Two systems of belief change based on paraconsistent logics are introduced in this article by means of AGM-like postulates. The first one, AGMp, is defined over any paraconsistent logic which extends classical logic such that the law of excluded middle holds w.r.t. the paraconsistent negation. The second one, AGMo , is specifically designed for paraconsistent logics known as Logics of Formal Inconsistency (LFIs), which have a formal consistency operator that allows to recover all the classical inferences. Besides the three usual (...) operations over belief sets, namely expansion, contraction and revision (which is obtained from contraction by the Levi identity), the underlying paraconsistent logic allows us to define additional operations involving (non-explosive) contradictions. Thus, it is defined external revision (which is obtained from contraction by the reverse Levi identity), consolidation and semi-revision, all of them over belief sets. It is worth noting that the latter operations, introduced by S. Hansson, involve the temporary acceptance of contradictory beliefs, and so they were originally defined only for belief bases. Unlike to previous proposals in the literature, only defined for specific paraconsistent logics, the present approach can be applied to a general class of paraconsistent logics which are supraclassical, thus preserving the spirit of AGM. Moreover, representation theorems w.r.t. constructions based on selection functions are obtained for all the operations. (shrink)

In this paper two systems of AGM-like Paraconsistent Belief Revision are overviewed, both defined over Logics of Formal Inconsistency (LFIs) due to the possibility of defining a formal consistency operator within these logics. The AGM° system is strongly based on this operator and internalize the notion of formal consistency in the explicit constructions and postulates. Alternatively, the AGMp system uses the AGM-compliance of LFIs and thus assumes a wider notion of paraconsistency - not necessarily related to the notion of formal (...) consistency. (shrink)

En 1968 Raquel Carson comenzaba una revolución en el pensamiento, quizá una de las de mayor peso en la actualidad. En su libro "La primavera silenciosa" acusaba del deterioro ambiental al poder ilimitado del ser humano. La creencia surgida en la modernidad de que todo lo que el hombre decidía era en sí mismo lo mejor por haber sido fruto de una voluntad libérrima, daba primacía y legitimidad absoluta a su acción sobre la naturaleza. Surgieron con gran fuerza numerosos grupos (...) ecologistas que adoptaron un pensamiento que responde al nombre de "ecología profunda" o "Deep Ecology" descrito por primera vez por Arme Naess en un artículo publicado por la revista Inquiry y titulado "The Shallow and the Deep, Long Range Ecology Movement". Los principios que proponía este movimiento (Naess 1984) pueden ser resumidos en ocho grandes puntos: 1) la vida de los seres no humanos es un valor en sí: 2) la riqueza y la diversidad de estas formas de vida son también valores en sí; 3) los seres humanos no pueden intervenir de manera destructiva en la vida; 4) a este respecto, la intervención humana actual es eminentemente excesiva; 5) por consiguiente, las reglas de juego deben ser radicalmente modificadas; 6) esta modificación radical debe hacerse tanto a nivel de las estructuras económicas como de las estructuras ideológicas y culturales; 7) a nivel ideológico, el cambio principal consiste en apreciar más la calidad de la vida que el goce de los bienes materiales; 8) las personas que acepten estos principios tienen la obligación de contribuir, directa o indirectamente a la realización de los cambios fundamentales que aquellos implican. (shrink)

Estamos siendo testigos de grandes avances tecnológicos y, a la vez, de grandes desastres naturales y sociales que nos impulsan a plantearnos cuáles son las causas últimas de la degradación natural ecológica. El abuso en el uso de los recursos tal vez pueda tener relación con el abuso en el uso de la tecnología; incluso ser causa de la gran desigualdad social en el acceso a bienes necesarios para llevar una vida digna, raíz de muchos conflictos sociales. La ecología es (...) una disciplina científica, pero cada vez es más habitual ampararse en este término para lanzar opiniones o generar un debate de ideologías de índole catastrofista que no hacen más que generar malestar social sin visos de solución práctica. Las reflexiones sobre la ecología nos parece que deben plantearse de una forma interdisciplinar, pero no de cualquier manera, sino respetando el estatuto epistemológico de cada área del saber. Cuidar el método científico, en el ámbito científico; el filosófico, en el suyo propio; e incluso el teológico. El tema de nuestra relación con la naturaleza nos afecta tan íntimamente que casi todas las áreas del conocimiento pueden decir algo al respecto. En el presente trabajo comenzamos ese diálogo y presentamos las ideas básicas desde las que se podría plantear un modo de actuar humano respetuoso para con los demás hombres y los demás seres de la naturaleza, que mejore nuestro modo de vivir y evite más daños y perjuicios. A esto nos referimos cuando hablamos de “ética ambiental”. La ecología nos toca de cerca porque tiene que ver con el modo de habitar nuestro mundo y las relaciones que tenemos con los demás seres vivos y no vivos. A fin de poder delinear las líneas principales de una ética orientada al medioambiente es preciso, en primer lugar, conocer los datos científicos sobre el tema; en segundo lugar, analizar los problemas graves que se están detectando y comprender que muchas de sus causas todavía son desconocidas y precisan de un estudio más detenido; finalmente, es conveniente revisar las alternativas de solución que nos orienten a llevar una vida mejor, donde se sugieran modos de obrar que no nos cierren el camino hacia ese destino común que tenemos como seres humanos, y que integre al resto de criaturas porque no somos los únicos seres vivientes del planeta. La propuesta de una “ética ambiental” apunta a considerar un verdadero “ecologismo solidario”. (shrink)

Our work focuses on the novel Julie, or the New Heloise by Jean Jacques Rousseau (1761), particularly on the character of Saint Preux, Julie's lover. Our interest is strictly philosophical. First, we expose the ways in which Rousseau takes pleasure in denigrating Saint Preux to conclude that he is a feminine character: the virility-femininity distinction has no relation to the gender difference because (following a Socratic tradition through Plutarch) it is in agreement with the opposition between self-control (activity) - submission (...) to the passions (passivity); femininity is always a lack of virtue proper to men. Secondly, we focus on the annihilation of Saint Preux by the voluntary renunciation of his freedom, that is, of his humanity—an absurd and inconceivable renunciation, according to The Social Contract (1762). Thirdly, we examine the reasons for this annihilation; we propose that the novel, far from contradicting, ratifies and deepens the ethical and political condemnation of gallant love that Rousseau had carried out in the Letter to M. D'Alembert on Spectacles (1758). Finally, we examine the relevance of Saint Preux in our time, pointing out the connection that Rousseau denounces between the alleged freedom to love and political inaction Keywords: Virtue  Freedom  Slavery  Ethics  Plutarch. -/- Nuestro trabajo se centra en la novela Julia o la Nueva Eloísa de Jean Jacques Rousseau (1761), particularmente en el personaje de Saint Preux, el amante de Julia. Nuestro interés es estrictamente filosófico. Primero, mostramos los modos en los que Rousseau se complace en denigrar a su personaje enamorado para concluir que Saint Preux es femenino: la distinción virilidad-femineidad prescinde de la diferencia de género porque (recuperando una tradición socrática a través de Plutarco) coincide con la oposición entre dominio (de sí) /actividad - sumisión (a las pasiones) /pasividad; la femineidad es un defecto de virtud que compete siempre a los hombres. Segundo, nos detenemos en la (auto) aniquilación de Saint Preux por la renuncia voluntaria a su libertad, es decir, a su humanidad, renuncia absurda e inconcebible, según Del Contrato Social (1762). Tercero, preguntamos por las razones de esta aniquilación; proponemos que la novela de amor, lejos de contradecir, ratifica y lleva al último extremo la condena ética y política del amor galante que Rousseau había llevado a cabo en la Carta a d’Alembert sobre los espectáculos (1758). Finalmente, preguntamos sobre la actualidad de Saint Preux señalando la vigencia de esta imbricación que Rousseau denuncia entre la pretendida libertad de amar y la inacción política. Palabras Clave: Virtud  Libertad  Esclavitud  Ética  Plutarco. -/- . (shrink)

My intention in this paper is to respond to Jean-Luc Nancy’s claim that poetry, along with philosophy, is essentially incapable of what Nancy describes as "thinking love." To do so, I will first try to come to an understanding of Nancy’s thinking regarding love and then of poetry as presented in his essay "Shattered Love." Having thus prepared the way, I will then respond, via Pablo Neruda’s poem "Oda al Limón," to Nancy’s understanding of poetry vis-à-vis "Shattered Love." This (...) response, in acting out Nancy’s thinking regarding love, will suggest a greater plurality within poetry than Nancy acknowledged. (shrink)

In this article, I discuss the analysis of the feasibility of global justice developed by Pablo Gilabert in his recent book From Global Poverty to Global Equality: A Philosophical Exploration. Gilabert makes many valuable contributions to this topic and I agree with most of his analysis. However, I identify a distinction between strategic justification and moral justification that Gilabert neglects. I show how this distinction is useful in addressing objections to the feasibility of global justice. I also claim that (...) Gilabert makes some problematic assumptions concerning the way in which global justice is morally demanding. (shrink)

