commitment - that the purpose of scientific theories to found the truth it is simple an unattainable goal, especially if the kind of truth they are looking for is a corresponding relation between scientific theories and the ontology of the world. Anti-realist positions held that this relation could be circular and unknowable. I do believe that there is a deep confusion between the way in which we accede to the knowledge of the constitutive structures, entities and organisms of the world (which is an epistemological matter) and the way these structures, entities and organisms are (which is an ontological matter). It seems that there is a bridge between the epistemological and ontological aspect in need for conceptual clarification. I do propose that the type of link between the two extremes have to be linguistic in nature. (shrink)

En los últimas décadas se han elaborado diferentes teorías al interior de la filosofía de la ciencia que pretenden explicar cuál es la mejor manera de entender el progreso científico cognitivo. De entre ellas sobresalen por su extensión, especificidad y alcance las propuestas de Larry Laudan y de Philip Kitcher. Laudan, siguiendo a Karl Popper, Thomas S. Kuhn y retomando varias ideas de Imre Lakatos, defendió una perspectiva funcionalista a partir de la cual propuso la resolución de problemas como el (...) mejor criterio cognitivo para evaluar el progreso científico. Por su parte, Kitcher propuso como criterio del progreso científico la producción de enunciados significativos y verdaderos, defendiendo - no sin ambigüedad - un tipo de realismo científico. En este trabajo pretendo mostrar que los criterios epistémicos, a diferencia de los criterios no epistémicos, complican innecesariamente el análisis de la progresividad científica. (shrink)

Agent-regret seems to give rise to a philosophical puzzle. If we grant that we are not morally responsible for consequences outside our control (the ‘Standard View’), then agent-regret—which involves self-reproach and a desire to make amends for consequences outside one’s control—appears rationally indefensible. But despite its apparent indefensibility, agent-regret still seems like a reasonable response to bad moral luck. I argue here that the puzzle can be resolved if we appreciate the role that agent-regret plays in a larger social practice (...) that helps us deal with bad moral luck. That agent-regret is a component in a social practice limits the questions that we can reasonably ask about it. While we can ask whether an experience of agent-regret is rational given the norms of this practice, we cannot ask the question that motivates the puzzle of agent-regret, viz. whether agent-regret is rationally defensible according to the Standard View. (shrink)

Para desarrollar este trabajo, en el primer capítulo caracterizaré con cierta extensión dos de las principales posturas funcionalistas del progreso científico, a saber, la defendida por Thomas S. Kuhn y Larry Laudan, respectivamente. Posteriormente, haré un análisis crítico de estas posturas. En particular, mostraré que un modelo de progreso científico basado en la resolución de problemas no puede pasar por alto explicar cómo es que se genera un problema científico y cómo puede ser medida no sólo la importancia cognitiva de (...) los problemas científicos a resolver; sino la importancia cognitiva que tienen las soluciones a los problemas que enfrenta la ciencia. En el segundo capítulo caracterizaré y analizaré la postura realista metafísica sobre el progreso científico desarrollada por Philip Kitcher. El análisis del modelo de Kitcher es pertinente para el presente estudio debido a que este autor integró muchas de las críticas que se le hicieron a las posturas funcionalistas anteriores a su propuesta. Sin embargo, como sugeriré en la conclusión de ese capítulo, la postura defendida por Kitcher en torno al progreso cognitivo de la ciencia fluctúa entre la defensa de un realismo de corte metafísico (Kitcher 1993 y 1995) y un realismo de corte semántico (Kitcher 2001a, 2001b, 2002 y 2007) que hace difícil entender con precisión y a cabalidad su postura. Con los anteriores elementos, en el tercer capítulo revisaré el debate entre las posturas funcionalistas y las posturas realistas sobre el progreso cognitivo de la ciencia en el marco del llamado Realismo Epistemológico Convergente, con el objetivo de evaluar si otras posturas realistas pueden explicar de mejor manera el progreso cognitivo de la ciencia. Como mostraré, el realismo epistemológico convergente requiere para su defensa de una definición conceptual precisa en relación a lo que debe entenderse por “verdad” – o “aproximación a la verdad” – y su conexión con el éxito científico; así como la relación de referencia entre las entidades y organismos teóricos observables e inobservables que la ciencia postula y el mundo natural. Para analizar estas conexiones, en este capítulo revisaré varios argumentos anti-realistas en contra de la relación cognitiva que los defensores del realismo epistemológico convergente pretenden establecer entre el éxito empírico y la verdad, por un lado, y el éxito empírico y la referencia, por el otro. Posteriormente, analizaré los contra-argumentos realistas más importantes que a mi juicio se han elaborado para defender el realismo epistemológico convergente. Finalmente, mostraré que los contra-argumentos realistas no logran ser lo suficientemente sólidos para evadir con éxito los ataques anti-realistas en torno al progreso cognitivo de la ciencia. El cuarto capítulo de este trabajo lo dedicaré a caracterizar y analizar la postura fundacionista defendida por Alexander Bird. Este autor sostuvo que la ciencia progresa cuando muestra “acumulación de conocimiento justificado”. Para validar su postura, este autor contrastó sus ideas con los conceptos sobre el progreso científico construidos precisamente por Kuhn y Laudan, respectivamente. El objetivo de Bird fue mostrar que el criterio de “resolución de problemas” defendido por estos autores es regresivo y, por ello, anti-intuitivo. En este capítulo analizo los argumentos de Bird, muestro en qué fallan para, finalmente, evaluar su postura a partir de sus propios fundamentos epistemológicos. En el quinto y último capítulo del libro ofreceré algunas conclusiones que pueden ser inferidas del presente estudio. (shrink)

Philosophers have often understood self-knowledge's value in instrumentalist terms. Self-knowledge may be valuable as a means to moral self-improvement and self-satisfaction, while its absence can lead to viciousness and frustration. These explanations, while compelling, do not fully explain the value that many of us place in self-knowledge. Rather, we have a tendency to treat self-knowledge as its own end. In this article, I vindicate this tendency by identifying a moral reason that we have to value and seek self-knowledge that is (...) independent of the reason that we have to value the beneficial ends that it helps us achieve. I argue that we are in an inescapable relationship with ourselves that requires both self-love and self-respect. Self-love gives us a noninstrumental reason to know ourselves, while self-respect demands that we take this reason seriously. To pursue a project of self-discovery carefully and for its own sake, then, is part of what it is to stand in a loving and respectful relationship with ourselves. -/- . (shrink)

-/- Caring for loved ones with dementia can sometimes necessitate a loose relationship with the truth. Some might view such deception as categorically immoral, and a violation of our general truth-telling obligations. I argue that this view is mistaken. This is because truth-telling obligations may be limited by the particular relationships in which they feature. Specifically, within caregiving relationships, we are often permitted (and sometimes obligated) to deceive the people with whom we share them. Our standing to deceive follows from (...) certain features of caregiving relationships. Specifically, they are relationships that involve obligations to promote a person's interests and values (and not simply their autonomy), that often permit us to assume the hypothetical consent of the person with whom we share them, and in which we are often entitled to act out of self-interest. Once we appreciate these features, we will be able to recognize that the truth-telling norms governing our relationships with loved ones with dementia do not represent a radical departure from our general truth-telling obligations, but are instead consistent with truth-telling norms that feature in other caregiving relationships. In addition, we will be able to understand why we may feel conflicted about lying to loved ones with dementia, even when lying is permissible. (shrink)

In this paper I shall argue in Section II that two of the standard arguments that have been put forth in support of Einstein’s Special Theory of Relativity do not support that theory and are quite compatible with what might be called an updated and perhaps even an enlightened Newtonian view of the Universe. This view will be presented in Section I. I shall call it the neo-Newtonian Theory, though I hasten to add there are a number of things in (...) it that Newton would not accept, though perhaps Galileo might have. Now there may be other arguments and/or pieces of empirical evidence which support the Special Theory of Relativity and cast doubt upon the neo-Newtonian view. Nevertheless, the two that I am going to examine are usually considered important. It might also be claimed that the two arguments that I am going to examine have only heuristic value. Perhaps this is so but they are usually put forward as supporting the Special Theory and refuting the neo-Newtonian Theory. Again I must stress that it is not my aim to cast any doubt on the Special Theory of Relativity nor on Einstein. His Special Theory and his General Theory stand at the zenith of human achievement. My only aim is to cast doubt on the assumption that the two arguments I examine support the Special Theory. (shrink)

This paper explores relationships between environment and education after the Covid-19 pandemic through the lens of philosophy of education in a new key developed by Michael Peters and the Philosophy of Education Society of Australasia. The paper is collectively written by 15 authors who responded to the question: Who remembers Greta Thunberg? Their answers are classified into four main themes and corresponding sections. The first section, ‘As we bake the earth, let's try and bake it from scratch’, gathers wider philosophical (...) considerations about the intersection between environment, education, and the pandemic. The second section, ‘Bump in the road or a catalyst for structural change?’, looks more closely into issues pertaining to education. The third section, ‘If you choose to fail us, we will never forgive you’, focuses to Greta Thunberg’s messages and their responses. The last section, ‘Towards a new normal’, explores future scenarios and develops recommendations for critical emancipatory action. The concluding part brings these insights together, showing that resulting synergy between the answers offers much more then the sum of articles’ parts. With its ethos of collectivity, interconnectedness, and solidarity, philosophy of education in a new key is a crucial tool for development of post-pandemic education. (shrink)

LEITE (Fábio Rodrigo) – STOFFEL (Jean-François), Introduction (pp. 3-6). BARRA (Eduardo Salles de O.) – SANTOS (Ricardo Batista dos), Duhem’s analysis of Newtonian method and the logical priority of physics over metaphysics (pp. 7-19). BORDONI (Stefano), The French roots of Duhem’s early historiography and epistemology (pp. 20-35). CHIAPPIN (José R. N.) – LARANJEIRAS (Cássio Costa), Duhem’s critical analysis of mecha­ni­cism and his defense of a formal conception of theoretical phy­sics (pp. 36-53). GUEGUEN (Marie) – PSILLOS (Stathis), Anti-­scepticism and epistemic humility (...) in Pierre Duhem’s philosophy of science (pp. 54-72). LISTON (Michael), Duhem : images of science, historical continuity, and the first crisis in physics (pp. 73-84). MAIOCCHI (Roberto), Duhem in pre-war Italian philos­ophy : the reasons of an absence (pp. 85-92). HERNÁNDEZ MÁRQUEZ (Víctor Manuel), Was Pierre Duhem an «esprit de finesse» ? (pp. 93-107). NEEDHAM (Paul), Was Duhem justified in not distinguishing between physical and chemical atomism ? (pp. 108-111). OLGUIN (Roberto Estrada), «Bon sens» and «noûs» (pp. 112-126). OLIVEIRA (Amelia J.), Duhem’s legacy for the change in the historiography of science : An analysis based on Kuhn’s writings (pp. 127-139). PRÍNCIPE (João), Poincaré and Duhem : Resonances in their first epistemological reflec­tions (pp. 140-156). MONDRAGON (Damián Islas), Book review of «Pierre Duhem : entre física y metafísica» (pp. 157-159). STOFFEL (Jean-François), Book review of P. Duhem : «La théorie physique : son objet, sa structure» / edit. by S. Roux (pp. 160-162). STOFFEL (Jean-François), Book review of St. Bordoni : «When historiography met epistemology» (pp. 163-165). (shrink)

Goffman’s (1959) dramaturgical identity theory requires modification when theorising about presentations of self on social media. This chapter contributes to these efforts, refining a conception of digital identities by differentiating them from ‘corporatised identities’. Armed with this new distinction, I ultimately argue that social media platforms’ production of corporatised identities undermines their users’ autonomy and digital well-being. This follows from the disentanglement of several commonly conflated concepts. Firstly, I distinguish two kinds of presentation of self that I collectively refer to (...) as ‘expressions of digital identity’. These digital performances (boyd 2007) and digital artefacts (Hogan 2010) are distinct, but often confused. Secondly, I contend this confusion results in the subsequent conflation of corporatised identities – poor approximations of actual digital identities, inferred and extrapolated by algorithms from individuals’ expressions of digital identity – with digital identities proper. Finally, and to demonstrate the normative implications of these clarifications, I utilise MacKenzie’s (2014, 2019) interpretation of relational autonomy to propose that designing social media sites around the production of corporatised identities, at the expense of encouraging genuine performances of digital identities, has undermined multiple dimensions of this vital liberal value. In particular, the pluralistic range of authentic preferences that should structure flourishing human lives are being flattened and replaced by commercial, consumerist preferences. For these reasons, amongst others, I contend that digital identities should once again come to drive individuals’ actions on social media sites. Only upon doing so can individuals’ autonomy, and control over their digital identities, be rendered compatible with social media. (shrink)

Mackenzie Graham has made an important contribution to the literature on decisionmaking for patients with disorders of consciousness. He argues, and I agree, that decisions for unresponsive patients who are known to retain some degree of covert awareness ought to focus on current interests, since such patients likely retain the kinds of mental capacities that in ordinary life command our current respect and attention. If he is right, then it is not appropriate to make decisions for such patients by (...) appealing to the values they had in the past, either the values expressed in an advance directive or the values recalled by a surrogate. There are two things I wish to add to the discussion. My first point is somewhat critical, for although I agree with his general conclusion about how, ideally, such decisions should be approached, I remain skeptical about whether his conclusion offers decisionmakers real practical help. The problem with these cases is that the evidence we have about the nature of the patient’s current interests is minimal or nonexistent. However—and this is important—Graham’s conclusion will be extremely relevant if in the future, our ability to communicate with such patients improves, as I hope it will. This leads to my second point. Graham’s conclusion illustrates a more general problem with our standard framework for decisionmaking for previously competent patients, a problem that has not been adequately recognized. So, in what follows, I explain the problem I see and offer some brief thoughts about solutions. (shrink)