This is the report on the XVI BRAZILIAN LOGIC CONFERENCE (EBL 2011) held in Petrópolis, Rio de Janeiro, Brazil between May 9–13, 2011 published in The Bulletin of Symbolic Logic Volume 18, Number 1, March 2012. -/- The 16th Brazilian Logic Conference (EBL 2011) was held in Petro ́polis, from May 9th to 13th, 2011, at the Laboratório Nacional de Computação o Científica (LNCC). It was the sixteenth in a series of conferences that started in 1977 with the aim of (...) congregating logicians from Brazil and abroad, furthering interest in logic and its applications, stimulating cooperation, and contributing to the development of this branch of science. EBL 2011 included more than one-hundred and fifty participants, all of them belonging to prominent research institutes from Brazil and abroad, especially Latin America. The conference was sponsored by the Academia Brasileira de Ciências (ABC), the As- sociation for Symbolic Logic (ASL), Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP), Centre for Logic, Epistemology and the History of Sciences (CLE), Laboratório Nacional de Computação o Científica (LNCC), Pontif ́ıcia Universidade Cato ́lica do Rio de Janeiro (PUC- Rio), Sociedade Brasileira de Lógica (SBL), and Universidade Federal Fluminense (UFF). Funding was provided by Conselho Nacional de Desenvolvimento Cient ́ıfico e Tecnolo ́ gico (CNPq), Fundac ̧a ̃o de Amparo `a Pesquisa do Estado de São Paulo (FAPESP), Fundação Euclides da Cunha (FEC), and Universidade Federal Fluminense (UFF). The members of the Scientific Committee were: Mário Folhadela Benevides (COPPE- UFRJ), Fa ́bio Bertato (CLE-IFCH-UNICAMP), Jean-Yves Béziau (UFRJ), Ricardo Bianconi (USP), Juliana Bueno-Soler (UFABC), Xavier Caicedo (Universidad de Los An- des), Walter Carnielli (CLE-IFCH-UNICAMP), Oswaldo Chateaubriand Filho (PUC-Rio), Marcelo Esteban Coniglio (CLE-IFCH-UNICAMP), Newton da Costa (UFSC, President), Antonio Carlos da Rocha Costa (UFRG), Alexandre Costa-Leite (UnB), I ́tala M. Loffredo D’Ottaviano (CLE-IFCH-UNICAMP), Marcelo Finger (USP), Edward Hermann Haeusler (PUC-Rio), Décio Krause (UFSC), João Marcos (UFRN), Ana Teresa de Castro Martins (UFC), Maria da Paz Nunes de Medeiros (UFRN), Francisco Miraglia (USP), Luiz Car- los Pereira (PUC-Rio and UFRJ), Elaine Pimentel (UFMG), and Samuel Gomes da Silva (UFBA). The members of the Organizing Committee were: Anderson de Araujo (UNICAMP), Walter Carnielli (CLE-IFCH-UNICAMP), Oswaldo Chateaubriand Filho (PUC-Rio, Co- chair), Marcelo Correa (UFF), Renata de Freitas (UFF), Edward Hermann Haeusler (PUC- RJ), Hugo Nobrega (COPPE-UFRJ), Luiz Carlos Pereira (PUC-Rio e IFCS/UFRJ), Leandro Suguitani (UNICAMP), Rafael Testa (UNICAMP), Leonardo Bruno Vana (UFF), and Petrucio Viana (UFF, Co-chair). (shrink)