This doctoral thesis examines the phenomenon of Filipinization, specifically understood as the ideological construction of a “Filipino identity” or ‘Filipino subject-consciousness” within the highly determinate context provided by the Filipino ilustrado nationalists such as José Rizal, Marcelo H. del Pilar and their fellow propagandists inasmuch as it leads to the nineteenth (19th) century construction of the modern Philippine nation. Utilizing Jacques Derrida’s deconstructive thinking, this study undertakes a genealogical critique engaged on the concrete historical examination of what is meant by (...) the term “Filipino” across a select historical timeline (1864-1898) and the various notions of Filipino identity implied by the different contexts within which the term “Filipino” has been employed. More specifically, it undertakes a selective philosophical excavation of three seminal texts in the history of Filipinization, viz.: 1) the Manifiesto of Padre Jose Burgos; 2) the writings of the Filipino ilustrados in La Solidaridad; and 3) Jose Rizal’s Annotations on Dr. Antonio de Morga’s Sucesos de las Islas Filipinas. -/- The philosophical claim of this work is the idea that Filipinization, taken as the differential construction of Filipino identity, is the effective translation of the colonial epistemic violence of Eurocentric racism and its consequent “horror of absolutism” into the homo-hegemony of Filipino nationalisms. By fetishizing the notion of a carefully constructed and essential “Filipino-identity,” Filipinization and the current nationalist discourses that utilize them, unwittingly, stands complicit with the same colonial violence and hegemony that they wish to combat. This happens precisely when the very structures of colonial oppression, on the ideological and practical levels, are transmogrified into nationalist ideals that assume legal and political power unto themselves in a self-referential and self-legitimating fashion. -/- Three processes will demonstrate the above thesis: first, by examining historical texts and setting itself against established nationalist historiographies, a genealogical analysis of the term “Filipino” reveals it as a pliable signifier whose semantics have evolved through time. From its originary referent in the Spanish criollo (creole), it has come to refer to people who would have been otherwise entirely alien to this class, viz., the mestizos (both Spanish and Chinese), the principalia (native elite), and eventually, the lowland Catholicized natives themselves. The historical hermeneutic of this identity-discourse in Padre José Burgos’ Manifiesto yields the fact that what gives the term “Filipino” its semantic consistency as a class concept is its essential constitution as a Hispanic and Catholic identity. -/- Second, from this semantic identification of the term “Filipino” as a Hispano-Catholic identity, we proceed to clarify the meaning of Filipinization in terms of the nationalist propaganda carried out by the Filipino ilustrados in the fortnightly periodical La Solidaridad. Here, the specific ilustrado construction of Filipino identity as a Spanish citizen (ciudadano Español) is revealed precisely as a political and legal construct that served as the basis for their own politics of social inclusion/exclusion. Filipinization can only be applied to those who have been hispanized and Christianized and never to those tribes who have resisted and remained outside Spanish colonial authority. Filipinization is thus revealed as a process of Hispanization and Christianization whereby the recipients of Spanish colonial hegemony are transformed into the religiously docile bodies of the Spanish Empire. -/- From this highly determinate context, the study proceeds to examine Rizal’s ontological grounding of collective Filipino-ness in the mythological construction of the pre-hispanic past as the source of a unique Filipino ancestrality. In his work on de Morga’s Sucesos, what is revealed is a mythologization that grounds a native, essential Filipino identity within a past unscathed by the Spanish colonial experience. Such mythologization, however, can only be possible through an anachronistic nationalist interpretation of historical data. Here, Filipinization is revealed as an exclusive prerogative, a nationalist program by which Rizal and the ilustrado class can combat the evils and excesses of the Spanish colonial enterprise. Ironically, though, this same struggle for emancipation also became an instrument by which the ilustrado class can retain their unjustified position of power over those who belonged to the colonial underside, thus, securing the possibility of perpetuating their own ilustrado bourgeois class interests. -/- Such discursive complicity is the essence of the myth of Filipinization: it presents nationalist identity discourse as an anti-colonial enterprise while being underlined by an economy of motives designed to cater primarily to the exclusive interests of the elite and ilustrado class. Thus, instead of securing the genuine, inclusive emancipation of all colonial subjects and a more humane existence for the poor and suffering majority, ilustrado nationalism has, ironically, merely reinforced those operative structures of colonial discrimination and oppression when the ilustrados: 1) grounded their racial theory upon the very same discourse of Eurocentric superiority that they are precisely supposed to question and 2) claimed a patrimony over Filipinas as their exclusive sovereign inheritance. These two factors illustrate how the manifest transfer of power from the Spanish Empire to the Philippine sovereign nation (and later as a nation-state) illustrate how Filipinization merely has transmogrified the face of Spanish colonialism into its new, subtle, and worse form in Filipino nationalism. -/- In this vein, the existence of the 19th century modern Philippine nation merely masked and deferred the crisis that was supposed to transfer power from the Spanish Empire to the multitude of the poor and suffering native indio majority. This crisis became all the more difficult to address be-cause of the duplicitous character of the discourse of Filipinization itself. It has not only effectively transferred power into the hands of the nationalist elite but also captured authentic emancipatory discourse within the identity-trap against which it can only hope to get out. This study concludes with the claim about the impossibility of ever escaping and overcoming the epistemic and practical violence necessarily contained within the historical discourse of colonialism. Or simply, we have no language or discourse that would enable us to overcome the complicity of Filipinization with the very (epistemic) violence against which it has set itself. (shrink)

I explore how agent-regret and its object—faultlessly harming someone—can call for various responses. I look at two sorts of responses. Firstly, I explore responses that respect the agent’s role as an agent. This revolves around a feature of “it was just an accident”—a common response to agent-regret—that has largely gone ignored in the literature: that it can downplay one’s role as an agent. I argue that we need to take seriously the fact that those who have caused harms are genuine (...) agents, to ignore this fails to allow these agents to move on. Secondly, following Sussman and MacKenzie, I explore responses that benefit the victim. I argue that we should strive to understand how to configure these responses in a way that does not blame the agent. To do this I look at the role of actions in our self-understanding, as people who have done particular things. I end by briefly considering the ways in which tort law and restorative justice might help us to understand how to appropriately respond to accidentally harming someone. I urge that we need to take this as a starting point to find a better way to respond to the agents of faultless harms. (shrink)

Ever since Freud pioneered the “talking cure,” psychologists of various stripes have explored how autobiographical narrative bears on self-understanding and psychic wellbeing. Recently, there has been a wave of philosophical speculation as to whether autobiographical narrative plays an essential or important role in the constitution of agentic selves. However, embodiment has received little attention from philosophers who defend some version of the narrative self. Catriona Mackenzie is an important exception to this pattern of neglect, and this paper explores (...) class='Hi'>Mackenzie’s work on embodiment and self-narrative with the aim of better understanding the adequacy of autobiographical narrative as an account of the agentic self. I argue that Mackenzie’s narrative account of embodied subjectivity and agency is incomplete, for it over-estimates the reach of narrative and underestimates the cognitive and agentic powers of the lived body. (shrink)

SOCIOLOGIA DO TRABALHO: O CONCEITO DO TRABALHO DA ANTIGUIDADE AO SÉCULO XVI -/- SOCIOLOGY OF WORK: THE CONCEPT OF WORK OF ANTIQUITY FROM TO THE XVI CENTURY -/- RESUMO -/- Ao longo da história da humanidade, o trabalho figurou-se em distintas posições na sociedade. Na Grécia antiga era um assunto pouco, ou quase nada, discutido entre os cidadãos. Pensadores renomados de tal época, como Platão e Aristóteles, deixaram a discussão do trabalho para um último plano. Após várias transformações sociais entre (...) diferentes eras e povos, o trabalho foi ganhando espaço nos debates entre os povos, como os caldeus, hebreus e romanos. O trabalho conferiu-se no escopo da discussão social. Na Idade Média, com Agostinho, Santo Aquino e outros o labor foi concebido como algo benéfico e divino. O que se via como algo “escravo” ao povo, transformou-se em necessidade e benevolência divina. -/- Palavras-chave: Conceito; Trabalho; História; Definição. -/- ABSTRACT -/- Throughout the history of mankind, work has figured itself in different positions in society. In ancient Greece it was a little matter, or almost nothing, discussed among the citizens. Renowned thinkers of such a time, like Plato and Aristotle, left the discussion of the work for a last plan. After several social transformations between different eras and peoples, work was gaining space in the debates among peoples, such as the Chaldeans, Hebrews and Romans. The work has taken place within the scope of social discussion. In the Middle Ages, with Augustine, Saint Aquinas and others the work was conceived as something beneficial and divine. What was seen as something “slave” to the people, became need and divine benevolence. -/- Keywords: Concept; Work; History; Definition. -/- BASES TEMÁTICAS DESSE TRABALHO -/- ➢ O trabalho é um conceito construído socialmente; -/- ➢ A modernidade trouxe consigo mudanças significativas quanto à valorização do trabalho; -/- ➢ A origem dos mercados de trabalho, juntamente com o surgimento do capitalismo, minimizou o trabalho como um mero emprego assalariado; -/- ➢ O trabalho, no entanto, apresenta múltiplas manifestações nas nossas sociedades. -/- 1. A VISÃO GREGA DE TRABALHO -/- Comecemos pelos gregos, uma civilização excitante que, durante muitos séculos antes de Cristo, já começava a elaborar riquíssimas reflexões sobre vários aspectos da vida humana. No entanto, surpreende aqueles de nós que já ler os primeiros filósofos gregos, como entre tantas análises rigorosas e “diálogos”, um elemento tão central na vida social dos povos, como o trabalho havia tido escassa repercussão. A explicação só faz sentido, justamente, ao analisar a valorização que esses grandes pensadores tinham acerca do nosso objeto de estudo que é o trabalho. Embora, como supracitado, os gregos não tivessem uma visão unânime sobre o trabalho, não é menos certo assinalar que para esta civilização o trabalho foi considerado um fato altamente desvalorizado. O trabalho, para eles, dado a sua vinculação com a dimensão de constrangimento e necessidades, limitava a liberdade dos indivíduos, condição indispensável para integrar o mundo da “pólis” na qualidade de cidadão. O homem livre realizava atividades absolutamente desinteressadas: a atividade intelectual (que não era considerada trabalho) fazia parte do ócio e da contemplação. O trabalho, reservado apenas aos escravos, como bem sinala Hopenhayn (1955), significava uma mera função produtiva. Portanto, o escravo passou a ser unicamente uma força de trabalho. Como tal, ele não tem personalidade e pertence ao seu mestre, como uma coisa entre muitas. Como objeto de propriedade, escapa ao pensamento antropológico que domina a filosofia sofista e socrática, porque para o cidadão grego falar de escravo não implica um sujeito pensante, senão uma coisa ou, no máximo, a força. Também escapa ao pensamento platônico, porque, como uma coisa, parece totalmente desvalorizado na construção idealista-dualista da realidade (HOPENHAYN, 1988. p. 23 – Tradução própria). -/- Três termos fundamentais que devemos recordar da tradição grega: -/- 1 – Ponos: penalidade, fadiga; -/- 2 – Banausia: trabalho mecânico, e -/- 3 – Ergon: realização. -/- Vejamos como essa noção de trabalho é construída como algo servil (ponos), ao qual uma visão positiva de lazer e contemplação foram contrastadas como uma atividade puramente humana e libertadora. As raízes do supracitado são encontradas no valor eticamente supremo da autarquia socrática. Segundo essa noção alcunhada por Sócrates (469-399 a.C.), todo aquele que trabalha está submetido tanto à matéria como aos homens para quem trabalha. Nessa medida, sua vida carece de autonomia e, portanto, de valor moral. Naturalmente, não só os escravos, mas também qualquer trabalhador dedicado a todos os tipos de tarefas manuais, foram desprezados por um pensamento helênico indubitavelmente aristocrático. Para Platão (427-347 a.C.), de origem aristocrática, descendente do último rei de Atenas e discípulo de Sócrates, a autarquia continua a ser perpetrada como um valor ético supremo e, em consonância com os interesses da aristocracia fundiária, afirmava que somente a agricultura evocava autêntica autonomia. Dessa forma, o pensamento platônico restringiu a participação política a escravos, comerciantes e artesãos. Todos eles têm em comum a dependência das condições materiais em que produzem e trocam mercadorias. O plano político estará intimamente relacionado ao econômico-trabalhista: somente quem é capaz de governar a si mesmo (e como sabemos, acontece com aqueles que não trabalham ou possuem terras), pode governar os outros. Somente a liberação total da prática mundana do trabalho abre as possibilidades de dedicar-se, como fez Platão, à contemplação (σχολή), à filosofia e às ciências, e por meio disso saber distinguir o bem do mal, o justo do injusto, o verdadeiro do falso. Quem poderia dedicar-se a tais “tarefas nobres”? Evidentemente, aqueles que não precisam fazer parte da população trabalhadora, isto é, a aristocracia. Esse sistema de governo aristocrático foi defendido, obviamente, por Platão. Em sua “A República” sinala que o governo perfeito é o aristocrático, e que a este se sucedem a timocracia (governo dos guerreiros), a oligarquia (dos ricos) e a democracia (“governo daqueles que amam o prazer, a mudança e a liberdade), que perece por seus excessos nas mãos de alguns homem audaz que se coloca à frente do povo para defender a democracia e “do tronco desses protetores do povo nasce o tirano”, dando origem à tirania.(2) Em seu diálogo “Político” podemos ler: Aqueles que possuem a si mesmos através da compra, e aqueles que podem ser chamados sem nenhuma discussão de escravos, não participam da arte real [...] E todos aqueles que são livres, se dedicam espontaneamente a atividades servis como as supracitadas, transportando e trocando produtos da agricultura e de outras artes; que nos mercados, indo de cidade em cidade por mar e terra, trocando dinheiro por outras coisas ou por dinheiro, o que chamamos de banqueiros, comerciantes, marinheiros e revendedores, poderão, por acaso, reivindicar para eles algo da ciência política? [...], mas também aqueles que estão dispostos a prestar serviços a todos por salários ou por subsídios, nunca os encontramos participantes na arte de governar [...] Como os chamaremos? Como você acabou de dizer agora: servidores, mas não governantes dos estados (PLATÃO, 1983. pp. 237-8 – adaptado). Esse estado ideal que Platão projetou em seus ensinamentos estava longe, a propósito, da democracia ateniense defendida por Péricles. De certa forma, Platão só confiava em uma elite no poder constituída por uns poucos (oligarquia) que não deveriam se render às tarefas servis da produção e circulação das riquezas. Para ele, as crianças aristocráticas deveriam ser selecionadas desde a infância, recebendo uma educação suficiente tanto em filosofia quanto nas “artes da guerra”. Aos trinta anos, eles já seriam capazes de passar por um exame donde seriam selecionados os “filósofos-reis” encarregados do governo. De fato, no entanto, suas concepções de governo nunca poderiam ser executadas com pureza; ou pela chamada “contrarrevolução aristocrática”, ou pela invasão estrangeira subsequente. Essa visão do trabalho que estamos a analisar, como bem sinala Henri Arvon (1914- 1992), conduz a uma sociedade basicamente conservadora e estancada no produtivo. (3) A ideia de liberdade, ócio e contemplação como valores superiores, propõe um desprezo pelo trabalho que, como vimos, é uma atividade puramente transformadora. Há aqueles que, mediante tal contestação, arriscam fundamentar que grande parte do subdesenvolvimento tecnológico na Grécia derive justamente a essa cultura tão peculiar em relação ao trabalho. Caso contrário, se houvesse escravos, por que avançar em conhecimentos que facilitaram o trabalho? Não nos surpreende, nesse sentido, que uma civilização capaz de criar conhecimentos espetaculares em áreas particularmente complexas como a geometria (Euclides), por outro lado, não soubesse (ou não gostaria) de avançar em conhecimentos técnicos aplicáveis ao campo econômico-trabalhista. Já vimos como a cidadania era o escopo da de alguns aristocratas da civilização helênica. Hannah Arendt (1906-1975) sinalava que os gregos distinguiam entre os escravos, os inimigos vencidos (dmôes ou douloi) que estavam encarregados do trabalho doméstico, e os demiourgoi, homens livres para se deslocarem do domínio privado para o público. Somente depois do século V, sinala Arendt, a pólis começou a classificar as ocupações de acordo com os esforços que eles exigiam. Nisso, Aristóteles (384-322 a.C.) teve que desempenhar um papel preponderante que colocou aqueles cujo “corpo está mais deformado” na faixa mais baixa. Ele não admitiria, portanto, aos estrangeiros (os escravos), nem tampouco aos banausoi, antes dos demiourgoi, trabalhadores e artesãos que deviam resignar-se ao mundo dos “oikos”. Estes, não só estavam submetidos à necessidade como eram incapazes de ser livres, mas também incapazes de governar a parte “animal” do seu ser (República, 590). Serão eles, não obstante, aqueles que permitem o florescimento da chamada democracia helênica, pois, quem senão os trabalhadores (escravos ou artesãos) poderia manter com seu esforço o ócio e a contemplação dos “homens livres”, cidadãos do mundo? Como foi supracitado, será Aristóteles quem delimitará ainda mais os direitos de cidadania. Sua cidade ideal, como em Platão, diferenciaria os governantes dos governados. O primeiro, constituído pela classe militar, estadistas, magistrados e sacerdócio. O segundo, pelos agricultores, artesãos e os camponeses. Com os comerciantes há uma certa ambivalência: embora ele considerava uma ocupação antinatural, estava disposto a admiti-los até certo ponto em sua cidade ideal, cuja base seguiria sendo a escravidão. Em sua Política, ele explana: A cidade mais perfeita não fará do trabalhador manual (artesão) um cidadão. Caso o admitir como tal, a definição de virtude cívica [...] não alcança todos os cidadãos, nem apenas os homens livres, mas só os que estão isentos de trabalhos indispensáveis à sobrevivência. Destes, os que estão a serviço de um só indivíduo, são escravos; os que servem a comunidade, são trabalhadores manuais (artesãos) ou trabalhadores não qualificados (ARISTÓTELES, 1998. p. 203). Tampouco compreenderá os agricultores como reivindicava Platão: “Tampouco deverão ser agricultores os futuros cidadãos, pois para a formação de sua virtude e para a atividade política, o ócio é necessário”. Essa prolifera discussão ocorreu em uma civilização onde começaram a surgir as primeiras mudanças produtivas derivadas do crescimento econômico feito do descobrimento do ferro, e sua posterior divisão do trabalho, onde florescem os grupos de comerciantes e a aristocracia proprietária de terras começa a dominar. Os pensadores da época, mais aliados a estes últimos, contrariavam os princípios da acumulação comercial. Em sua Política, Aristóteles aconselha os cidadãos a absterem-se de qualquer profissão mecânica e de toda especulação mercantil. O primeiro, porque limita intelectualmente, e o segundo, porque degrada o ético. Somente o ócio (scholé), para esses pensadores, permite a virtuosidade e a capacidade de julgar. A Koinonia politiké (comunidade dos homens livres) era típica daqueles que não precisavam de trabalho, relegando a população trabalhadora ao mero âmbito da reprodução material (chrematistiké), o que só era possível em um contexto de alta divisão do trabalho onde um grupo minoritário (oligarquia) vivia à custa do trabalho da maioria (muitos deles escravos). O termo “ócio” provém de “scholé”, entendido entre os gregos como tempo para si mesmo, para a contemplação (sjolé) e, portanto, para a formação (scholé = escola). Desse ponto de vista, o ócio para os gregos é um fim em si mesmo. Entre os romanos, no entanto, adquire outra conotação. Em latim octium, designa o campo contraposto ao neo-octium (negócio), ou seja, é o tempo de descanso que permite dedicar-se ao negócio. Tal visão sobre o trabalho e o ócio, respectivamente, não foi, no entanto, como supracitado no início, unanimemente desenvolvida em toda a história da civilização helênica. Os textos de Homero(4) (séculos IX e VIII a.C.) são mais reservados a respeito, mas acima de tudo, na Grécia antiga encontramos autores como Hesíodo (século VIII), que postulavam outras teses. Para o autor de “Os trabalhos e os dias”, o trabalho se constituía em um justo e necessário castigo que Zeus impôs aos homens pelo pecado de Prometeu. Note a similitude com a crença bíblica que veremos adiante. Hesíodo explana: Lembre-se sempre do meu conselho e trabalhe [...] os deuses e os homens se indignam com quem ocioso vive, semelhante em caráter aos zangões sem ferrão, que consomem o esforço das abelhas [...] O trabalho não é nenhuma desonra; desonra é não trabalhar (HESÍODO, 2012. p. 93 e 95). Também entre alguns sofistas (aqueles que vendiam sua sabedoria a quem gostaria de comprá-la), como Protágoras (século V a.C.), “o primeiro e o maior deles”(5), coloca o estudo e a arte (técnica) na mesma faixa, e Antifonte (século V a.C.) disse: “[...] e as honras e preços, e toda a espécie de encorajamento que Deus incumbiu aos homens, devem necessariamente resultar de fadiga e suor”. Como conviveu a cultura grega com essas noções tão diferentes? Tenho a ideia, juntamente com Hopenhayn, que o desprezo dos pensadores gregos pelo manual foi causado pela violência dos guerreiros e dos aristocratas de plantão, que impuseram aos seja derrotados o jugo. Do trabalho árduo e difícil. Porque a aristocracia queria trabalhar nessas condições? A própria divisão do trabalho em si possibilitou o crescimento da civilização helênica, estava gerando diferentes classes com visões distintas sobre o trabalho. Por outro lado, surgiram os camponeses pobres, os derrotados e aqueles que tinham que viver do trabalho artesanal. Essas pessoas, na maioria das vezes isoladas do mundo da “polis”, gerariam suas próprias leituras dos acontecimentos, seus próprios espaços para o desenvolvimento cultural, inclusive sua própria religião, distante daquela imposta pela visão aristocrática, olímpica, contemplativa e estética dos “homens livres”. -/- 2. A VISÃO DOS CALDEUS ACERCA DO TRABALHO -/- A leitura de outros povos e civilizações sobre este tema tem sido diferente. Entre os caldeus, por exemplo, a visão pejorativa analisada entre os gregos não é registrada. Nas escrituras sagradas da religião de Zaratustra (o Avesta), lemos: “É um santo aquele que constrói uma casa, na qual mantém o fogo, o gado, sua mulher, seus filhos, os bons párias. Aquele que faz a terra produzir trigo, que cultiva os frutos do campo, cultiva corretamente a pureza” (HOPENHAYN, 1988. p. 35). Para os caldeus, como se pode observar, o trabalho implica, de uma posição diametralmente oposta à helênica, uma contribuição na ordem econômica, mas também na espiritual. Trabalhar não é só “cultivar o trigo” (dimensão das necessidades fisiológicas), mas também “cultivar a pureza”, dimensão esta, relacionada com a satisfação das necessidades espirituais. Por que apreciamos uma diferença tão acentuada entre essas culturas? Provavelmente, os diferentes graus de desenvolvimento dos povos levaram a isso. Enquanto entre os gregos primava uma divisão do trabalho, onde alguns tinham o status de “homens livres” dedicados à contemplação e ao ócio, outros não tinham escolha a não ser trabalhar, em uma situação de domínio em relação às naturezas daqueles que o empregaram. Esse não foi o caso dos caldeus, que possuía um escasso dividido trabalho, em que a todos se correspondia uma atividade laboriosa. -/- 3. A VISÃO DOS HEBREUS SOBRE O TRABALHO -/- No meio do caminho entre os caldeus e os gregos, encontramos a avaliação do trabalho feita pelos hebreus, dessa vez, tingindo de ambivalências. Tal como ponderava Hesíodo entre os gregos, para os hebreus, o trabalho se constituía de um mal necessário; em um meio para expiar os pecados; dessa vez não de Prometeu, mas de Adão e Eva. Vamos ver, no entanto, alguns aspectos mais complexos. A primeira coisa a se notar da perspectiva hebraica (compartilhada com o cristianismo) é o que se resulta da leitura do livro de Gênesis, aquela história poética e cheia de imagens para elucidar facilmente a origem da criação. Lá se estabelece a ideia de um deus criador-trabalhador: “No princípio Deus criou o céu e a terra [...] No sétimo dia Deus já havia concluído a obra que realizara, e nesse dia descansou [...] de toda a obra que realizara na criação”.(7) Esse Deus como primeira causa (São Tomás de Aquino (1225-1274)) denota laboriosidade seu correspondente descanso, um binômio que será fundamental para compreender a evolução do direito do trabalho e do direito ao descanso semanal contemporâneo. Digamos, em segundo lugar, que o Senhor Deus providenciou o trabalho no Éden: “O Senhor Deus colocou o homem no jardim do Éden para cuidar dele e cultivá-lo”.(8) Portanto, não é certa a ideia de que o trabalho é o resultado do pecado: ao contrário, é um trabalho árduo aquele que deriva do pecado segundo a tradição hebraico-cristã. Antes, na ausência do pecado, havia uma espécie de bom trabalho. Foi o pecado original, que levou Deus a condenar Adão e Eva, e por isso a toda a humanidade, a “ganhar o pão com o suor da sua testa”. “Por isso o Senhor Deus o mandou embora do jardim do Éden para cultivar o solo do qual fora tirado”. (9) O Talmude diz: “Se o homem não encontra seu alimento como animais e pássaros, precisa ganhá-los, isso se deve ao pecado”. Essa sentença, de caráter histórico, promove a ideia de trabalho como meio para expiar o pecado original, mas também como meio para produzir; isto é, legitimando a mudança inerente a todo trabalho e, portanto, legitimando também aquela vontade transformadora que caracterizou desde sempre os povos hebreus.(10) Agora, ao contrário dos caldeus, para os hebreus da antiguidade, o trabalho nunca teve um fim ético em si mesmo, mas foi constituído apenas como um meio. Essa visão esteve sempre presente, e caracteriza muito claramente a concepção que muitos integrantes de nossas sociedades contemporâneas possuem sobre o trabalho, além da religião de cada um. -/- 4. OS ROMANOS E O TRABALHO -/- Os romanos, por sua vez, deram uma importante contribuição para o desenvolvimento do conceito de trabalho. Se bem que, a grosso modo, não houvesse grandes diferenças com o pensamento dos gregos, com quem eles tinham em comum, além disso, uma maior divisão do trabalho fruto do desenvolvimento econômico e o uso massivo de mão de obra escrava(11); a maior contribuição do ponto de vista de sua originalidade histórica estava presente na tradição jurídica que inauguraria o Império Romano. O maior impacto por meios jurídicos e não filosóficos é explicado pelo fato de que os romanos, ao contrário dos gregos, não conseguiram “inspirar” a produção de grandes pensadores sociais. Com efeito, para os romanos, como o escravo não era considerado uma pessoa, o viam-no desprovido de personalidade jurídica. Isso conduziu a negação da relação de trabalho entre a pessoa encarregada de um trabalho manual (escravo) e seu dono. Tal relação correspondia, acima de tudo, ao direito de propriedade que os juristas romanos haviam garantido quase sem limites para seus cidadãos. O problema, como aponta Hopenhayn, surgiu quando o proprietário não ocupa seu escravo, mas aluga-o para terceiros. Surge assim a figura do arrendamento de serviços, que deriva do arrendamento das coisas. Porém, como na realidade o que se alugava era a força de trabalho, a qualidade jurídica desloca-se para a atividade realizada pelo escravo. Dessa forma, a atividade do trabalhador, primeiro do escravo, posteriormente do homem livre, começa a ser tratada como uma coisa, e se converte em antecedente do arrendamento de serviços do Direito Civil moderno. Ademais, na tradição romana, o trabalho manual estava desprestigiado. Cícero (106-43 a.C.) em De Officiis, estabeleceu com fria claridade “ipsa merces est auctoramentum servitius”(12) (todo trabalho assalariado é trabalho escravo). A vida era difícil para esses trabalhadores: nos territórios sob domínio romano, Augusto (63-14 a.C.) tinha imposto um tributo à todos os homens que exerciam algum tipo de trabalho manual, além do imposto à residência, às valas e outros mais particulares como o imposto para a detenção de porcos. Certamente, aqueles que levaram a pior parte no tempo da Roma Imperial foram os escravos (servi) sob domínio e propriedade de seus donos (domini). Me seus tempos de auge, a demanda de escravos em Roma era de 500.000 ao ano. Se compararmos com os 60.000 escravos negros trazidos a América nos anos de maior tráfico, teremos uma ideia mais ou menos exata da magnitude desse triste fenômeno. -/- 5. O CRISTIANISMO E O TRABALHO -/- As mensagens do cristianismo primitivo, são inseridas logo, nesse tempo histórico, onde Roma se tornava o centro das maiores mobilizações de rebeldia da antiguidade. Isaías, nesse sentido, proclamaria que o Messias viria: “[...] a pregar boas novas aos abatidos, a vendar aos quebrantados de coração, a publicar liberdade aos cativos, e aos presos a abertura do cárcere”.