SOCIOLOGIA DO TRABALHO: O CONCEITO DO TRABALHO DA ANTIGUIDADE AO SÉCULO XVI -/- SOCIOLOGY OF WORK: THE CONCEPT OF WORK OF ANTIQUITY FROM TO THE XVI CENTURY -/- RESUMO -/- Ao longo da história da humanidade, o trabalho figurou-se em distintas posições na sociedade. Na Grécia antiga era um assunto pouco, ou quase nada, discutido entre os cidadãos. Pensadores renomados de tal época, como Platão e Aristóteles, deixaram a discussão do trabalho para um último plano. Após várias transformações sociais entre (...) diferentes eras e povos, o trabalho foi ganhando espaço nos debates entre os povos, como os caldeus, hebreus e romanos. O trabalho conferiu-se no escopo da discussão social. Na Idade Média, com Agostinho, Santo Aquino e outros o labor foi concebido como algo benéfico e divino. O que se via como algo “escravo” ao povo, transformou-se em necessidade e benevolência divina. -/- Palavras-chave: Conceito; Trabalho; História; Definição. -/- ABSTRACT -/- Throughout the history of mankind, work has figured itself in different positions in society. In ancient Greece it was a little matter, or almost nothing, discussed among the citizens. Renowned thinkers of such a time, like Plato and Aristotle, left the discussion of the work for a last plan. After several social transformations between different eras and peoples, work was gaining space in the debates among peoples, such as the Chaldeans, Hebrews and Romans. The work has taken place within the scope of social discussion. In the Middle Ages, with Augustine, Saint Aquinas and others the work was conceived as something beneficial and divine. What was seen as something “slave” to the people, became need and divine benevolence. -/- Keywords: Concept; Work; History; Definition. -/- BASES TEMÁTICAS DESSE TRABALHO -/- ➢ O trabalho é um conceito construído socialmente; -/- ➢ A modernidade trouxe consigo mudanças significativas quanto à valorização do trabalho; -/- ➢ A origem dos mercados de trabalho, juntamente com o surgimento do capitalismo, minimizou o trabalho como um mero emprego assalariado; -/- ➢ O trabalho, no entanto, apresenta múltiplas manifestações nas nossas sociedades. -/- 1. A VISÃO GREGA DE TRABALHO -/- Comecemos pelos gregos, uma civilização excitante que, durante muitos séculos antes de Cristo, já começava a elaborar riquíssimas reflexões sobre vários aspectos da vida humana. No entanto, surpreende aqueles de nós que já ler os primeiros filósofos gregos, como entre tantas análises rigorosas e “diálogos”, um elemento tão central na vida social dos povos, como o trabalho havia tido escassa repercussão. A explicação só faz sentido, justamente, ao analisar a valorização que esses grandes pensadores tinham acerca do nosso objeto de estudo que é o trabalho. Embora, como supracitado, os gregos não tivessem uma visão unânime sobre o trabalho, não é menos certo assinalar que para esta civilização o trabalho foi considerado um fato altamente desvalorizado. O trabalho, para eles, dado a sua vinculação com a dimensão de constrangimento e necessidades, limitava a liberdade dos indivíduos, condição indispensável para integrar o mundo da “pólis” na qualidade de cidadão. O homem livre realizava atividades absolutamente desinteressadas: a atividade intelectual (que não era considerada trabalho) fazia parte do ócio e da contemplação. O trabalho, reservado apenas aos escravos, como bem sinala Hopenhayn (1955), significava uma mera função produtiva. Portanto, o escravo passou a ser unicamente uma força de trabalho. Como tal, ele não tem personalidade e pertence ao seu mestre, como uma coisa entre muitas. Como objeto de propriedade, escapa ao pensamento antropológico que domina a filosofia sofista e socrática, porque para o cidadão grego falar de escravo não implica um sujeito pensante, senão uma coisa ou, no máximo, a força. Também escapa ao pensamento platônico, porque, como uma coisa, parece totalmente desvalorizado na construção idealista-dualista da realidade (HOPENHAYN, 1988. p. 23 – Tradução própria). -/- Três termos fundamentais que devemos recordar da tradição grega: -/- 1 – Ponos: penalidade, fadiga; -/- 2 – Banausia: trabalho mecânico, e -/- 3 – Ergon: realização. -/- Vejamos como essa noção de trabalho é construída como algo servil (ponos), ao qual uma visão positiva de lazer e contemplação foram contrastadas como uma atividade puramente humana e libertadora. As raízes do supracitado são encontradas no valor eticamente supremo da autarquia socrática. Segundo essa noção alcunhada por Sócrates (469-399 a.C.), todo aquele que trabalha está submetido tanto à matéria como aos homens para quem trabalha. Nessa medida, sua vida carece de autonomia e, portanto, de valor moral. Naturalmente, não só os escravos, mas também qualquer trabalhador dedicado a todos os tipos de tarefas manuais, foram desprezados por um pensamento helênico indubitavelmente aristocrático. Para Platão (427-347 a.C.), de origem aristocrática, descendente do último rei de Atenas e discípulo de Sócrates, a autarquia continua a ser perpetrada como um valor ético supremo e, em consonância com os interesses da aristocracia fundiária, afirmava que somente a agricultura evocava autêntica autonomia. Dessa forma, o pensamento platônico restringiu a participação política a escravos, comerciantes e artesãos. Todos eles têm em comum a dependência das condições materiais em que produzem e trocam mercadorias. O plano político estará intimamente relacionado ao econômico-trabalhista: somente quem é capaz de governar a si mesmo (e como sabemos, acontece com aqueles que não trabalham ou possuem terras), pode governar os outros. Somente a liberação total da prática mundana do trabalho abre as possibilidades de dedicar-se, como fez Platão, à contemplação (σχολή), à filosofia e às ciências, e por meio disso saber distinguir o bem do mal, o justo do injusto, o verdadeiro do falso. Quem poderia dedicar-se a tais “tarefas nobres”? Evidentemente, aqueles que não precisam fazer parte da população trabalhadora, isto é, a aristocracia. Esse sistema de governo aristocrático foi defendido, obviamente, por Platão. Em sua “A República” sinala que o governo perfeito é o aristocrático, e que a este se sucedem a timocracia (governo dos guerreiros), a oligarquia (dos ricos) e a democracia (“governo daqueles que amam o prazer, a mudança e a liberdade), que perece por seus excessos nas mãos de alguns homem audaz que se coloca à frente do povo para defender a democracia e “do tronco desses protetores do povo nasce o tirano”, dando origem à tirania.(2) Em seu diálogo “Político” podemos ler: Aqueles que possuem a si mesmos através da compra, e aqueles que podem ser chamados sem nenhuma discussão de escravos, não participam da arte real [...] E todos aqueles que são livres, se dedicam espontaneamente a atividades servis como as supracitadas, transportando e trocando produtos da agricultura e de outras artes; que nos mercados, indo de cidade em cidade por mar e terra, trocando dinheiro por outras coisas ou por dinheiro, o que chamamos de banqueiros, comerciantes, marinheiros e revendedores, poderão, por acaso, reivindicar para eles algo da ciência política? [...], mas também aqueles que estão dispostos a prestar serviços a todos por salários ou por subsídios, nunca os encontramos participantes na arte de governar [...] Como os chamaremos? Como você acabou de dizer agora: servidores, mas não governantes dos estados (PLATÃO, 1983. pp. 237-8 – adaptado). Esse estado ideal que Platão projetou em seus ensinamentos estava longe, a propósito, da democracia ateniense defendida por Péricles. De certa forma, Platão só confiava em uma elite no poder constituída por uns poucos (oligarquia) que não deveriam se render às tarefas servis da produção e circulação das riquezas. Para ele, as crianças aristocráticas deveriam ser selecionadas desde a infância, recebendo uma educação suficiente tanto em filosofia quanto nas “artes da guerra”. Aos trinta anos, eles já seriam capazes de passar por um exame donde seriam selecionados os “filósofos-reis” encarregados do governo. De fato, no entanto, suas concepções de governo nunca poderiam ser executadas com pureza; ou pela chamada “contrarrevolução aristocrática”, ou pela invasão estrangeira subsequente. Essa visão do trabalho que estamos a analisar, como bem sinala Henri Arvon (1914- 1992), conduz a uma sociedade basicamente conservadora e estancada no produtivo. (3) A ideia de liberdade, ócio e contemplação como valores superiores, propõe um desprezo pelo trabalho que, como vimos, é uma atividade puramente transformadora. Há aqueles que, mediante tal contestação, arriscam fundamentar que grande parte do subdesenvolvimento tecnológico na Grécia derive justamente a essa cultura tão peculiar em relação ao trabalho. Caso contrário, se houvesse escravos, por que avançar em conhecimentos que facilitaram o trabalho? Não nos surpreende, nesse sentido, que uma civilização capaz de criar conhecimentos espetaculares em áreas particularmente complexas como a geometria (Euclides), por outro lado, não soubesse (ou não gostaria) de avançar em conhecimentos técnicos aplicáveis ao campo econômico-trabalhista. Já vimos como a cidadania era o escopo da de alguns aristocratas da civilização helênica. Hannah Arendt (1906-1975) sinalava que os gregos distinguiam entre os escravos, os inimigos vencidos (dmôes ou douloi) que estavam encarregados do trabalho doméstico, e os demiourgoi, homens livres para se deslocarem do domínio privado para o público. Somente depois do século V, sinala Arendt, a pólis começou a classificar as ocupações de acordo com os esforços que eles exigiam. Nisso, Aristóteles (384-322 a.C.) teve que desempenhar um papel preponderante que colocou aqueles cujo “corpo está mais deformado” na faixa mais baixa. Ele não admitiria, portanto, aos estrangeiros (os escravos), nem tampouco aos banausoi, antes dos demiourgoi, trabalhadores e artesãos que deviam resignar-se ao mundo dos “oikos”. Estes, não só estavam submetidos à necessidade como eram incapazes de ser livres, mas também incapazes de governar a parte “animal” do seu ser (República, 590). Serão eles, não obstante, aqueles que permitem o florescimento da chamada democracia helênica, pois, quem senão os trabalhadores (escravos ou artesãos) poderia manter com seu esforço o ócio e a contemplação dos “homens livres”, cidadãos do mundo? Como foi supracitado, será Aristóteles quem delimitará ainda mais os direitos de cidadania. Sua cidade ideal, como em Platão, diferenciaria os governantes dos governados. O primeiro, constituído pela classe militar, estadistas, magistrados e sacerdócio. O segundo, pelos agricultores, artesãos e os camponeses. Com os comerciantes há uma certa ambivalência: embora ele considerava uma ocupação antinatural, estava disposto a admiti-los até certo ponto em sua cidade ideal, cuja base seguiria sendo a escravidão. Em sua Política, ele explana: A cidade mais perfeita não fará do trabalhador manual (artesão) um cidadão. Caso o admitir como tal, a definição de virtude cívica [...] não alcança todos os cidadãos, nem apenas os homens livres, mas só os que estão isentos de trabalhos indispensáveis à sobrevivência. Destes, os que estão a serviço de um só indivíduo, são escravos; os que servem a comunidade, são trabalhadores manuais (artesãos) ou trabalhadores não qualificados (ARISTÓTELES, 1998. p. 203). Tampouco compreenderá os agricultores como reivindicava Platão: “Tampouco deverão ser agricultores os futuros cidadãos, pois para a formação de sua virtude e para a atividade política, o ócio é necessário”. Essa prolifera discussão ocorreu em uma civilização onde começaram a surgir as primeiras mudanças produtivas derivadas do crescimento econômico feito do descobrimento do ferro, e sua posterior divisão do trabalho, onde florescem os grupos de comerciantes e a aristocracia proprietária de terras começa a dominar. Os pensadores da época, mais aliados a estes últimos, contrariavam os princípios da acumulação comercial. Em sua Política, Aristóteles aconselha os cidadãos a absterem-se de qualquer profissão mecânica e de toda especulação mercantil. O primeiro, porque limita intelectualmente, e o segundo, porque degrada o ético. Somente o ócio (scholé), para esses pensadores, permite a virtuosidade e a capacidade de julgar. A Koinonia politiké (comunidade dos homens livres) era típica daqueles que não precisavam de trabalho, relegando a população trabalhadora ao mero âmbito da reprodução material (chrematistiké), o que só era possível em um contexto de alta divisão do trabalho onde um grupo minoritário (oligarquia) vivia à custa do trabalho da maioria (muitos deles escravos). O termo “ócio” provém de “scholé”, entendido entre os gregos como tempo para si mesmo, para a contemplação (sjolé) e, portanto, para a formação (scholé = escola). Desse ponto de vista, o ócio para os gregos é um fim em si mesmo. Entre os romanos, no entanto, adquire outra conotação. Em latim octium, designa o campo contraposto ao neo-octium (negócio), ou seja, é o tempo de descanso que permite dedicar-se ao negócio. Tal visão sobre o trabalho e o ócio, respectivamente, não foi, no entanto, como supracitado no início, unanimemente desenvolvida em toda a história da civilização helênica. Os textos de Homero(4) (séculos IX e VIII a.C.) são mais reservados a respeito, mas acima de tudo, na Grécia antiga encontramos autores como Hesíodo (século VIII), que postulavam outras teses. Para o autor de “Os trabalhos e os dias”, o trabalho se constituía em um justo e necessário castigo que Zeus impôs aos homens pelo pecado de Prometeu. Note a similitude com a crença bíblica que veremos adiante. Hesíodo explana: Lembre-se sempre do meu conselho e trabalhe [...] os deuses e os homens se indignam com quem ocioso vive, semelhante em caráter aos zangões sem ferrão, que consomem o esforço das abelhas [...] O trabalho não é nenhuma desonra; desonra é não trabalhar (HESÍODO, 2012. p. 93 e 95). Também entre alguns sofistas (aqueles que vendiam sua sabedoria a quem gostaria de comprá-la), como Protágoras (século V a.C.), “o primeiro e o maior deles”(5), coloca o estudo e a arte (técnica) na mesma faixa, e Antifonte (século V a.C.) disse: “[...] e as honras e preços, e toda a espécie de encorajamento que Deus incumbiu aos homens, devem necessariamente resultar de fadiga e suor”. Como conviveu a cultura grega com essas noções tão diferentes? Tenho a ideia, juntamente com Hopenhayn, que o desprezo dos pensadores gregos pelo manual foi causado pela violência dos guerreiros e dos aristocratas de plantão, que impuseram aos seja derrotados o jugo. Do trabalho árduo e difícil. Porque a aristocracia queria trabalhar nessas condições? A própria divisão do trabalho em si possibilitou o crescimento da civilização helênica, estava gerando diferentes classes com visões distintas sobre o trabalho. Por outro lado, surgiram os camponeses pobres, os derrotados e aqueles que tinham que viver do trabalho artesanal. Essas pessoas, na maioria das vezes isoladas do mundo da “polis”, gerariam suas próprias leituras dos acontecimentos, seus próprios espaços para o desenvolvimento cultural, inclusive sua própria religião, distante daquela imposta pela visão aristocrática, olímpica, contemplativa e estética dos “homens livres”. -/- 2. A VISÃO DOS CALDEUS ACERCA DO TRABALHO -/- A leitura de outros povos e civilizações sobre este tema tem sido diferente. Entre os caldeus, por exemplo, a visão pejorativa analisada entre os gregos não é registrada. Nas escrituras sagradas da religião de Zaratustra (o Avesta), lemos: “É um santo aquele que constrói uma casa, na qual mantém o fogo, o gado, sua mulher, seus filhos, os bons párias. Aquele que faz a terra produzir trigo, que cultiva os frutos do campo, cultiva corretamente a pureza” (HOPENHAYN, 1988. p. 35). Para os caldeus, como se pode observar, o trabalho implica, de uma posição diametralmente oposta à helênica, uma contribuição na ordem econômica, mas também na espiritual. Trabalhar não é só “cultivar o trigo” (dimensão das necessidades fisiológicas), mas também “cultivar a pureza”, dimensão esta, relacionada com a satisfação das necessidades espirituais. Por que apreciamos uma diferença tão acentuada entre essas culturas? Provavelmente, os diferentes graus de desenvolvimento dos povos levaram a isso. Enquanto entre os gregos primava uma divisão do trabalho, onde alguns tinham o status de “homens livres” dedicados à contemplação e ao ócio, outros não tinham escolha a não ser trabalhar, em uma situação de domínio em relação às naturezas daqueles que o empregaram. Esse não foi o caso dos caldeus, que possuía um escasso dividido trabalho, em que a todos se correspondia uma atividade laboriosa. -/- 3. A VISÃO DOS HEBREUS SOBRE O TRABALHO -/- No meio do caminho entre os caldeus e os gregos, encontramos a avaliação do trabalho feita pelos hebreus, dessa vez, tingindo de ambivalências. Tal como ponderava Hesíodo entre os gregos, para os hebreus, o trabalho se constituía de um mal necessário; em um meio para expiar os pecados; dessa vez não de Prometeu, mas de Adão e Eva. Vamos ver, no entanto, alguns aspectos mais complexos. A primeira coisa a se notar da perspectiva hebraica (compartilhada com o cristianismo) é o que se resulta da leitura do livro de Gênesis, aquela história poética e cheia de imagens para elucidar facilmente a origem da criação. Lá se estabelece a ideia de um deus criador-trabalhador: “No princípio Deus criou o céu e a terra [...] No sétimo dia Deus já havia concluído a obra que realizara, e nesse dia descansou [...] de toda a obra que realizara na criação”.(7) Esse Deus como primeira causa (São Tomás de Aquino (1225-1274)) denota laboriosidade seu correspondente descanso, um binômio que será fundamental para compreender a evolução do direito do trabalho e do direito ao descanso semanal contemporâneo. Digamos, em segundo lugar, que o Senhor Deus providenciou o trabalho no Éden: “O Senhor Deus colocou o homem no jardim do Éden para cuidar dele e cultivá-lo”.(8) Portanto, não é certa a ideia de que o trabalho é o resultado do pecado: ao contrário, é um trabalho árduo aquele que deriva do pecado segundo a tradição hebraico-cristã. Antes, na ausência do pecado, havia uma espécie de bom trabalho. Foi o pecado original, que levou Deus a condenar Adão e Eva, e por isso a toda a humanidade, a “ganhar o pão com o suor da sua testa”. “Por isso o Senhor Deus o mandou embora do jardim do Éden para cultivar o solo do qual fora tirado”. (9) O Talmude diz: “Se o homem não encontra seu alimento como animais e pássaros, precisa ganhá-los, isso se deve ao pecado”. Essa sentença, de caráter histórico, promove a ideia de trabalho como meio para expiar o pecado original, mas também como meio para produzir; isto é, legitimando a mudança inerente a todo trabalho e, portanto, legitimando também aquela vontade transformadora que caracterizou desde sempre os povos hebreus.(10) Agora, ao contrário dos caldeus, para os hebreus da antiguidade, o trabalho nunca teve um fim ético em si mesmo, mas foi constituído apenas como um meio. Essa visão esteve sempre presente, e caracteriza muito claramente a concepção que muitos integrantes de nossas sociedades contemporâneas possuem sobre o trabalho, além da religião de cada um. -/- 4. OS ROMANOS E O TRABALHO -/- Os romanos, por sua vez, deram uma importante contribuição para o desenvolvimento do conceito de trabalho. Se bem que, a grosso modo, não houvesse grandes diferenças com o pensamento dos gregos, com quem eles tinham em comum, além disso, uma maior divisão do trabalho fruto do desenvolvimento econômico e o uso massivo de mão de obra escrava(11); a maior contribuição do ponto de vista de sua originalidade histórica estava presente na tradição jurídica que inauguraria o Império Romano. O maior impacto por meios jurídicos e não filosóficos é explicado pelo fato de que os romanos, ao contrário dos gregos, não conseguiram “inspirar” a produção de grandes pensadores sociais. Com efeito, para os romanos, como o escravo não era considerado uma pessoa, o viam-no desprovido de personalidade jurídica. Isso conduziu a negação da relação de trabalho entre a pessoa encarregada de um trabalho manual (escravo) e seu dono. Tal relação correspondia, acima de tudo, ao direito de propriedade que os juristas romanos haviam garantido quase sem limites para seus cidadãos. O problema, como aponta Hopenhayn, surgiu quando o proprietário não ocupa seu escravo, mas aluga-o para terceiros. Surge assim a figura do arrendamento de serviços, que deriva do arrendamento das coisas. Porém, como na realidade o que se alugava era a força de trabalho, a qualidade jurídica desloca-se para a atividade realizada pelo escravo. Dessa forma, a atividade do trabalhador, primeiro do escravo, posteriormente do homem livre, começa a ser tratada como uma coisa, e se converte em antecedente do arrendamento de serviços do Direito Civil moderno. Ademais, na tradição romana, o trabalho manual estava desprestigiado. Cícero (106-43 a.C.) em De Officiis, estabeleceu com fria claridade “ipsa merces est auctoramentum servitius”(12) (todo trabalho assalariado é trabalho escravo). A vida era difícil para esses trabalhadores: nos territórios sob domínio romano, Augusto (63-14 a.C.) tinha imposto um tributo à todos os homens que exerciam algum tipo de trabalho manual, além do imposto à residência, às valas e outros mais particulares como o imposto para a detenção de porcos. Certamente, aqueles que levaram a pior parte no tempo da Roma Imperial foram os escravos (servi) sob domínio e propriedade de seus donos (domini). Me seus tempos de auge, a demanda de escravos em Roma era de 500.000 ao ano. Se compararmos com os 60.000 escravos negros trazidos a América nos anos de maior tráfico, teremos uma ideia mais ou menos exata da magnitude desse triste fenômeno. -/- 5. O CRISTIANISMO E O TRABALHO -/- As mensagens do cristianismo primitivo, são inseridas logo, nesse tempo histórico, onde Roma se tornava o centro das maiores mobilizações de rebeldia da antiguidade. Isaías, nesse sentido, proclamaria que o Messias viria: “[...] a pregar boas novas aos abatidos, a vendar aos quebrantados de coração, a publicar liberdade aos cativos, e aos presos a abertura do cárcere”.