(13) Jesus, efetivamente, incluiu em sua missão, mensagens de libertação aos pobres e oprimidos. Porém, ao contrário do supracitado, como bem sinala Eric Roll (1907-2005), dos antigos profetas hebreus, não o faria saudando as comunidades tribais com seu espírito de grupo; mas animado por uma mensagem mais universal e permanente, proclamando uma mudança mais completa e integral na conduta do homem em sociedade, onde os valores de justiça e amor se colocariam em um primeiro plano. Evidentemente, a mensagem do cristianismo primitivo, e mais concretamente de Cristo, distava muito dos filósofos gregos. Deixemos que Roll explique: Temos visto que as doutrinas econômicas de Platão e, em certa medida, de Aristóteles, nasciam da aversão aristocrática ao desenvolvimento do comercialismo e da democracia. Seus ataques contra os males que acarreta o afã de acumular as riquezas são reacionárias: olham para trás, e o de Cristo olha para frente, pois exige uma mudança total, mas relações humanas. Aqueles sonhavam com um estado ideal destinado a proporcionar a “boa vida” para os cidadãos livres unicamente e cujas fronteiras eram as da cidade-estado daquele tempo; Cristo pretendeu falar por todos e para todos os homens. Platão e Aristóteles haviam justificado a escravidão; os ensinamentos de Cristo sobre a fraternidade entre todos os homens e o amor universal eram incompatíveis com a ideia da escravidão, apesar das opiniões expostas depois por São Tomás de Aquino. Os filósofos gregos, interessados somente pelos cidadãos, sustentaram opiniões muito rígidas sobre a diferente dignidade das classes de trabalho, e consideravam as ocupações servis, com exceção da agricultura, como próprias apenas para os escravos. Cristo, ao dirigir-se aos trabalhadores de seu tempo, proclamou pela primeira vez a dignidade de todas as classes de trabalho, assim materiais como espirituais (1942. p. 42 – Tradução própria). Não pode escapar desse estudo, o fato de que o próprio Jesus Cristo herdou o ofício de carpinteiro de seu “Pai” José; e que escolheu seus discípulos entre os pescadores e artesãos da região. Essa visão primitiva do cristianismo, no entanto, deve ser analisada no quadro das escrituras sagradas do Antigo Testamento que compartilha com a cultura (e obviamente a religião) hebraica. Nesse sentido, o trabalho não deixa de ser um meio, descartando-se como um fim em si mesmo. Mas, agora atribuindo-lhe um novo valor, sempre em tento um meio para um fim virtuoso: o trabalho será fundamental para permitir a satisfação das necessidades de cada um, mas também seus frutos, deverão ser inseridos em uma dimensão comunitária, onde o “próximo” necessitado esperará a contribuição fraterna e solidária do cristão. O trabalho, nessa perspectiva, não só possibilita o “tomar”, mas também o “dar”. Em relação a dupla perspectiva, é onde podemos entender a crítica do cristianismo a acumulação da riqueza. Como aponta o evangelista Mateus, “acumular o tesouro no céu, onde nem a traça nem a ferrugem os consomem, e onde os ladrões não perfuram nem roubam. Onde está o seu tesouro está seu coração”. (14) Com São Paulo se incorpora um novo componente valioso: a obrigatoriedade moral do trabalho. Em sua carta aos Tessalonicenses dita claramente “ao que não trabalha que não coma”. Diz São Paulo: Vocês sabem em que forma têm que nos imitar: nós trabalhamos enquanto estivemos entre vocês, não pedimos a ninguém um pão que não teríamos ganhado, senão que, de noite e dia, trabalhamos duramente até nos cansarmos, para não ser carga para nenhum de vocês [...] Além disso, quando estávamos com vocês lhes demos está regra: se alguém não quiser trabalhar, não coma. Mas agora ouvimos que há entre vocês alguns que vivem sem nenhuma disciplina e não fazem nada, muito ocupados em meter-se em tudo. A estes lhes mandamos e lhes rogamos, por Cristo Jesus, nosso Senhor, que trabalhem tranquilos para ganhar a vida (II Tes. 3:10). Essa frase, entendida somente no contexto de uma sociedade donde não existia um conceito de desemprego tal como entendemos atualmente, é curiosamente reproduzida pelo modelo soviético em pleno século XX. Com efeito, a Constituição da União Soviética estabeleceu em seu Artigo 12: “O trabalho é, na Rússia, uma questão de dever e de honra para todo cidadão fisicamente capaz. Essa obrigação é baseada no princípio: “quem não trabalha não come”. (15)(16) Para São Paulo, o trabalho deve ser o meio para ganhar a vida. Ele quis ser exemplo e enquanto pregava continuava trabalhando, presumivelmente como tecelão de tendas. A obrigatoriedade moral se aplica na medida em que a pessoa está em condições de o fazer. Para os incapacitados a fazê-lo (idosos, crianças, deficientes, doentes, acidentados etc.) existia a obrigatoriedade do socorro segundo a máxima do amor (ágape) ao próximo. Essas sentenças morais têm hoje em dia uma importante quota de explicação para com as contemporâneas políticas sociais. -/- 6. O TRABALHO NA IDADE MÉDIA -/- A Idade Média, período que ocupa desde o crepúsculo do Império Romano do Ocidente no século V pelos bárbaros, até o século XV, com a queda de Constantinopla, evidentemente mostra um conjunto importante de escolas e pensadores que marcaram pautas importantes para discernir o valor do trabalho nas diferentes culturas. A organização econômica mais visível nestes mil anos, onde operou o trabalho, consistia em extensões grandes de latifúndios errados do Império Romano (o sistema econômico denominado feudalismo), onde (mediante a falta de escravos) recorreu-se à mão de obra camponesa para o trabalho. O sistema, implicava o arrendamento de parte dessas terras a ex-escravos ou homens livres, em troca de uma renda em dinheiro e espécies, além do cultivo das próprias terras senhoriais. Por certo, a figura do servo não distava muito da do escravo se tivermos em conta as condições de funcionamento do contrato de trabalho. O comércio também teve seu lugar no sistema feudal, o mesmo adquiriu grande importância em certas regiões ou lugares, à exemplo de Constantinopla. A atividade econômica seguia seu rumo na história, e depois dos séculos IX e X, o crescimento das forças produtivas deu lugar a uma maior acumulação por parte de componentes e artesãos e, por certo, a uma maior apropriação de excedentes por parte do Senhor feudal. Essa situação foi ativante para a construção dos primeiros Burgos ou cidades, onde o comércio e a indústria artesanal teriam um marco mais adequado para o seu desenvolvimento. Essa é a etapa do nascimento dos primeiros grêmios corporativos (17). Então para o século XII, a estrutura feudal começa a desmoronar porque a produção de determinados bens começa a ser mais eficiente em cidades e não no feudo. O dinheiro, então, passou a ganhar maior peso que a terra, o que obriga os senhores feudais a aumentar seus rendimentos. Isso leva a um empobrecimento lógico dos camponeses, o que não dura muito, porque na primeira metade do século XIV, a maior parte dos servos alcança sua liberdade. Por sua vez, nessa apertada síntese da história econômica da Idade Média, devemos assinalar que pelo século XIV, e depois das Cruzadas e o posterior desenvolvimento do comércio internacional entre os impérios arábico e bizantino, inaugura-se uma etapa pré-capitalista que durará três séculos. É lá que se levanta mais energética a voz de alguns homens da Igreja contra a tendência à exaltação da riqueza já começava a avivar-se na Europa. São Tomás de Aquino, nesse sentido, não considerará ao comércio pré-capitalista bom ou natural. No entanto, ele o julgava inevitável uma vez que era o meio ao qual o comerciante tinha que manter a sua família. Dessa forma, os lucros do comércio não era outra coisa senão o fruto do trabalho. Se tratava, então, de colocar o acento na justiça da mudança efetuada, para o qual Aquino recorre a Aristóteles, cuja análise sobre o valor de mudança é figurado no seu estudo da Justiça. Muitos padres da Igreja, desde então, pretenderam formular um conceito de “preço justo”. Nesse sentido, o Cristianismo apresenta uma evolução do seu pensamento sobre o comércio que partia de uma visão absolutamente contrária ao começo da Idade Média (Santo Agostinho (354-430), São Jerônimo (347-420) etc.), a outra mais transacionável, que acompanhou, sobretudo, o pensamento de Aquino. Algo similar ocorreu com outro dos “preceitos” da Igreja em matéria econômica: a usura. Esta era considerada pela igreja como a melhor forma de obter lucro. O mesmo evangelista Lucas (século I d.C.) foi categórico ao rejeitar essa linha de operações. A lei hebraica também fez isso, e podemos encontrar no livro do Êxodo (22,25) tal proibição a respeito. Mais atrás no tempo, há antecedentes de condenação à usura entre os hindus (Rigveda, cerca de 1500 a.C.) e budistas (século VI d.C.), além do Islã mais próximo do nosso tempo (século VI d.C.). Ao princípio da Idade Média, como testemunha Roll, a proibição somente alcançava a Igreja, já que o escasso desenvolvimento mercantil não merecia outra coisa. No final da Idade Média, no entanto, que a situação é outra; e a prática secular foi orientada no sentido de promover o empréstimo de dinheiro cobrando por isso um juro. Alarmada ante esses fatos, a Igreja condena mais uma vez a usura no Terceiro Concílio de Latrão de 1179. No mesmo escreveu e ensinou São Tomé (século I d.C.) e outros discípulos da Igreja. No entanto, as práticas econômicas foram minando a autoridade eclesial e está terminou, através de sucessivas etapas, por aceitar, em certas condições e sob certas circunstâncias, a cobrança de juros sobre a concessão de um empréstimo. Em tal sentido, um dos autores mais representativos só início da Idade Média foi Santo Agostinho. Foi este um dos pilares, em seu tempo, das noções “anticapitalistas” que foram seguidas e complementadas por homens do tamanho de São João (347-407), São Ambrósio (340-397), São Clemente (150-215), São Cipriano (200-258) entre outros. (18) Santo Agostinho valoriza o trabalho recordando em tal sentido a São Paulo, a que cita com muita frequência em seus textos. Segundo o Bispo de Hipona, todo trabalho manual é bom pelas razões dadas pelo cristianismo primitivo. Concilia, além disso, seu dualismo platônico, ao sustentar que enquanto o homem trabalha tem a alma livre, de modo que é perfeitamente compatível pensar em Deus ao mesmo tempo em que se trabalha. Essa particular sintonia entre o trabalho e a oração foi perfeitamente posta a prova pelos monges beneditinos, cujo lema “Ora Et Labora” (orar e trabalhar) é paradigmático. “Trabalha e não desesperes” dizia seu fundador, São Bento de Núrsia (480-547), de seus monastérios distribuídos em um primeiro momento a Subiaco, no início do século VI. Também corresponde a São Bento uma sentença que perdura até o dia de hoje no imaginário moral sobre o trabalho: “Otiositas inimica est animae” (a ociosidade é inimiga da alma), tal qual diz uma expressão popular castelhana: “el ocio es la madre de todos los vicios” (o ócio é a mãe de todos os vícios). Tomás de Aquino, alguns séculos depois, continua a reflexão sobre o trabalho e estabelece uma hierarquia de profissões, onde localiza o trabalho agrícola e artesanal acima do comercial. Uma quota de originalidade na história do pensamento sobre o trabalho consistiu em considerá-lo como uma obrigação somente se necessário para subsistir; ou dito de outra maneira: quem não tem necessidade de trabalhar não tem que fazê-lo. Isso sim, à falta de trabalho, devia dedicar-se à oração e contemplação divina, atividades por certo mais elevadas para o autor da Suma Teológica. Logo, considerará que Deus é a causa primária, a que tudo deve a sua existência; por derivação, o homem é causa segunda, procurando atreves do trabalho “criar” em suas dimensões humanas. “Entre todas as formas com que a criatura humana tenta realizar a semelhança divina, não há outra de relevo mais destacado que a de trabalhar, isto é, ser em o mundo causa novos efeitos”, disse o Santo. (19) Aquino, além disso, utilizando categorias platônicas, hierarquiza o trabalho, considerando o intelectual acima do manual. Chama “artes servis” a estes últimos, enquanto que o trabalho intelectual corresponde ao conjunto das “artes liberais”, dignas de maior remuneração ao fazer uso da inteligência. Esta distinção própria da Escolástica, dá lugar à divisão clássica entre as 7 artes liberais: o Trívium (gramática, retórica e dialética) e quadrivium (astronomia, geometria, aritmética e música). Outras contribuições de São Aquino têm a ver com sua posição diante do trabalho agrícola ao qual o considera como o melhor meio para assegurar a subsistência de um povo; a maior importância dada à vida contemplativa sobre a ativa, embora considerando a primeira como “laboriosa”; sua posição sobre a escravidão, que não considerava como natural, no entanto, entendê-la “útil”(20); e sua interpretação sobre o contrato de trabalho: neste, o operário não vende a si mesmo, nem seu corpo, nem sua inteligência, nem sequer sua faculdade de trabalho. Isso significa que o Direito Natural proíbe considerar o trabalho como um objeto de mudança. Propõe, em vez disso, considerar o contrato como um arrendamento de serviço. Em termos gerais, a valorização que sobre o trabalho se realiza na Idade Média, rebaixando ao trabalho manual em relação a outras tarefas, fica explícita na divisão tripartida que recorre, entre outros, Adalberão Bispo de Laon (947-1030): “Triplex Dei ergo domus est quae Creditor uma nunca oran, alii pugnat, Aliique laborant” (ternária é a casa do Senhor e não uma: aqui sobre a terra uns oram, outros lutam e outros trabalham). Não gostaria de deixar passar por alto, finalmente, entre os movimentos originados na Idade Média, a contribuição que sobre o tema do trabalho teve a ordem franciscana. Essa, contra o que muitos podem crer, é uma ordem não mendicante no sentido estrito, mas sim trabalhadora e de pobreza. São Francisco de Assis (1181/82-1226), no final do século XII, marcaria como ninguém dentro do cristianismo, uma vida ascética baseada no trabalho e na pobreza. Inclui, além disso, um elemento pela primeira vez descoberto na cultura europeia: o sentido da alegria que acompanha o trabalho. “Essa condição de 'suor de sua testa' com 'a alegria de seu coração' outorga ao trabalho uma condição diferenciada”. Avançando então na história da humanidade, entramos na época moderna, caracterizada por cinco grandes eventos: -/- 1. A decadência do poder moral da Igreja e o enfraquecimento de seu poder econômico frente ao da crescente burguesia; -/- 2. O renascimento intelectual e artístico; -/- 3. As viagens paras as índias e a descoberta da América; -/- 4. A formação e a constituição dos Estados-nação; -/- 5. As reformas religiosas de Lutero (1483-1546) e Calvino (1509-1564). -/- Nesse contexto, os séculos XV e XVI mostraram como o mercantilismo ia avançando apesar dos esforços de alguns pensadores da Igreja que eventualmente perderam o pulso diante do desenrolar dos acontecimentos. Sucessivas encíclicas papais terminaram por legitimar o interesse nos empréstimos e, por meio desta, levou-se a maior acumulação de riquezas por parte dos banqueiros. Esse foi o meio ideal para o desenvolvimento da atividade do mercador, para quem, o trabalho passou a ser considerado um meio para obter sucesso. Ao dinamizar-se a atividade econômica e mercantil, a visão humanista do trabalho começa a perder valor, realçando-se ao mesmo como um simples meio para fins de enriquecimento. Talvez a exceção a essa noção estendida entre os novos atores tenha sido a proporcionada pelo humanismo renascentista. Para Campanella (1568-1639), por exemplo, sua “Cidade solar”, não existe o divórcio entre trabalho manual e intelectual, isso quando o segundo começa a ser supervalorizado por sua ação no plano das invenções e das novas técnicas.(22) Na mesma linha se situa Thomas More (1478-1535), o autor de “Utopia”, outra reação do cristianismo às projeções que estava adquirindo o cada vez mais influente mercantilismo. Embora o trabalho não seja considerado como um mau, pelo contrário, apresenta características humanizadoras, é sugestivo comprovar como em Utopia a jornada do trabalho não supera as seis horas diárias e na Cidade solar não se devia trabalhar mais que quatro horas. Indubitavelmente, essas versões de sociedades ideais terminariam por impactar sobre maneira a constituição das Missões Jesuítas na América do Sul; e as Franciscanas na Baixa Califórnia. É o Renascimento, o lugar propício, além disso, para renovar o conceito da virtuosidade, agora traduzida na figura do empresário ou financista audacioso e empreendedor. Essa linha foi reforçada logo por Calvino, para quem os negócios são um bom serviço a Deus, e a riqueza não é mais que um fruto de uma vida dedicada ao trabalho desde uma perspectiva ética que analisarei com Weber mais tarde, mas que confere ao trabalho a particularidade de ser um caminho para o sucesso. Esse puritanismo impulsionou sobremaneira a versão do “homo economicus” que mais tarde, em pleno auge do capitalismo pós-industrial, ao qual, segundo Daniel Bell (1919-2011), fora substituído pelos valores hedonistas. -/- REFERENCIAL TEÓRICO AGOSTINHO. Cidade de Deus: contra os pagãos. Trad. O. P. Leme. 2ª ed. Bragança Paulista: Editora Universitária, 2008. (Col. Pensamento humano). _____________. O livre-arbítrio. Trad. N. A. Oliveira. 1ª ed. São Paulo: Paulus, 1995. AQUINO, T. de. Suma Teológica. 2ª ed. 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Petrópolis: Vozes, 2019. FRIEDMANN, G.; NAVILLE, P. Tratado de Sociologia do Trabalho. 1ª ed. São Paulo: Cultrix, 1973. HERZOG, J. S. Historia del pensamiento económico-social: de la antigüedad al siglo XVI. 4ª ed. México: FCE, 1939. HOPENHAYN, M. El Trabajo, itinerario de um concepto. 1ª ed. Santiago: PET, 1988. _________________. Repensar el trabajo – Historia, profusión y perspectivas de un concepto. 1ª ed. Buenos Aires: Norma, 2001. LUDWIG, E. Stalin. 1ª ed. Rio de Janeiro: Calvino, 1943. MACHADO, I. J. de R.; AMORIM, H. J. D.; BARROS, C. R. de. Sociologia hoje. 1ª ed. São Paulo: Ática, 2013. MERCURE, D.; SPURK, J. (Orgs.). O Trabalho na história do pensamento Ocidental. Petrópolis: Vozes, 2005. NOGUERA, J. A. El concepto de trabajo y la teoría social crítica. Barcelona: Papers, 2002. O'CONNOR, D. J. Historia crítica de la filosofía occidental. Tomo I – La filosofía en la antigüidad. 1ª ed. Buenos Aires: Paidós, 1967. OLIVEIRA, P. S. de. Introdução a sociologia. 24ª ed. São Paulo: Ática, 2001. PLATÃO. A República. 2ª ed. São Paulo: Martin Claret, 2000. (Col. A obra-prima de cada autor). _______. Político. Trad. J. C. de Souza, J. Paleikat e J. C. Costa. 2ª ed. São Paulo: Abril Cultural, 1983. (Col. Os Pensadores). ROLL, E. Historia de las doctrinas económicas. 1ª ed. México: FCE, 1942. SIMÓN, Y. R. Work, society and culture. 1ª ed. Nova Iorque: Fordham University Press, 1971. SILVA, A. et al. Sociologia em movimento. 2ª ed. São Paulo: Moderna, 2016. THE ZONDERVAN CORPORATION (Ed.). A História – a bíblia contada como uma só história do começo ao fim. Trad. Fabiano Morais. 1ª ed. Rio de Janeiro: Sextante, 2012. (shrink)

HISTÓRIA DA SOCIOLOGIA: O DESENVOLVIMENTO DA SOCIOLOGIA I -/- A SOCIOLOGIA NOS ESTADOS UNIDOS -/- -/- HISTORY OF SOCIOLOGY: THE DEVELOPMENT OF SOCIOLOGY I -/- SOCIOLOGY IN UNITED STATES -/- -/- Emanuel Isaque Cordeiro da Silva – IFPE-BJ, CAP-UFPE e UFRPE. E-mails: [email protected] e [email protected] WhatsApp: (82)9.8143-8399. -/- -/- PREMISSA -/- A Sociologia nos Estados Unidos desenvolveu-se no contexto de dois grandes eventos que marcaram profundamente a história do país. -/- O primeiro foi a Guerra de Secessão (também conhecida como (...) Guerra Civil Americana), que ocorreu entre 1861 e 1865 e gerou ressentimentos e atritos entre a população do sul e a do norte dos Estados Unidos. -/- Em contrapartida, houve a urbanização das terras do oeste e das áreas centrais do país, o que contribuiu para o crescimento da economia e a expansão industrial. No norte, graças ao esforço de guerra, houve um grande crescimento, principalmente na metalurgia, no transporte ferroviário, na indústria de armamentos e na indústria naval. O comércio também se expandiu de maneira exponencial em todo o território estadunidense. -/- O padrão de cultura dos Estados Unidos passou a ser o ideal nortista de “trabalho duro, educação e liberdade econômica a todos”. Houve ainda um grande desenvolvimento de escolas e instituições de ensino superior. -/- O segundo grande evento que marcou a história estadunidense foi a chegada em massa de estrangeiros. Entre 1860 e 1900, os Estados Unidos passaram de país agrícola, com população em torno de 4 milhões, para país industrial, com uma das maiores economias do mundo e com 75 milhões de habitantes. -/- O incremento populacional e a industrialização redundaram em um processo de urbanização sem precedentes que continuou até a década de 1930. Para se ter uma ideia, em 1860 viviam em Chicago 102 260 pessoas; em 1900, a população da cidade passou a 1 698 575 e, em 1930, a 3 375 329. Em virtude desses fatores, consolidaram-se nos Estados Unidos uma burguesia industrial, comercial e financeira significativa, uma classe trabalhadora majoritariamente formada por imigrantes e uma classe média em ascensão. -/- As principais cidades passaram a ser um espaço de conflito e alvo de preocupações. Temas como imigração, aculturação, conflitos étnicos, comportamentos desviantes e políticas públicas foram importantes na Sociologia desenvolvida inicialmente no país. -/- Entre os principais fundadores da Sociologia nos Estados Unidos estão William Graham Sumner (1840 -1910), Lester Frank Ward (1841-1913), Albion Woodbury Small (1854-1926), Franklin Henry Giddings (1855-1931), Thorstein Bunde Veblen (1857-1929), William Isaac Thomas (1863-1947), Robert Ezra Park (1864-1944), Charles Horton Cooley (1864-1929) e George Herbert Mead (1863-1931). -/- A herança cultural desses fundadores é muito diversa: foram influenciados principalmente pela tradição religiosa protestante disseminada em quase todo o território, pelo liberalismo econômico clássico conservador, do tipo laissez-faire, pelo evolucionismo do inglês Charles Darwin (1809-1882) e pelo darwinismo social de Herbert Spencer (1820-1903). Acrescente-se a esse cadinho de concepções de mundo e ciência o pragmatismo do filósofo e psicólogo William James (1842-1910) e do filósofo Charles Pierce (1839-1914). -/- Essa herança permite compreender as duas grandes características da Sociologia nos Estados Unidos: -/- • multiplicidade de temas, problemas e propostas e diversidade teórica e metodológica; -/- • desenvolvimento desse campo do conhecimento em universidades, nas quais as atividades eram financiadas pelo Estado e pelo setor privado (Fundação Rockefeller, comitês e associações normalmente religiosas). -/- Por causa dessa segunda característica, optei por analisar o desenvolvimento da Sociologia nos Estados Unidos em três importantes universidades estadunidenses: a de Chicago, Harvard e Columbia. -/- 1. A Universidade de Chicago -/- A Universidade de Chicago foi fundada em 1890 pelo magnata do petróleo John D. Rockefeller e recebeu os primeiros alunos em 1892. Nela foi criado o primeiro departamento de Sociologia dos Estados Unidos, sob a direção de Albion Woodbury Small. -/- No início de seus trabalhos sociológicos, a Universidade de Chicago deu primazia à pesquisa empírica, procurando conhecer, por meio da observação direta, a dinâmica das relações sociais. Desenvolveu uma forte tendência pragmática e microssociológica, que viria a ser conhecida como a Escola de Chicago. A maior preocupação dos integrantes dessa Escola foi com os problemas das grandes cidades dos Estados Unidos, como a marginalidade social, o alcoolismo, as drogas, a segregação racial e a delinquência, estabelecendo uma relação entre a pesquisa sociológica e a intervenção dos organismos públicos na sociedade. -/- Os sociólogos de Chicago também se dedicaram ao que chamaram de ecologia humana, em oposição à ecologia animal e vegetal. -/- Em 1895, Albion Woodbury Small fundou o American Journal of Sociology e, em 1907, participou ativamente da fundação da Sociedade Americana de Sociologia. Ele publicou, com Georges Vincent, em 1894, talvez o primeiro manual de Sociologia para estudantes, intitulado Introdução ao estudo da sociedade. Tendo estudado na Alemanha, Small foi o principal divulgador do pensamento de Georg Simmel nos Estados Unidos. -/- Entre os integrantes da Escola de Chicago mais conhecidos no Brasil, podemos citar William I. Thomas (1863-1947) e Florian Znaniecki (1882-1958), cuja principal obra foi O camponês polonês na Europa e na América, editada em 1918. -/- Destacam-se ainda Robert E. Park (1864-1944) e Ernest W. Burgess (1886-1966), que escreveram, entre outras obras, Introdução à ciência da Sociologia, em 1921. -/- Os dois, com Roderick Mackenzie, escreveram o clássico A cidade, em 1925. Outro membro de destaque foi Louis Wirth (1897-1952), autor de O gueto, escrito em 1928, e de um artigo que se tornou famoso, “Urbanismo como modo de vida”, publicado em 1938, no American Journal of Sociology. -/- A Escola de Chicago congregou, ainda, sociólogos e antropólogos com ligação com a Psicologia Social, que desenvolveram uma abordagem sociológica das relações sociais conhecida como interacionismo simbólico. A principal figura dessa vertente foi George Herbert Mead (1863-1932), que trabalhou em diversas áreas, sobretudo como psicólogo social e como professor de várias gerações de antropólogos e sociólogos. Seus escritos foram sistematizados por seus alunos e publicados com o nome Mind, self and society (A mente, o eu e a sociedade), em 1934. -/- Além da tradição intelectual dos Estados Unidos, os integrantes da Escola de Chicago receberam a influência de Jean-Gabriel de Tarde, Émile Durkheim e Georg Simmel. Seus continuadores foram Herbert Blumer (1900-1987) e Everett C. Hughes (1897-1983). -/- 1.1 Erving Goffman (1922-1982) -/- O representante da Sociologia desenvolvida na Universidade de Chicago mais influente no Brasil é Erving Goffman, que nasceu em Manville, Alberta, no Canadá, em 1922, e faleceu nos Estados Unidos em 1982. Obteve o grau de bacharel pela Universidade de Toronto, em 1945, e concluiu mestrado (1949) e doutorado (1953) na Universidade de Chicago, onde estudou Sociologia e Antropologia Social. Em 1958, tornou-se professor da Universidade da Califórnia e, em 1968, ingressou na Universidade da Pensilvânia, onde foi professor de Antropologia e Sociologia. -/- Entre 1981 e 1982, Goffman foi presidente da Sociedade Americana de Sociologia e realizou pesquisas na linha da Sociologia interpretativa e cultural, iniciada por Max Weber, desenvolvendo a ideia de que o mundo é um teatro e cada um, individualmente ou em grupo, interpreta papéis de acordo com as circunstâncias em que se encontra. Essas circunstâncias são marcadas por rituais e posições distintivas em relação a outros indivíduos ou grupos. Para ele, é possível distinguir indivíduos, grupos e classes com base, por exemplo, em aspectos como as formas de vestir ou de se apresentar publicamente. -/- O sociólogo considera a interação social como um processo fundamental de identificação e de diferenciação dos indivíduos e grupos, analisando-a no cotidiano, especialmente em lugares públicos. Goffman estudou com especial atenção o que chamou de “instituições totais”, lugares onde o indivíduo é isolado da sociedade, como prisões e manicômios. -/- De acordo com o sociólogo brasileiro Édison Gastaldo: -/- O trabalho de Goffman trouxe à luz aspectos da vida cotidiana que não se julgavam “sociologicamente relevantes”. Seus insights sobre as interações ordinárias, sobre o deslocamento dos pedestres, sobre a ocupação social dos espaços públicos, sobre a atuação dos vigaristas, mendigos, loucos, espiões, jogadores e de todos aqueles que passam cotidianamente debaixo de nossos narizes sem que prestemos atenção modificaram o pensar sociológico no mundo. Sua descrição etnográfica de um hospital para doentes mentais colaborou decisivamente para deflagrar a luta antimanicomial no mundo inteiro. Vinte e dois anos depois de sua morte, os temas e os conceitos desenvolvidos por Goffman ainda estão em pleno uso e vitalidade (GASTALDO, 2004, p. 9/10). -/- Suas três obras mais conhecidas são: A representação do eu na vida cotidiana (1959), Manicômios, prisões e conventos (1961) e Estigma: notas sobre a manipulação da identidade (1963). -/- 2. A Universidade Harvard -/- A história de Harvard começa em 1636, quando foi fundada, na cidade de Cambridge, no estado de Massachusetts, uma instituição de ensino denominada New College. Em 1639, essa instituição recebeu o nome de Harvard College, em homenagem a John Harvard, seu principal mecenas. -/- A Sociologia desenvolvida na Universidade Harvard é marcada por uma preocupação teórica e tem dois sociólogos como expoentes: Pitirim Alexandrovich Sorokin (1889-1968) e Talcott Edgar Frederick Parsons (1902-1979). Este último influenciou muito o desenvolvimento da Sociologia no mundo e no Brasil. -/- 2.1 Talcott Parsons (1902-1979) -/- Talcott Parsons nasceu no Colorado, nos Estados Unidos. Em 1924, graduou-se em Biologia e Filosofia na Faculdade Amherst. Em 1925, pós-graduou-se em Ciências Sociais na Escola de Economia de Londres, na Inglaterra, e, em seguida, doutorou-se na Universidade de Heidelberg, na Alemanha. -/- Nos Estados Unidos, lecionou Economia e Sociologia na Universidade Harvard durante 45 anos (1927-1973). Em 1944, tornou-se presidente do Departamento de Sociologia, transformando-o, dois anos depois, no Departamento de Relações Sociais, a fim de unir a Sociologia a outras ciências sociais. -/- Assim como Sorokin, Parsons voltou-se para a Sociologia europeia, tendo por base as ideias de Max Weber, Vilfredo Pareto (1848-1923) e Émile Durkheim, além das do economista inglês Alfred Marshall (1842-1924). Fundamentado nesses autores, desenvolveu uma grande obra teórica, que dominaria a Sociologia estadunidense desde então. -/- Parsons é o sociólogo estadunidense mais conhecido no mundo. Em geral, seus críticos entenderam-no como um pensador conservador, preocupado basicamente com o bom ordenamento da sociedade. Seu interesse era determinar a função que os indivíduos desempenhavam na estrutura social. Entendia o indivíduo como expressão dessa estrutura, a qual devia ser mantida e preservada. Caso isso não ocorresse, deviam entrar em ação os mecanismos de controle social (moral, ética, sistema jurídico e penal etc.), como instrumentos preventivos ou corretivos. -/- Seu trabalho exerceu influência em diversos países e ambientes acadêmicos (particularmente nas décadas de 1950 a 1970), até mesmo na então União Soviética, onde, em 1964, ministrou aulas sobre a Sociologia estadunidense a convite da Academia de Ciências da União Soviética (URSS). -/- Suas principais obras foram: A estrutura da ação social (1937), O sistema social (1951), Economia e sociedade (1956, com N. Smelser), Estrutura e processo nas sociedades modernas (1960), Sociedades: perspectivas evolucionárias e comparativas (1966), Teoria sociológica e sociedade moderna (1968), Política e estrutura social (1969), Sistemas sociais e a evolução da teoria da ação (1977) e Teoria da ação e a condição humana (1978). -/- 3. A Universidade Columbia -/- A King’s College foi fundada em 1754, em Nova York, nos Estados Unidos. Quando as colônias inglesas se declararam independentes da Grã-Bretanha, a instituição passou a se chamar Universidade Columbia. A partir da última década do século XIX, essa universidade se destacaria por uma importante produção no campo da Sociologia, tendo como pioneiro Franklin Giddings (1855-1931), fundador da cadeira de Sociologia. Fortemente marcado pelo evolucionismo e pelo pragmatismo, foi um dos primeiros a usar métodos quantitativos e experi-mentais no estudo dos fenômenos sociais. -/- Dois sociólogos de Columbia merecem destaque, por serem muito conhecidos no Brasil: Robert K. Merton e Charles Wright Mills. -/- 3.1 Robert King Merton (1910-2003) -/- Merton nasceu na Filadélfia e faleceu em Nova York. Graduou-se em Sociologia na Universidade Temple e pós-graduou-se na Universidade Harvard, onde trabalhou com Pitirim Sorokin e Talcott Parsons até a defesa de seu doutorado, em 1936. -/- Em 1941 Merton transferiu-se para a Universidade Columbia, onde permaneceu durante 38 anos, até aposentar-se. Nessa universidade procurou integrar teoria à prática sociológica. Estudou o comportamento desviante e os processos de adaptação social, tendo por base pesquisas qualitativas e quantitativas do exercício profissional em ambiente de solidariedade e de conflito. Com Paul Lazarsfeld (1901-1976), desenvolveu o Departamento de Pesquisa Social Aplicada. -/- O nome de Merton está vinculado à proposta de criação de teorias de alcance médio, segundo a qual os sociólogos seriam mais úteis à sociedade se deixassem de lado as grandes teorias (criticando Parsons) e criassem outras de médio alcance. Essas teorias estariam situadas entre as hipóteses de trabalho rotineiras na pesquisa e as amplas especulações. Mediariam, dessa forma, as abstrações, generalizações e fundamentos empíricos da pesquisa. -/- Merton tinha uma visão humanista da função social da ciência, demonstrando influência clara de Max Weber. Concebia a ciência como um conjunto de conhecimentos compartilhados por todos os membros da sociedade, que deveriam julgar a credibilidade das postulações científicas de acordo com suas expectativas e valores morais. Mas as decisões acerca do fazer científico não caberiam à sociedade, e sim ao próprio cientista, sempre adequando seus valores aos da sociedade. -/- 3.2 Charles Wright Mills (1916-1962) -/- Charles Wright Mills (1916-1962) nasceu em Waco, no Texas, Estados Unidos. Mestre em Artes, Filosofia e Sociologia pela Universidade do Texas, concluiu, em 1942, seu doutorado em Sociologia e Antropologia pela Universidade de Wisconsin. Foi professor de Sociologia nas universidades de Maryland e Columbia, onde passou a lecionar em 1947 e permaneceu até a morte, em 1962. -/- Charles Mills representa uma tendência quase marginal na Sociologia dos Estados Unidos, por apresentar uma visão crítica e militante da sociedade estadunidense e da própria Sociologia. -/- Influenciado por Karl Marx e Max Weber, Mills procurou conciliar o conceito de classe social com o de status, visando esclarecer processos e mecanismos dos conflitos e das mudanças sociais. Por meio de pesquisas, tentou elucidar a complexidade de estruturas de poder, particularmente das elites (em lugar de classes dominantes), e de seu papel na mudança social, fugindo da ideia de revolução como única via para a transformação social. -/- Charles Wright Mills é conhecido principalmente por seu livro A imaginação sociológica, publicado originalmente nos Estados Unidos em 1959. Nele, o autor propõe que os sociólogos, ao exercer a profissão, não deixem a imaginação e a criatividade de lado em favor de uma pretensa objetividade e neutralidade do trabalho científico. Para Mills, os grandes intelectuais da história nunca abriram mão da reflexão e da criatividade e mantiveram uma postura crítica diante da realidade. -/- Atribuindo aos sociólogos a responsabilidade de agentes ativos na sociedade, cabendo-lhes tomar parte nos debates públicos de sua época, Mills defendia a ideia de que a Sociologia deveria ser compreensível para o grande público. Para ele, a ciência social era inseparável da vida pessoal do cientista: a intuição, a imaginação e o comprometimento com o tempo em que se vivia eram fundamentais para compreender cientificamente a sociedade. Suas obras foram publicadas em vários idiomas. Além da citada anteriormente, as mais importantes são: A nova classe média (1951), A elite do poder (1956), Sobre o artesanato intelectual (1959) e Os marxistas (1962). -/- Mills escreveu também artigos em revistas e dois livros que tiveram grande exposição na mídia dos Estados Unidos, por seu caráter polêmico: As causas da Terceira Guerra Mundial (1958), no qual discute a corrida nuclear, e A Revolução em Cuba (1960), em que analisa a fase inicial da Revolução Cubana. -/- Outros sociólogos que defendem uma postura crítica na Sociologia estadunidense, continuadores ou não de Charles Wright Mills, são Irving Louis Horowitz (1929-2012), Martin Nicolaus (1928-) e Alvin Gouldner (1920-1980). -/- REFERENCIAL TEÓRICO -/- BOTTOMORE, T.; et al. Dicionário do pensamento social do século XX. Trad. Eduardo Francisco Alves. Álvaro Cabral. Rio de Janeiro: Zahar, 1996. -/- COULON, A. A Escola de Chicago. Trad. Tomás R. Bueno. 1ª ed. Campinas: Papirus, 1995. -/- CUIN, C. H.; GRESLE, F. História da Sociologia. Trad. Roberto Leal Ferreira. São Paulo: Ensaio, 1994. -/- DOMINGUES, J. M. A sociologia de Talcott Parsons. 1ª ed. São Paulo: Annablume, 2008. -/- GASTALDO, É. (org.); et al. Erving Goffman, desbravador do cotidiano. 1ª ed. Porto Alegre: Tomo Editorial, 2004. -/- NOVA, S. V. Introdução à Sociologia. 6ª ed. São Paulo: Atlas, 2004. -/- SILVA, A. et al. Sociologia em movimento. 2ª ed. São Paulo: Ática, 2016. -/- VALLADARES, L. do P. A Escola de Chicago: impacto de uma tradição no Brasil e na França. 1ª ed. Belo Horizonte: UFMG, 2005. -/- VÁRIOS, autores. O livro da sociologia. As grandes ideias de todos os tempos. Trad. Rafael Longo. 1ª ed. São Paulo: Globo, 2015. -/- SBS - Sociedade Brasileira de Sociologia PUCRS - PPG em Ciências Sociais Avenida Ipiranga, 6681 - Partenon CEP: 90619-900 - Porto Alegre, RS [email protected] Emanuel Isaque Cordeiro da Silva ©2019 -/- Estimule a criatividade. Respeite os direitos autorais. (shrink)