(13) Jesus, efetivamente, incluiu em sua missão, mensagens de libertação aos pobres e oprimidos. Porém, ao contrário do supracitado, como bem sinala Eric Roll (1907-2005), dos antigos profetas hebreus, não o faria saudando as comunidades tribais com seu espírito de grupo; mas animado por uma mensagem mais universal e permanente, proclamando uma mudança mais completa e integral na conduta do homem em sociedade, onde os valores de justiça e amor se colocariam em um primeiro plano. Evidentemente, a mensagem do cristianismo primitivo, e mais concretamente de Cristo, distava muito dos filósofos gregos. Deixemos que Roll explique: Temos visto que as doutrinas econômicas de Platão e, em certa medida, de Aristóteles, nasciam da aversão aristocrática ao desenvolvimento do comercialismo e da democracia. Seus ataques contra os males que acarreta o afã de acumular as riquezas são reacionárias: olham para trás, e o de Cristo olha para frente, pois exige uma mudança total, mas relações humanas. Aqueles sonhavam com um estado ideal destinado a proporcionar a “boa vida” para os cidadãos livres unicamente e cujas fronteiras eram as da cidade-estado daquele tempo; Cristo pretendeu falar por todos e para todos os homens. Platão e Aristóteles haviam justificado a escravidão; os ensinamentos de Cristo sobre a fraternidade entre todos os homens e o amor universal eram incompatíveis com a ideia da escravidão, apesar das opiniões expostas depois por São Tomás de Aquino. Os filósofos gregos, interessados somente pelos cidadãos, sustentaram opiniões muito rígidas sobre a diferente dignidade das classes de trabalho, e consideravam as ocupações servis, com exceção da agricultura, como próprias apenas para os escravos. Cristo, ao dirigir-se aos trabalhadores de seu tempo, proclamou pela primeira vez a dignidade de todas as classes de trabalho, assim materiais como espirituais (1942. p. 42 – Tradução própria). Não pode escapar desse estudo, o fato de que o próprio Jesus Cristo herdou o ofício de carpinteiro de seu “Pai” José; e que escolheu seus discípulos entre os pescadores e artesãos da região. Essa visão primitiva do cristianismo, no entanto, deve ser analisada no quadro das escrituras sagradas do Antigo Testamento que compartilha com a cultura (e obviamente a religião) hebraica. Nesse sentido, o trabalho não deixa de ser um meio, descartando-se como um fim em si mesmo. Mas, agora atribuindo-lhe um novo valor, sempre em tento um meio para um fim virtuoso: o trabalho será fundamental para permitir a satisfação das necessidades de cada um, mas também seus frutos, deverão ser inseridos em uma dimensão comunitária, onde o “próximo” necessitado esperará a contribuição fraterna e solidária do cristão. O trabalho, nessa perspectiva, não só possibilita o “tomar”, mas também o “dar”. Em relação a dupla perspectiva, é onde podemos entender a crítica do cristianismo a acumulação da riqueza. Como aponta o evangelista Mateus, “acumular o tesouro no céu, onde nem a traça nem a ferrugem os consomem, e onde os ladrões não perfuram nem roubam. Onde está o seu tesouro está seu coração”. (14) Com São Paulo se incorpora um novo componente valioso: a obrigatoriedade moral do trabalho. Em sua carta aos Tessalonicenses dita claramente “ao que não trabalha que não coma”. Diz São Paulo: Vocês sabem em que forma têm que nos imitar: nós trabalhamos enquanto estivemos entre vocês, não pedimos a ninguém um pão que não teríamos ganhado, senão que, de noite e dia, trabalhamos duramente até nos cansarmos, para não ser carga para nenhum de vocês [...] Além disso, quando estávamos com vocês lhes demos está regra: se alguém não quiser trabalhar, não coma. Mas agora ouvimos que há entre vocês alguns que vivem sem nenhuma disciplina e não fazem nada, muito ocupados em meter-se em tudo. A estes lhes mandamos e lhes rogamos, por Cristo Jesus, nosso Senhor, que trabalhem tranquilos para ganhar a vida (II Tes. 3:10). Essa frase, entendida somente no contexto de uma sociedade donde não existia um conceito de desemprego tal como entendemos atualmente, é curiosamente reproduzida pelo modelo soviético em pleno século XX. Com efeito, a Constituição da União Soviética estabeleceu em seu Artigo 12: “O trabalho é, na Rússia, uma questão de dever e de honra para todo cidadão fisicamente capaz. Essa obrigação é baseada no princípio: “quem não trabalha não come”. (15)(16) Para São Paulo, o trabalho deve ser o meio para ganhar a vida. Ele quis ser exemplo e enquanto pregava continuava trabalhando, presumivelmente como tecelão de tendas. A obrigatoriedade moral se aplica na medida em que a pessoa está em condições de o fazer. Para os incapacitados a fazê-lo (idosos, crianças, deficientes, doentes, acidentados etc.) existia a obrigatoriedade do socorro segundo a máxima do amor (ágape) ao próximo. Essas sentenças morais têm hoje em dia uma importante quota de explicação para com as contemporâneas políticas sociais. -/- 6. O TRABALHO NA IDADE MÉDIA -/- A Idade Média, período que ocupa desde o crepúsculo do Império Romano do Ocidente no século V pelos bárbaros, até o século XV, com a queda de Constantinopla, evidentemente mostra um conjunto importante de escolas e pensadores que marcaram pautas importantes para discernir o valor do trabalho nas diferentes culturas. A organização econômica mais visível nestes mil anos, onde operou o trabalho, consistia em extensões grandes de latifúndios errados do Império Romano (o sistema econômico denominado feudalismo), onde (mediante a falta de escravos) recorreu-se à mão de obra camponesa para o trabalho. O sistema, implicava o arrendamento de parte dessas terras a ex-escravos ou homens livres, em troca de uma renda em dinheiro e espécies, além do cultivo das próprias terras senhoriais. Por certo, a figura do servo não distava muito da do escravo se tivermos em conta as condições de funcionamento do contrato de trabalho. O comércio também teve seu lugar no sistema feudal, o mesmo adquiriu grande importância em certas regiões ou lugares, à exemplo de Constantinopla. A atividade econômica seguia seu rumo na história, e depois dos séculos IX e X, o crescimento das forças produtivas deu lugar a uma maior acumulação por parte de componentes e artesãos e, por certo, a uma maior apropriação de excedentes por parte do Senhor feudal. Essa situação foi ativante para a construção dos primeiros Burgos ou cidades, onde o comércio e a indústria artesanal teriam um marco mais adequado para o seu desenvolvimento. Essa é a etapa do nascimento dos primeiros grêmios corporativos (17). Então para o século XII, a estrutura feudal começa a desmoronar porque a produção de determinados bens começa a ser mais eficiente em cidades e não no feudo. O dinheiro, então, passou a ganhar maior peso que a terra, o que obriga os senhores feudais a aumentar seus rendimentos. Isso leva a um empobrecimento lógico dos camponeses, o que não dura muito, porque na primeira metade do século XIV, a maior parte dos servos alcança sua liberdade. Por sua vez, nessa apertada síntese da história econômica da Idade Média, devemos assinalar que pelo século XIV, e depois das Cruzadas e o posterior desenvolvimento do comércio internacional entre os impérios arábico e bizantino, inaugura-se uma etapa pré-capitalista que durará três séculos. É lá que se levanta mais energética a voz de alguns homens da Igreja contra a tendência à exaltação da riqueza já começava a avivar-se na Europa. São Tomás de Aquino, nesse sentido, não considerará ao comércio pré-capitalista bom ou natural. No entanto, ele o julgava inevitável uma vez que era o meio ao qual o comerciante tinha que manter a sua família. Dessa forma, os lucros do comércio não era outra coisa senão o fruto do trabalho. Se tratava, então, de colocar o acento na justiça da mudança efetuada, para o qual Aquino recorre a Aristóteles, cuja análise sobre o valor de mudança é figurado no seu estudo da Justiça. Muitos padres da Igreja, desde então, pretenderam formular um conceito de “preço justo”. Nesse sentido, o Cristianismo apresenta uma evolução do seu pensamento sobre o comércio que partia de uma visão absolutamente contrária ao começo da Idade Média (Santo Agostinho (354-430), São Jerônimo (347-420) etc.), a outra mais transacionável, que acompanhou, sobretudo, o pensamento de Aquino. Algo similar ocorreu com outro dos “preceitos” da Igreja em matéria econômica: a usura. Esta era considerada pela igreja como a melhor forma de obter lucro. O mesmo evangelista Lucas (século I d.C.) foi categórico ao rejeitar essa linha de operações. A lei hebraica também fez isso, e podemos encontrar no livro do Êxodo (22,25) tal proibição a respeito. Mais atrás no tempo, há antecedentes de condenação à usura entre os hindus (Rigveda, cerca de 1500 a.C.) e budistas (século VI d.C.), além do Islã mais próximo do nosso tempo (século VI d.C.). Ao princípio da Idade Média, como testemunha Roll, a proibição somente alcançava a Igreja, já que o escasso desenvolvimento mercantil não merecia outra coisa. No final da Idade Média, no entanto, que a situação é outra; e a prática secular foi orientada no sentido de promover o empréstimo de dinheiro cobrando por isso um juro. Alarmada ante esses fatos, a Igreja condena mais uma vez a usura no Terceiro Concílio de Latrão de 1179. No mesmo escreveu e ensinou São Tomé (século I d.C.) e outros discípulos da Igreja. No entanto, as práticas econômicas foram minando a autoridade eclesial e está terminou, através de sucessivas etapas, por aceitar, em certas condições e sob certas circunstâncias, a cobrança de juros sobre a concessão de um empréstimo. Em tal sentido, um dos autores mais representativos só início da Idade Média foi Santo Agostinho. Foi este um dos pilares, em seu tempo, das noções “anticapitalistas” que foram seguidas e complementadas por homens do tamanho de São João (347-407), São Ambrósio (340-397), São Clemente (150-215), São Cipriano (200-258) entre outros. (18) Santo Agostinho valoriza o trabalho recordando em tal sentido a São Paulo, a que cita com muita frequência em seus textos. Segundo o Bispo de Hipona, todo trabalho manual é bom pelas razões dadas pelo cristianismo primitivo. Concilia, além disso, seu dualismo platônico, ao sustentar que enquanto o homem trabalha tem a alma livre, de modo que é perfeitamente compatível pensar em Deus ao mesmo tempo em que se trabalha. Essa particular sintonia entre o trabalho e a oração foi perfeitamente posta a prova pelos monges beneditinos, cujo lema “Ora Et Labora” (orar e trabalhar) é paradigmático. “Trabalha e não desesperes” dizia seu fundador, São Bento de Núrsia (480-547), de seus monastérios distribuídos em um primeiro momento a Subiaco, no início do século VI. Também corresponde a São Bento uma sentença que perdura até o dia de hoje no imaginário moral sobre o trabalho: “Otiositas inimica est animae” (a ociosidade é inimiga da alma), tal qual diz uma expressão popular castelhana: “el ocio es la madre de todos los vicios” (o ócio é a mãe de todos os vícios). Tomás de Aquino, alguns séculos depois, continua a reflexão sobre o trabalho e estabelece uma hierarquia de profissões, onde localiza o trabalho agrícola e artesanal acima do comercial. Uma quota de originalidade na história do pensamento sobre o trabalho consistiu em considerá-lo como uma obrigação somente se necessário para subsistir; ou dito de outra maneira: quem não tem necessidade de trabalhar não tem que fazê-lo. Isso sim, à falta de trabalho, devia dedicar-se à oração e contemplação divina, atividades por certo mais elevadas para o autor da Suma Teológica. Logo, considerará que Deus é a causa primária, a que tudo deve a sua existência; por derivação, o homem é causa segunda, procurando atreves do trabalho “criar” em suas dimensões humanas. “Entre todas as formas com que a criatura humana tenta realizar a semelhança divina, não há outra de relevo mais destacado que a de trabalhar, isto é, ser em o mundo causa novos efeitos”, disse o Santo. (19) Aquino, além disso, utilizando categorias platônicas, hierarquiza o trabalho, considerando o intelectual acima do manual. Chama “artes servis” a estes últimos, enquanto que o trabalho intelectual corresponde ao conjunto das “artes liberais”, dignas de maior remuneração ao fazer uso da inteligência. Esta distinção própria da Escolástica, dá lugar à divisão clássica entre as 7 artes liberais: o Trívium (gramática, retórica e dialética) e quadrivium (astronomia, geometria, aritmética e música). Outras contribuições de São Aquino têm a ver com sua posição diante do trabalho agrícola ao qual o considera como o melhor meio para assegurar a subsistência de um povo; a maior importância dada à vida contemplativa sobre a ativa, embora considerando a primeira como “laboriosa”; sua posição sobre a escravidão, que não considerava como natural, no entanto, entendê-la “útil”(20); e sua interpretação sobre o contrato de trabalho: neste, o operário não vende a si mesmo, nem seu corpo, nem sua inteligência, nem sequer sua faculdade de trabalho. Isso significa que o Direito Natural proíbe considerar o trabalho como um objeto de mudança. Propõe, em vez disso, considerar o contrato como um arrendamento de serviço. Em termos gerais, a valorização que sobre o trabalho se realiza na Idade Média, rebaixando ao trabalho manual em relação a outras tarefas, fica explícita na divisão tripartida que recorre, entre outros, Adalberão Bispo de Laon (947-1030): “Triplex Dei ergo domus est quae Creditor uma nunca oran, alii pugnat, Aliique laborant” (ternária é a casa do Senhor e não uma: aqui sobre a terra uns oram, outros lutam e outros trabalham). Não gostaria de deixar passar por alto, finalmente, entre os movimentos originados na Idade Média, a contribuição que sobre o tema do trabalho teve a ordem franciscana. Essa, contra o que muitos podem crer, é uma ordem não mendicante no sentido estrito, mas sim trabalhadora e de pobreza. São Francisco de Assis (1181/82-1226), no final do século XII, marcaria como ninguém dentro do cristianismo, uma vida ascética baseada no trabalho e na pobreza. Inclui, além disso, um elemento pela primeira vez descoberto na cultura europeia: o sentido da alegria que acompanha o trabalho. “Essa condição de 'suor de sua testa' com 'a alegria de seu coração' outorga ao trabalho uma condição diferenciada”. Avançando então na história da humanidade, entramos na época moderna, caracterizada por cinco grandes eventos: -/- 1. A decadência do poder moral da Igreja e o enfraquecimento de seu poder econômico frente ao da crescente burguesia; -/- 2. O renascimento intelectual e artístico; -/- 3. As viagens paras as índias e a descoberta da América; -/- 4. A formação e a constituição dos Estados-nação; -/- 5. As reformas religiosas de Lutero (1483-1546) e Calvino (1509-1564). -/- Nesse contexto, os séculos XV e XVI mostraram como o mercantilismo ia avançando apesar dos esforços de alguns pensadores da Igreja que eventualmente perderam o pulso diante do desenrolar dos acontecimentos. Sucessivas encíclicas papais terminaram por legitimar o interesse nos empréstimos e, por meio desta, levou-se a maior acumulação de riquezas por parte dos banqueiros. Esse foi o meio ideal para o desenvolvimento da atividade do mercador, para quem, o trabalho passou a ser considerado um meio para obter sucesso. Ao dinamizar-se a atividade econômica e mercantil, a visão humanista do trabalho começa a perder valor, realçando-se ao mesmo como um simples meio para fins de enriquecimento. Talvez a exceção a essa noção estendida entre os novos atores tenha sido a proporcionada pelo humanismo renascentista. Para Campanella (1568-1639), por exemplo, sua “Cidade solar”, não existe o divórcio entre trabalho manual e intelectual, isso quando o segundo começa a ser supervalorizado por sua ação no plano das invenções e das novas técnicas.(22) Na mesma linha se situa Thomas More (1478-1535), o autor de “Utopia”, outra reação do cristianismo às projeções que estava adquirindo o cada vez mais influente mercantilismo. Embora o trabalho não seja considerado como um mau, pelo contrário, apresenta características humanizadoras, é sugestivo comprovar como em Utopia a jornada do trabalho não supera as seis horas diárias e na Cidade solar não se devia trabalhar mais que quatro horas. Indubitavelmente, essas versões de sociedades ideais terminariam por impactar sobre maneira a constituição das Missões Jesuítas na América do Sul; e as Franciscanas na Baixa Califórnia. É o Renascimento, o lugar propício, além disso, para renovar o conceito da virtuosidade, agora traduzida na figura do empresário ou financista audacioso e empreendedor. Essa linha foi reforçada logo por Calvino, para quem os negócios são um bom serviço a Deus, e a riqueza não é mais que um fruto de uma vida dedicada ao trabalho desde uma perspectiva ética que analisarei com Weber mais tarde, mas que confere ao trabalho a particularidade de ser um caminho para o sucesso. Esse puritanismo impulsionou sobremaneira a versão do “homo economicus” que mais tarde, em pleno auge do capitalismo pós-industrial, ao qual, segundo Daniel Bell (1919-2011), fora substituído pelos valores hedonistas. -/- REFERENCIAL TEÓRICO AGOSTINHO. Cidade de Deus: contra os pagãos. Trad. O. P. Leme. 2ª ed. Bragança Paulista: Editora Universitária, 2008. (Col. Pensamento humano). _____________. O livre-arbítrio. Trad. N. A. Oliveira. 1ª ed. São Paulo: Paulus, 1995. AQUINO, T. de. Suma Teológica. 2ª ed. 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The study aimed to identify the relationship between correcting the deviations in the measurement of performance and achieving the objectives of control and the performance of the job at the Islamic University in the Gaza Strip. To achieve the objectives of the research, the researchers used the descriptive analytical approach to collect information. The questionnaire consisted of (20) statements distributed to three categories of employees of the Islamic University (senior management, faculty members, their assistants and members of the administrative board). (...) A random sample of 314 employees was selected and 276 responses were retrieved with a recovery rate of 88.1%. The Statistical Analysis Program (SPSS) was used to enter, process, and analyze the data. The results of the study showed a positive relationship between correcting deviations in performance measurement and achieving the control objectives represented by the functional performance in the Islamic University from the point of view of the members (senior management, faculty and their assistants, and the administrative board), where the relative weight of all the paragraphs was (74.25%). The study recommended the need to ensure that the actual performance of the planned performance is matched and decisions are taken to correct the serious deviations and take the necessary measures in terms of retraining and change in regulations, wages and bonuses and punishment of the culprit, neglect and negligence by mistake. (shrink)

In this article I intend to show the strict relation between the notions of “second nature” and “recognition”. To do so I begin with a problem (circularity) proper to the theory of Hegelian and post- Hegelian Anerkennung. The solution strategy I propose is signifi cant also in terms of bringing into focus the problems connected with a notion of “space of reasons” that stems from the Hegelian concept of “Spirit”. I thus broach the notion of “second nature” as a bridgeconcept (...) that can play a key role both for a renewal of the theory of Anerkennung and for a rethinking of the “space of reasons” within the debate between Robert Brandom and John McDowell. Against this background I illustrate the novelties introduced by the dialectical conception of the relation between fi rst and second nature developed by Hegel and the contribution this idea can make to a revisited theory of recognition as a phenomenon articulated on two levels. I then return to the question of the space of reasons to show the contribution the renewed conception of recognition as second nature makes to the definition of its intrinsic sociality as something that is not in principle opposed to a sense of naturalness. (shrink)

In this paper I will argue that critical theory needs to make its socio-ontological commitments explicit, whilst on the other hand I will posit that contemporary social ontology needs to amend its formalistic approach by embodying a critical theory perspective. In the first part of my paper I will discuss how the question was posed in Horkheimer’s essays of the 1930s, which leave open two options: (1) a constructive inclusion of social ontology within social philosophy, or else (2) a program (...) of social philosophy that excludes social ontology. Option (2) corresponds to Adorno’s position, which I argue is forced to recur to a hidden social ontology. Following option (1), I first develop a metacritical analysis of Searle, arguing that his social ontology presupposes a notion of 'recognition' which it cannot account for. Furthermore, by means of a critical reading of Honneth, I argue that critical theory could incorporate a socioontological approach, giving value to the constitutive socio-ontological role of recognition and to the socio-ontological role of objectification. I will finish with a proposal for a socio-ontological characterization of reification which involves that the basic occurrence of recognition is to be grasped at the level of background practices. (shrink)