We often feel survivor guilt when the very circumstances that harm others leave us unscathed. Although survivor guilt is both commonplace and intelligible, it raises a puzzle for the standard philosophical account of guilt, according to which people feel guilt only when they take themselves to be morally blameworthy. The standard account implies that survivor guilt is uniformly unfitting, as people are not blameworthy simply for having fared better than others. In this paper, we offer a rival account of guilt, (...) the relational account of guilt, which makes sense of survivor guilt and other forms of guilt without self-blame while preserving the intelligibility of guilt about culpable wrongdoing. According to this account, guilt involves the feeling of being unable to justify ourselves to others, and we lack self-justification when we (however blamelessly) stand on the positive side of an undesirable asymmetry with them. When someone survives something that those around her do not, the disparity in outcome constitutes an asymmetry that is often undesirable, because it arises from luck or violates a requirement of solidarity. Thus, survivor guilt is often fitting. (shrink)

En este texto analizo los principales argumentos y contraargumentos realistas y anti-realistas que se han construido a favor y en contra de la capacidad científica para producir conocimiento objetivo y verdadero del mundo social y natural. Argumento que el lenguaje teórico y el lenguaje observacional con el que los científicos sociales y naturales se refieren a las diversas entidades, fenómenos, propiedades y procesos científicos observables e inobservables están determinados, en la práctica, por sus tradiciones teóricas de investigación; lo que muestra (...) que la metodología científica depende en tal medida de las teorías que es, a lo sumo, un proceder constructivo y no un proceder de descubrimiento. (shrink)