Na era das tecnologias digitais, entender vieses algorítmicos por meio das teorias da verdade ajuda a fazer perguntas cujas respostas facilitam a filtragem da informação de forma mais eficaz. O ganho é a compreensão aprofundada da realidade.

Background: The castor bean is a large grassy or semi-wooden shrub or small tree. Any part of the castor plant parts can suffering from a disease that weakens the ability to grow and eliminates its production. Therefore, in this paper will identify the pests and diseases present in castor culture and detect the symptoms in each disease. Also images is showing the symptom form in this disease. Objectives: The main objective of this expert system is to obtain appropriate diagnosis of (...) the disease. Methods: In this paper, the expert system is designed for the ability of agricultural engineers to detect and diagnose disease of castor like as: seeding blight, alternaria blight, cercospora leaf spot, powdery mildew and wilt. This system presents the disease symptoms, survival and spread, favorable conditions and image for each disease. Clips and Delphi expert system languages are used for designing and implementing the proposed expert system. Results: The expert system in the diagnosis of castor diseases was assessed by farmers and agricultural engineers and they were satisfied and accepted with its quality of performance. Conclusions: The expert system is easy for farmers and people have experience in the plant of castor to detect and diagnosis the symptoms that may face this plant from several disease. (shrink)

Totalism is the view that one distribution of well-being is better than another just in case the one contains a greater sum of well-being than the other. Many philosophers, following Parfit, reject totalism on the grounds that it entails the repugnant conclusion: that, for any number of excellent lives, there is some number of lives that are barely worth living whose existence would be better. This paper develops a theory of welfare aggregation—the lexical-threshold view—that allows totalism to avoid the repugnant (...) conclusion, as well as its analogues involving suffering populations and the lengths of individual lives. The theory is grounded in some independently plausible views about the structure of well-being, identifies a new source of incommensurability in population ethics, and avoids some of the implausibly extreme consequences of other lexical views, without violating the intuitive separability of lives. (shrink)

Introductory essay to the collection "I that is We, We that is I" (ed. by Italo Testa and Luigi Ruggiu, Brill Books, 2016). In this book an international group of philosophers explore the many facets of Hegel’s formula which expresses the recognitive and social structures of human life. The book offers a guiding thread for the reconstruction of crucial motifs of contemporary thought such as the socio-ontological paradigm; the action-theoretical model in moral and social philosophy; the question of naturalism; (...) and the reassessment of the relevance of work and power for our understanding of human life. This collection addresses the shortcomings of Kantian and constructivist normative approaches to social practices and practical rationality it involves. It sheds new light on Hegel’s take on metaphysics and puts into question some presuppositions of the post-metaphysical interpretative paradigm. (shrink)