Se explora la naturaleza de los problemas lacunae a partir del análisis de los conceptos elaborados, respectivamente, por Larry Laudan, Theo Kuipers y Atocha Aliseda. Sugeriré que los problemas lacunae pueden surgir del debilitamiento de la noción de ‘falsación empírica’ y repercutir en la noción de ‘implicación lógica’.

Analizo los principales argumentos en torno a la dependencia teórica de los enunciados y conceptos observacionales tomando como eje de discusión la postura de Gerhard Schurz. Después discuto los principales argumentos sobre la dependencia teórica de la percepción. Finalmente analizo la dependencia teórica de la experimentación científica teniendo como eje de discusión la postura de Allan Franklin. Muestro que un rasgo positivo de la dependencia teórica de la observación y la experimentación es que una teoría científica puede establecer los mecanismos (...) para evaluar la importancia de los fenómenos observados inesperados. Estos mecanismos sin duda constituyen un instrumento esencial para el progreso científico. (shrink)

Analizo los alcances y los límites de las teorías sobre el progreso científico elaboradas por Larry Laudan y Philip Kitcher, respectivamente. Comienzo por caracterizar sus teorías, después hago una comparación entre éstas y finalmente reviso cuáles son sus principales problemas. Al final muestro algunas razones por las cuales sus criterios propuestos para evaluar el progreso cognitivo de la ciencia no son exitosos. Termino sugiriendo una manera de evaluar el progreso cognitivo de la ciencia.

In this paper, I defend the view that self-deception is a moral failure. Instead of saying that self-deception is bad because it undermines our moral character or leads to morally deleterious consequences, as has been argued by Butler, Kant, Smith, and others, I argue the distinctive badness of self-deception lies in the tragic relationship that it bears to our own values. On the one hand, self-deception is motivated by what we value. On the other hand, it prevents us from valuing (...) those things properly. I argue that we owe it ourselves to take seriously our own values, by striving to properly value them. This gives us both prudential and moral reasons to avoid self-deception. (shrink)

When our nearest and dearest experience medical crises, we may need to step into caregiving roles. But in doing so, we may find that our new caregiving relationship is actually in tension with the loving relationship that motivated us towards care. What we owe and are entitled to as friends, spouses, and family members, can be different from what we owe and are entitled to as caregivers. For this reason, caregiving carries with it the risk of a type of moral (...) distress that I call “role conflict distress.” Rather than view role conflict distress as a sign that we are falling short, I suggest that it actually speaks to the commitment that we have to the loving relationship that grounds our duty of care. (shrink)

This paper aims at helping trainees to overcome the difficulties they face when dealing with Arduino platform by describing the design of a desktop based intelligent tutoring system. The main idea of this system is a systematic introduction into the concept of Arduino platform. The system shows the circuit boards of Arduino that can be purchased at low cost or assembled from freely-available plans; and an open-source development environment and library for writing code to control the board topic of Arduino (...) platform. The system is adaptive with the trainee’s individual progress. The system functions as a special tutor who deals with trainees according to their levels and skills. Evaluation of the system has been applied on professional and unprofessional trainees in this field and the results were good. (shrink)

While some trust theorists have adverted to the vulnerabilities involved in trust, especially vulnerability to betrayal, the literature on trust has not engaged with recent work on the ethics of vulnerability. This paper initiates a dialogue between these literatures, and in doing so begins to explore the complex interrelations between vulnerability and trust. More specifically, it aims to show how trust can both mitigate and compound vulnerability. Through a discussion of two examples drawn from literary sources, the paper also investigates (...) the effects of pathogenic vulnerability on the psychic economies of trust and distrust. (shrink)

Recent research has relied on trolley-type sacrificial moral dilemmas to study utilitarian versus nonutili- tarian modes of moral decision-making. This research has generated important insights into people’s attitudes toward instrumental harm—that is, the sacrifice of an individual to save a greater number. But this approach also has serious limitations. Most notably, it ignores the positive, altruistic core of utilitarianism, which is characterized by impartial concern for the well-being of everyone, whether near or far. Here, we develop, refine, and validate a (...) new scale—the Oxford Utilitarianism Scale—to dissociate individual differences in the ‘negative’ (permissive attitude toward instrumental harm) and ‘positive’ (impartial concern for the greater good) dimensions of utilitarian thinking as manifested in the general population. We show that these are two independent dimensions of proto-utilitarian tendencies in the lay population, each exhibiting a distinct psychological profile. Empathic concern, identification with the whole of humanity, and concern for future generations were positively associated with impartial beneficence but negatively associated with instrumental harm; and although instrumental harm was associated with subclinical psychopathy, impartial beneficence was associated with higher religiosity. Importantly, although these two dimensions were independent in the lay population, they were closely associated in a sample of moral philosophers. Acknowledging this dissociation between the instrumental harm and impartial beneficence components of utilitarian thinking in ordinary people can clarify existing debates about the nature of moral psychology and its relation to moral philosophy as well as generate fruitful avenues for further research. (shrink)

Typical philosophical discussions of physician-assisted death have focused on whether the practice can be permissible. We address a different question: assuming that pad can be morally permissible, how far does that permission extend? We will argue that granting requests for pad may be permissible even when the pad recipient can no longer speak for themselves. In particular, we argue against the ‘competency requirement’ that constrains pad-eligibility to presently-competent patients in most countries that have legalized pad. We think pad on terminally (...) ill, incapacitated patients can be morally permissible in cases where advance directives or suitable surrogate decision-makers are available, and should be legally permissible in such cases as well. We argue that this view should be accepted on pain of inconsistency: by allowing surrogate decision-makers to request withdrawal of life-sustaining care on behalf of patients and by allowing patients to request pad, we rule out any plausible justification for imposing a competency requirement on pad. (shrink)

El libro de Lorraine Daston Breve Historia de la Atención Científica, publicado en español por editorial La Cifra en el 2012, consta de seis apartados a través de los cuales Daston formula una interesante pregunta desde las perspectivas de la psicología de la investigación científica y la epistemología de la historia natural: por qué, cuándo y cómo ocurre que los científicos dirigen su atención sobre determinados objetos de estudio y no sobre otros. O visto desde otro punto de vista, cómo (...) emergen los objetos científicos y cómo, en determinado momento, se desvanecen. (shrink)

The study aims to identify the reality of management of electronic documents and electronic archiving retirement in the Palestinian Pension Agency -analytical study, as well as to recognize the reality of the current document management system in the Palestinian Pension Agency. The study found the following results: that the reality of the current system for the management of documents in the agency is weak and suffers from many jams. Employee in the agency understand the importance and benefits of the management (...) of electronic documents system, where the application of electronic document management system provide important features and benefits most of which reduce the loss of documents between departments, illustrates the flow path, the speed, accuracy, transparency, and reduce the proportion of damage and destruction of files. Furthermore, the electronic documents system cost will be less than the cost of the current system and it will reduce the tasks assigned for the staff. The existence of a clear adoption of the agency for the policies and procedures established for the application of electronic documents management system. There are weak plans for training and developing of staff in the agency to raise their efficiency. The study found a set of recommendations, including: increased interest and awareness of the need to implement policies, mechanisms, and procedures to ensure the success of electronic document management system through benefiting from the experiences of other organizations and the private sector. The agency need to increase and develop its services for retirees in order to encourage the private sector, universities, and institutions to join the agency, and open the way for all segments of society in Gaza and West Bank and enhance its competitiveness between international social security institutions. The need to focus its attention on developing and publishing appropriate clear plans and specific goals about management of electronic documents and the agency should be committed to apply them. The need to focus on the establishment of a public management of archiving in the structure dealing with all technical operations and having competent and qualified employees in the field of electronic document management. The need to focus on the Palestinian National Archives and the follow-up with the international standards by the International Council Archives (ICA). (shrink)

When a computer system causes harm, who is responsible? This question has renewed significance given the proliferation of autonomous systems enabled by modern artificial intelligence techniques. At the root of this problem is a philosophical difficulty known in the literature as the responsibility gap. That is to say, because of the causal distance between the designers of autonomous systems and the eventual outcomes of those systems, the dilution of agency within the large and complex teams that design autonomous systems, and (...) the impossibility of fully predicting how autonomous systems will behave once deployed, determining who is morally responsible for harms caused by autonomous systems is unclear at a conceptual level. I review past work on this topic, criticizing prior works for suggesting workarounds rather than philosophical answers to the conceptual problem presented by the responsibility gap. The view I develop, drawing on my earlier work on vicarious moral responsibility, explains why computing professionals are ethically required to take responsibility for the systems they design, despite not being blameworthy for the harms these systems may cause. (shrink)

Since the launch of applications such as DALL-E, Midjourney, and Stable Diffusion, generative artificial intelligence has been controversial as a tool for creating artwork. While some have presented longtermist worries about these technologies as harbingers of fully automated futures to come, more pressing is the impact of generative AI on creative labour in the present. Already, business leaders have begun replacing human artistic labour with AI-generated images. In response, the artistic community has launched a protest movement, which argues that AI (...) image generation is a kind of theft. This paper analyzes, substantiates, and critiques these arguments, concluding that AI image generators involve an unethical kind of labour theft. If correct, many other AI applications also rely upon theft. (shrink)

This paper has three main goals. First, to motivate a puzzle about how ignorance-expressing terms like maybe and if interact: they iterate, and when they do they exhibit scopelessness. Second, to argue that there is an ambiguity in our theoretical toolbox, and that exposing that opens the door to a solution to the puzzle. And third, to explore the reach of that solution. Along the way, the paper highlights a number of pleasing properties of two elegant semantic theories, explores some (...) meta-theoretic properties of dynamic notions of meaning, dips its toe into some hazardous waters, and offers characterization theorems for the space of meanings an indicative conditional can have. (shrink)