The terms ‘compatibilism’ and ‘incompatibilism’ were introduced in the mid-20th century to name conflicting views about the logical relationship between the thesis of determinism and the thesis that someone has free will. These technical terms were originally introduced within a specific research paradigm, the classical analytic paradigm. This paradigm is now in its final stages of degeneration and few free-will theorists still work within it (i.e. using its methods, granting its substantive background assumptions, etc.). This chapter discusses how the ambiguity (...) of the terms ‘incompatibilism’ and ‘compatibilism’ took root as the classical analytic paradigm declined and why this matters to the contemporary debate. Among other things, I explain why the ambiguity of these anachronistic terms, though relatively innocuous when they were first introduced, is now encouraging theorists to tolerate and perpetuate serious philosophical errors (e.g. to conflate relations as different in kind and importance as correlation and causation, to promote uncontentiously invalid arguments, and to equivocate in ways that keep the free-will debate mired in pseudo-stalemates). I also suggest a new framework for anyone looking for relief from the confusion and deadlock created by quixotic attempts to redefine classical narratives and jargon so that they adequately describe the dialectical contours of the contemporary free-will debate. In addition, this new framework allows philosophers to start cross-pollinating work on free will and other problems, e.g. the paradox of moral luck. -/- A selection from the publication is available to download here. For full version, please gmail me, username: kristin.mickelson.42 -/- . (shrink)

The paper proposes a reconstruction of some fragments of Hegel’s Jena manuscripts concerning the natural genesis of recognitive spiritual consciousness. On this basis it will be argued that recognition has a foothold in nature. As a consequence, recognition should not be understood as a bootstrapping process, that is, as a self-positing and self-justifying normative social phenomenon, intelligible within itself and independently of anything external to it.

Some modern cosmological models predict the appearance of Boltzmann Brains: observers who randomly fluctuate out of a thermal bath rather than naturally evolving from a low-entropy Big Bang. A theory in which most observers are of the Boltzmann Brain type is generally thought to be unacceptable, although opinions differ. I argue that such theories are indeed unacceptable: the real problem is with fluctuations into observers who are locally identical to ordinary observers, and their existence cannot be swept under the rug (...) by a choice of probability distributions over observers. The issue is not that the existence of such observers is ruled out by data, but that the theories that predict them are cognitively unstable: they cannot simultaneously be true and justifiably believed. (shrink)

I defend the view that a reason for someone to do something is just a reason why she ought to do it. This simple view has been thought incompatible with the existence of reasons to do things that we may refrain from doing or even ought not to do. For it is widely assumed that there are reasons why we ought to do something only if we ought to do it. I present several counterexamples to this principle and reject some (...) ways of understanding "ought" so that the principle is compatible with my examples. I conclude with a hypothesis for when and why the principle should be expected to fail. (shrink)

I tackle the definition of the relation between first and second nature while examining some problems with McDowell's conception. This, in the first place, will bring out the need to extend the notion of second nature to the social dimension, understanding it not just as `inner' second nature — individual mind — but also as `outer' second nature — objective spirit. In the second place the dialectical connection between these two notions of second nature will point the way to a (...) critical use of the concept itself, which will link up with a theory of reification. Furthermore, I shall endeavor to fit my reflection into the problematic constellation of critical theory: my analysis in fact rests on the question whether, within a critical theory, the philosophy of nature can be recaptured today, in such a way as to give meaning to the very notion of socio-philosophical criticism of reality. (shrink)

Lara Buchak argues for a version of rank-weighted utilitarianism that assigns greater weight to the interests of the worse off. She argues that our distributive principles should be derived from the preferences of rational individuals behind a veil of ignorance, who ought to be risk averse. I argue that Buchak’s appeal to the veil of ignorance leads to a particular way of extending rank-weighted utilitarianism to the evaluation of uncertain prospects. This method recommends choices that violate the unanimous preferences of (...) rational individuals and choices that guarantee worse distributions. These results, I suggest, undermine Buchak’s argument for rank-weighted utilitarianism. (shrink)

Waiting time is widely used in health and social policy to make resource allocation decisions, yet no general account of the moral significance of waiting time exists. We provide such an account. We argue that waiting time is not intrinsically morally significant, and that the first person in a queue for a resource does not ipso facto have a right to receive that resource first. However, waiting time can and sometimes should play a role in justifying allocation decisions. First, there (...) is a duty of fairness prohibiting line-cutting where a sufficiently just queue exists. Second, waiting time has several morally attractive features that can justify its incorporation into allocation schemes. Where candidates are in relevantly similar circumstances, allocating by waiting time is relatively efficient, maximizes distribution equality relative to other Pareto efficient distributions, and treats candidates fairly. The claim that allocation using waiting time is fair is controversial. Some have claimed that formal lotteries are a fairer way to select among equal beneficiaries. We argue that lotteries are no fairer than allocation based on waiting time when it is equiprobable how a prospective queue will be ordered. In practice, lotteries share many of the disadvantages of queues; which is fairer will depend on contingent features of the allocation scenario. The upshot is that first-come, first-served is in fact a just way to allocate resources in many of the cases where it seems pre-theoretically compelling, and waiting time has unique normative properties which frequently justify its incorporation into resource allocation schemes. (shrink)

Cosmological models that invoke a multiverse - a collection of unobservable regions of space where conditions are very different from the region around us - are controversial, on the grounds that unobservable phenomena shouldn't play a crucial role in legitimate scientific theories. I argue that the way we evaluate multiverse models is precisely the same as the way we evaluate any other models, on the basis of abduction, Bayesian inference, and empirical success. There is no scientifically respectable way to do (...) cosmology without taking into account different possibilities for what the universe might be like outside our horizon. Multiverse theories are utterly conventionally scientific, even if evaluating them can be difficult in practice. (shrink)

Resumo -/- A partir da experiência de produção de uma videoaula de Lógica em Libras (Testa, Moraes, Bizio e Caló, 2021) para o IFSP FILOLIBRAS, inserida no contexto do projeto ‘O Ensino de Filosofia para Surdos: elaboração de material didático em uma perspectiva de inclusão escolar’ (Moraes e Bizio, 2021), levantamos algumas questões relativas ao arcabouço teórico do projeto. Após introduzirmos as motivações do projeto, explicamos como sua metodologia foi tratada no contexto da aula de Lógica, expondo as principais (...) dificuldades e soluções encontradas. Através da análise desta experiência, pretendemos levantar subsídios teóricos para pesquisas futuras no tema, incluindo a produção de um curso inteiramente voltado para o ensino de Lógica em Libras, não apenas enquanto área da Filosofia, mas também enquanto área de estudo multi e transdisciplinar, propedêutica ao fomento do Pensamento Crítico. -/- Palavras-chave: Ensino de Lógica, Educação Especial, Pedagogia Bilíngue, Libras. -/- Abstract -/- Based on the experience of producing a video lesson on Logic in Libras (Testa, Moraes, Bizio and Caló, 2021) to the IFSP FILOLIBRAS, inserted in the context of the project ‘O Ensino de Filosofia para Surdos: elaboração de material didático em uma perspectiva de inclusão escolar’ (‘Teaching Philosophy for Deaf students: elaboration of didactic material in a perspective of inclusive education’, in a free translation) (Moraes and Bizio, 2021), we raise some questions regarding the theoretical framework of the project. After introducing the motivations of the project, we explain how the chosen methodology was considered in the context of the Logic class, exposing the main difficulties and solutions found. Through the analysis of this experience, we intend to raise theoretical subsidies for future research on the subject, including the production of a course entirely focused on the teaching of Logic in Libras, not only as an area of Philosophy but also as a multi and transdisciplinary area of study, propaedeutic to fostering Critical Thinking. -/- Keywords: Teaching Logic, Special Education, Bilingual Pedagogy, Libras. (shrink)

n this paper, I analyse Rahel Jaeggi’s socio-ontological account of forms of life. I show that her framework is a two-sided one, since it involves an understanding of forms of life both as inert bundles of practices and as having a normative structure. Here I argue that this approach is based on an a priori argument which assumes normativity as the condition of intelligibility of social criticism. I show that the intimate tension between these two sides is reflected in the (...) socio-ontological model of the constitution of social phenomena, which on the one side is understood in terms of habituation and materialization, and on the other side in terms of constitution through norms. The second side in the end prevails and leads to some sort of normative essentialism which involves a prescriptive meta-theoretical understanding of normativity combined with a socio-ontological model of constitutive rules. I then analyse two arguments that Jaeggi offers in support of her assumption that normative constitution is the deep structure of social practices. I name these the functional- teleological argument, and the crisis developmental argument, and argue that neither succeeds in proving that practices are not normatively underdetermined. (shrink)

While there seems to be much evidence that perceptual states can occur without being conscious, some theorists recently express scepticism about unconscious perception. We explore here two kinds of such scepticism: Megan Peters and Hakwan Lau's experimental work regarding the well-known problem of the criterion -- which seems to show that many purported instances of unconscious perception go unreported but are weakly conscious -- and Ian Phillips' theoretical consideration, which he calls the 'problem of attribution' -- the worry that many (...) purported examples of unconscious perception are not perceptual, but rather merely informational and subpersonal. We argue that these concerns do not undermine the evidence for unconscious perception and that this sceptical approach results in a dilemma for the sceptic, who must either deny that there is unconscious mentality generally or explain why perceptual states are unique in the mind such that they cannot occur unconsciously. Both options, we argue, are problematic. (shrink)