The basis of perception is the processing and categorization of perceptual stimuli from the environment. Much progress has been made in the science of perceptual categorization. Yet there is still no consensus on how the brain generates sensory individuals, from sensory input and perceptual categories in memory. This chapter argues that perceptual categorization is highly variable across perceivers due to their use of different perceptual strategies for solving perceptual problems they encounter, and that the perceptual system structurally adjusts to the (...) strategies that are most successful. Despite this variability, the different sensory individuals that result when different perceivers rely on different strategies nonetheless correspond to actual external world objects/features. This view is called 'perceptual pluralism'. (shrink)

Conceptual engineering is concerned with the improvement of our concepts. The motivating thought behind many such projects is that some of our concepts are defective. But, if to use a defective concept is to do something wrong, and if to do something wrong one must be in control of what one is doing, there might be no defective concepts, since we typically are not in control of our concept use. To address this problem, this paper turns from appraising the concepts (...) we use to appraising the people who use them. First, I outline several ways in which the use of a concept can violate moral standards. Second, I discuss three accounts of moral responsibility, which I call voluntarism, rationalism, and psychologism, arguing that each allows us to find at least some cases where we are responsible for using defective concepts. Third, I answer an objection that because most of our concepts are acquired through processes for which we are not responsible, our use of defective concepts is a matter of bad luck, and not something for which we are responsible after all. Finally, I conclude by discussing some of the ways we may hold people accountable for using defective concepts. (shrink)

When we encounter extremist rhetoric, we often find it dumbfounding, incredible, or straightforwardly unintelligible. For this reason, it can be tempting to dismiss or ignore it, at least where it is safe to do so. The problem discussed in this paper is that such dismissals may be, at least in certain circumstances, epistemically unjust. Specifically, it appears that recent work on the phenomenon of hermeneutical injustice compels us to accept two unpalatable conclusions: first, that this failure of intelligibility when we (...) encounter extremist rhetoric may be a manifestation of a hermeneutical injustice; and second, that remedying this injustice requires that we ought to become more engaged with and receptive of extremist worldviews. Whilst some theorists might interpret this as a reductio of this framework of epistemic in/justice, we push back against this conclusion. First, we argue that with a suitably amended conception of hermeneutical justice—one that is sensitive to the contextual nature of our hermeneutical responsibilities, and to the difference between understanding a worldview and accepting it—we can bite the bullet and accept that certain extremists are subject to hermeneutical injustice, but without committing ourselves to any unpalatable conclusions about how we ought to remedy these injustices. Second, we argue that bringing the framework of hermeneutical in/justice to bear upon the experience of certain extremists actually provides a new and useful perspective on one of the causes of extremism, and how it might be undermined. (shrink)

This comparative examination of Nietzsche and the Islamic philosopher al-Kindi emphasizes their mutual commitment to the recovery of classical Greek and Hellenistic thought and the idea of philosophy as a way of life. Affiliating both thinkers with the Stoic lineage in particular, I examine the ways in which they appropriate common themes such as fatalism, self-cultivation via spiritual exercises, and the banishing of sorrow. Focusing primarily on their respective conceptions of self and nature, I argue that the antipodal worldviews of (...) al-Kindi and Nietzsche can be understood as a bifurcation of Stoic philosophy. (shrink)

The appearance of consciousness in the universe remains one of the major mysteries unsolved by science or philosophy. Absent an agreed-upon definition of consciousness or even a convenient system to test theories of consciousness, a confusing heterogeneity of theories proliferate. In pursuit of clarifying this complicated discourse, we here interpret various frameworks for the scientific and philosophical study of consciousness through the lens of social insect evolutionary biology. To do so, we first discuss the notion of a forward test versus (...) a reverse test, analogous to the normal and revolutionary phases of the scientific process. Contemporary theories of consciousness are forward tests for consciousness, in that they strive to become a means to classify the level of consciousness of arbitrary states and systems. Yet no such theory of consciousness has earned sufficient confidence such that it might be actually used as a forward test in ambiguous settings. What is needed now is thus a legitimate reverse test for theories of consciousness, to provide internal and external calibration of different frameworks. A reverse test for consciousness would ideally look like a method for referencing theories of consciousness to a tractable model system. We introduce the Ant Colony Test as a rigorous reverse test for consciousness. We show that social insect colonies, though disaggregated collectives, fulfill many of the prerequisites for conscious awareness met by humans and honey bee workers. A long lineage of philosophically-neutral neurobehavioral, evolutionary, and ecological studies on social insect colonies can thus be redeployed for the study of consciousness in general. We suggest that the ACT can provide insight into the nature of consciousness, and highlight the ant colony as a model system for ethically performing clarifying experiments about consciousness. (shrink)

A nation’s economy runs on the knowledge and skills of its people.Quality assurance mechanisms for higher education institutions must take cognizance of the graduates' acquisition of skills to become productive and contributory for societal development. The study is a quantitative survey assessing the attainment of the immediate program learning outcomes of the graduating Bachelor of Science in Information Technology of one campus of a public higher education institution in the Philippines. It also assessed the introspection and level of satisfaction of (...) the graduates in their studies. Findings disclosed that the graduates have a high level of attainment of the program's learning outcomes and a high level of satisfaction. The high school where the respondents graduated is the single variable that defined the difference in attainment of program intended learning outcomes. As to the graduates' introspections, themost significant percentage of them learned the program from family, relatives, and friends. Reasons for pursuing the degree program are because of parents’ influence, prestige of IT profession. Meanwhile, the university's reputation, affordable tuition fees, and proximity to home were the factors affecting the enrolment in the BSIT program. The findings will be the basis for strategic program interventions of the program. (shrink)

The processing of time intervals in the sub- to supra-second range by the brain is critical for the interaction of primates with their surroundings in activities, such as foraging and hunting. For an accurate processing of time intervals by the brain, representation of physical time within neuronal circuits is necessary. I propose that time dimension of the physical surrounding is represented in the brain by different types of neuronal oscillators, generating spikes or spike bursts at regular intervals. The proposed oscillators (...) include the pacemaker neurons, tonic inputs, and synchronized excitation and inhibition of inter-connected neurons. Oscillators, which are built inside various circuits of brain, help to form modular clocks, processing time intervals or other temporal characteristics specific to functions of a circuit. Relative or absolute duration is represented within neuronal oscillators by “neural temporal unit,” defined as the interval between regularly occurring spikes or spike bursts. Oscillator output is processed to produce changes in activities of neurons, named frequency modulator neuron, wired within a separate module, represented by the rate of change in frequency, and frequency of activities, proposed to encode time intervals. Inbuilt oscillators are calibrated by (a) feedback processes, (b) input of time intervals resulting from rhythmic external sensory stimulation, and (c) synchronous effects of feedback processes and evoked sensory activity. A single active clock is proposed per circuit, which is calibrated by one or more mechanisms. Multiple calibration mechanisms, inbuilt oscillators, and the presence of modular connections prevent a complete loss of interval timing functions of the brain. (shrink)

Migraine is a complex neurological disorder characterized by recurrent moderate to severe headaches, accompanied by additional symptoms such as nausea, sensitivity to light and sound, and visual disturbances. Accurate and timely diagnosis of migraines is crucial for effective management and treatment. However, the diverse range of symptoms and overlapping characteristics with other headache disorders pose challenges in the diagnostic process. In this research, we propose the development of an expert system for migraine diagnosis using artificial intelligence and the CLIPS (C (...) Language Integrated Production System) framework. The expert system utilizes a rule-based inference engine to analyze patient-reported symptoms and provide reliable diagnoses or probability scores indicating the likelihood of migraine. The knowledge base of the expert system is designed based on expert knowledge obtained from medical professionals specializing in migraines. The collected knowledge is translated into a structured format suitable for the CLIPS inference engine, incorporating rules and facts to represent the diagnostic criteria and associated symptoms. The system prompts users to provide relevant information about their symptoms, medical history, and potential triggers. It applies the defined rules and facts to evaluate the likelihood of migraine and generate accurate diagnoses or probability scores. Preliminary evaluation results demonstrate the potential of the expert system as a valuable tool for diagnosing migraines. A dataset of anonymized patient records with confirmed migraine cases was used to test the system. The diagnoses generated by the expert system were compared against the known diagnoses, and a high level of accuracy was observed, with 90% of cases correctly diagnosed as migraines. These results highlight the effectiveness and reliability of the system in assisting medical professionals in the diagnosis of migraines. The proposed expert system offers several advantages for migraine diagnosis. It leverages the collective knowledge and expertise of experienced migraine specialists, providing a standardized and consistent approach to diagnosis. The system can handle large amounts of patient data and effectively analyse complex relationships between symptoms, risk factors, and diagnostic criteria. Furthermore, it offers real-time feedback and recommendations, supporting medical professionals in their clinical decision-making process. Future work involves refining the expert system based on feedback from medical experts, expanding the knowledge base to encompass a wider range of symptoms and risk factors, and conducting further evaluations to enhance its accuracy and applicability in clinical settings. The development of an expert system for migraine diagnosis has the potential to improve the diagnostic process, leading to more effective management and treatment strategies for individuals suffering from migraines. (shrink)

A central debate in philosophy of action concerns whether agential knowledge, the knowledge agents characteristically have of their own actions, is inferential. While inferentialists like Sarah Paul hold that it is inferential, others like Lucy O’Brien and Kieran Setiya argue that it is not. In this paper, I offer a novel argument for the view that agential knowledge is non-inferential, by posing a dilemma for inferentialists: on the first horn, inferentialism is committed to holding that agents have only alienated knowledge (...) of their own actions; on the second horn, inferentialism is caught in a vicious regress. Neither option is attractive, so inferentialism should be rejected. (shrink)

This paper investigates ‘authoritative knowledge’, a neglected species of practical knowledge gained on the basis of exercising practical authority. I argue that, like perceptual knowledge, authoritative knowledge is non-inferential. I then present a broadly reliabilist account of the process by which authority yields knowledge, and use this account to address certain objections.

This paper initiates a dialogue between classical Islamic philosophy and late modern European thought, by focusing on two peripheral, ‘heretical’ figures within these traditions: Abū Bakr Muḥammad ibn Zakariyāʾ al-Rāzī and Friedrich Nietzsche. What affiliates these thinkers across the cultural and historical chasm that separates them is their mutual fascination with, and profound indebtedness to, ancient Greek and Hellenistic philosophy. Given the specific themes, concerns and doctrines that they appropriate from this common source, I argue that al-Rāzī and Nietzsche should (...) be read as Epicureans and seen in relation to their predecessor as part of the subterranean tradition of philosophical naturalism. However, while each figure appropriates the philosophy of Epicurus, they ultimately transform it in important ways: al-Rāzī offers us a qualified “Platonic” Epicureanism, while Nietzsche forges a radicalized “Dionysian” Epicureanism. The point of such a comparative examination is twofold. First, analyzing the divergent paths of these “wayward” Epicureans sheds new light on the historical trajectory of naturalism as a philosophical stance (as well as its current prospects and limitations). Second, by initiating a dialogue between the classical Islamic and modern European philosophical traditions, we can better understand the antagonisms and shared concerns between these two horizons, as well as the ambiguities and self-questioning that occur within them. (shrink)

Whether visual perceptual consciousness is gradable or dichotomous has been the subject of fierce debate in recent years. If perceptual consciousness is gradable, perceivers may have less than full access to—and thus be less than fully phenomenally aware of—perceptual information that is represented in working memory. This raises the question: In virtue of what can a subject be less than fully perceptually conscious? In this chapter, we provide an answer to this question, according to which inexact categorizations of visual input (...) may result in a representation of the visual information in working memory that is less than fully available to the perceiver, and of which the perceiver is therefore less than fully phenomenally aware. The latter proposal is a natural extension of a theory of perception we have proposed in previous works, namely, the template tuning theory (TTT). We argue that although TTT is compatible with both gradable and dichotomous conceptions of perceptual consciousness, the available empirical evidence favours a gradable conception of perceptual consciousness. (shrink)

This thesis concerns our moral and epistemic responsibilities regarding our concepts. I argue that certain concepts can be morally, epistemically, or socially problematic. This is particularly concerning with regard to our concepts of social kinds, which may have both descriptive and evaluative aspects. Being ignorant of certain concepts, or possessing mistaken conceptions, can be problematic for similar reasons, and contributes to various forms of epistemic injustice. I defend an expanded view of a type of epistemic injustice known as ‘hermeneutical injustice’, (...) where widespread conceptual ignorance puts members of marginalized groups at risk of their distinctive and important experiences lacking intelligible interpretations. Together, I call the use of problematic concepts or the ignorance of appropriate concepts ‘conceptual incapacities’. I discuss the conditions under which we may be responsible for our conceptual incapacities on several major theories of responsibility, developing my own account of responsibility in the process, according to which we are responsible for something just in case it was caused by one of our reasons-responsive constitutive psychological traits. However, I argue that regardless of whether we are responsible for something, we may still be required to take responsibility for it. Whether or not we are responsible for our conceptual incapacities, we are required to reflect critically upon them in a variety of scenarios that throw our use of those concepts into question. I consider the method of conceptual engineering — the philosophical critique and revision of concepts — as one way we might take responsibility for our concepts, or at least, defer that duty to experts. But, this top-down model of conceptual revision is insufficient. Using a pragmatist model of the social epistemology of morality, I argue that conceptual inquiry is a social endeavour in which we are all required to participate, to some degree. (shrink)