Conceptions of acceptability-based moral or political justification take it that authoritative acceptability constitutes, or contributes to, validity, or justification. There is no agreement as to what bar for authoritativeness such justification may employ. The paper engages the issue in relation to (i) the level of idealization that a bar for authoritativeness, ψ, imparts to a standard of acceptability-based justification, S, and (ii) the degree of discursive purchase of the discursive standing that S accords to people when it builds ψ. I (...) argue that (i) and (ii) are interdependent: high idealization values entail low discursive purchase, while high degrees of purchase require low idealization values. I then distinguish between alethic conceptions of justification that prioritize ends that commit to high idealization values, and recognitive conceptions that favour high discursive purchase. On this basis, I argue for a moderately recognitivist constraint on idealization. To render the recognitive discursive minimum available to relevant people at the site of justification, S should set ψ low enough so that it is a genuine option for actual people to reject relevant views in ways that S recognizes as authoritative. (shrink)

According to asymmetric comparativism, it is worse for a person to exist with a miserable life than not to exist, but it is not better for a person to exist with a happy life than not to exist. My aim in this paper is to explain how asymmetric comparativism could possibly be true. My account of asymmetric comparativism begins with a different asymmetry, regarding the (dis)value of early death. I offer an account of this early death asymmetry, appealing to the (...) idea of conditional goods, and generalize it to explain how asymmetric comparativism could possibly be true. I also address the objection that asymmetric comparativism has unacceptably antinatalist implications. (shrink)

3rd ed, 2021. A circumscription of the classical theory of computation building up from the Chomsky hierarchy. With the usual topics in formal language and automata theory.

"Paraconsistent Belief Revision Based on a Formal Consistency Operator" delves into Belief Revision—a significant area of research in Formal Philosophy that uses logic to model the ways in which human and artificial agents modify their beliefs in response to new information and examines how these changes can be considered rational. -/- Originally authored as a PhD thesis (previously published in Portuguese), this work provides a novel epistemic interpretation of Paraconsistency through Paraconsistent Belief Revision systems. It explores the concept of paraconsistency (...) from the standpoint of epistemic attitudes of acceptance and rejection. -/- This work challenges the traditional notion that accepting a new belief requires retracting its negation from the current epistemic state. The author contends that such reflexive retraction goes against the principle of informational economy, which is a crucial aspect of rationality in the context of belief change. Consequently, the phenomenon of paraconsistency is further examined from this fresh perspective of belief change, shedding light on the complexities of the Logics of Formal Inconsistency (LFIs). These LFIs provide the foundational logic, offering a comprehensive framework for understanding and implementing paraconsistent principles within belief revision systems. -/- This thesis was supervised by Marcelo Esteban Coniglio and co-supervised by Márcio Moretto Ribeiro, as part of Rafael Rodrigues Testa's doctoral studies at the University of Campinas (Unicamp), Brazil. (shrink)

In this paper, I develop a quasi-transcendental argument to justify Kant’s infamous claim “man is evil by nature.” The cornerstone of my reconstruction lies in drawing a systematic distinction between the seemingly identical concepts of “evil disposition” (böseGesinnung) and “propensity to evil” (Hang zumBösen). The former, I argue, Kant reserves to describe the fundamental moral outlook of a single individual; the latter, the moral orientation of the whole species. Moreover, the appellative “evil” ranges over two different types of moral failure: (...) while an “evil disposition” is a failure to realize the good (i.e., to adopt the motive of duty as limiting condition for all one’s desires), an “evil propensity” is a failure to realize the highest good (i.e., to engage in the collective project of transforming the legal order into an ethical community). This correlation between units of moral analysis and types of obligation suggests a way to offer a deduction of the universal propensity on behalf of Kant. It consists in tracing the source of radical evil to the same subjective necessity that gives rise to the doctrine of the highest good. For, at the basis of Kant’s two doctrines lies the same natural dialectic between happiness and morality. While the highest good brings about the critically acceptable resolution of this dialectic, the propensity to evil perpetuates and aggravates it. Instead of connecting happiness and morality in an objective relation, the human will subordinatesmorality to the pursuit of happiness according to the subjective order of association. If this reading is correct, it would explain why prior attempts at a transcendental deduction have failed: interpreters have looked for the key to the deduction in the body of Kant’s text, where it is not to be found, for it is tucked, instead, in the Preface to the first edition. (shrink)

Biological evolution is a complex blend of ever changing structural stability, variability and emergence of new phe- notypes, niches, ecosystems. We wish to argue that the evo- lution of life marks the end of a physics world view of law entailed dynamics. Our considerations depend upon dis- cussing the variability of the very ”contexts of life”: the in- teractions between organisms, biological niches and ecosys- tems. These are ever changing, intrinsically indeterminate and even unprestatable: we do not know ahead of (...) time the ”niches” which constitute the boundary conditions on selec- tion. More generally, by the mathematical unprestatability of the ”phase space”, no laws of mo- tion can be formulated for evolution. We call this radical emergence, from life to life. The purpose of this paper is the integration of variation and diversity in a sound concep- tual frame and situate unpredictability at a novel theoretical level, that of the very phase space. Our argument will be carried on in close comparisons with physics and the mathematical constructions of phase spaces in that discipline. The role of symmetries as invariant preserving transformations will allow us to under- stand the nature of physical phase spaces and to stress the differences required for a sound biological theoretizing. In this frame, we discuss the novel notion of ”enablement”. Life lives in a web of enablement and radical emergence. This will restrict causal analyses to differential cases. Mutations or other causal differ- ences will allow us to stress that ”non conservation princi- ples” are at the core of evolution, in contrast to physical dynamics, largely based on conservation principles as sym- metries. Critical transitions, the main locus of symmetry changes in physics, will be discussed, and lead to ”extended criticality” as a conceptual frame for a better understanding of the living state of matter. (shrink)

In this paper recognition is taken to be a question of social ontology, regarding the very constitution of the social space of interaction. I concentrate on the question of whether certain aspects of the theory of recognition can be translated into the terms of a socio-ontological paradigm: to do so, I make reference to some conceptual tools derived from John Searle's social ontology and Robert Brandom's normative pragmatics. My strategy consists in showing that recognitive phenomena cannot be isolated at the (...) level of human interaction, and are, rather, in part proper to animal interaction as well. Furthermore, it is argued that recognitive powers are constitutive powers more basic than deontic ones and play a role much broader than the one they in fact assume in Searle and in Brandom. (shrink)

It seems natural to ask why the universe exists at all. Modern physics suggests that the universe can exist all by itself as a self-contained system, without anything external to create or sustain it. But there might not be an absolute answer to why it exists. I argue that any attempt to account for the existence of something rather than nothing must ultimately bottom out in a set of brute facts; the universe simply is, without ultimate cause or explanation.

A Revisão de Crenças estuda como agentes racionais mudam suas crenças ao receberem novas informações. O sistema AGM, trabalho mais influente desta área apresentado por Alchourrón, Gärdenfos e Makinson, postula critérios de racionalidade para os diferentes tipos de mudança de crenças e oferece construções explícitas para tais - a equivalência entre os postulados e operações é chamado de teroema da representação. Trabalhos recentes mostram como o paradigma AGM pode ser compatível com diferentes lógicas não-clássicas, o que é chamado de AGM-compatibilidade (...) - este é o caso da família de lógicas paraconsistentes que analisamos, as Lógicas da Inconsistência Formal (LFIs, da sigla em inglês). A despeito da AGM-compatibilidade, ao se partir de uma nova lógica sua racionalidade subjacente deve ser entendida e sua linguagem deve ser efetivamente usada. Propomos assim novas construções que de fato capturam a intuição presente na LFIs - é o que chamamos de sistema AGMo. Com isso, possibilitamos a estas lógicas uma nova interpretação, na esteira da epistemologia formal. Em uma abordagem alternativa, ao se partir da AGM-compatibilidade os resultados AGM podem ser diretamente aplicados às LFIs - o que chamamos de sistema AGMp. Em ambas abordagens, provamos os respectivos teoremas da representação sempre que necessário. (shrink)

At a moment when a new crisis threatens Europe—a crisis including, among other factors, COVID-19, a faltering economy, immigration and Brexit—the European Union (EU) motto of ‘Europe united in diversity’ would appear progressively less attainable. This paper submits that the European ideal is still both desirable and possible through fostering of political unity at the constitutional (regime) level by using the notions of analogical state and analogical culture, and at the community level by enabling public sphere secularity and relational interculturalism. (...) These concepts envisage the EU in a more flexible manner, in favour of policies enabling further European integration. (shrink)

Replicability and reproducibility of computational models has been somewhat understudied by “the replication movement.” In this paper, we draw on methodological studies into the replicability of psychological experiments and on the mechanistic account of explanation to analyze the functions of model replications and model reproductions in computational neuroscience. We contend that model replicability, or independent researchers' ability to obtain the same output using original code and data, and model reproducibility, or independent researchers' ability to recreate a model without original code, (...) serve different functions and fail for different reasons. This means that measures designed to improve model replicability may not enhance (and, in some cases, may actually damage) model reproducibility. We claim that although both are undesirable, low model reproducibility poses more of a threat to long-term scientific progress than low model replicability. In our opinion, low model reproducibility stems mostly from authors' omitting to provide crucial information in scientific papers and we stress that sharing all computer code and data is not a solution. Reports of computational studies should remain selective and include all and only relevant bits of code. (shrink)

Paper given at the 20th Biennial Meeting of the Hegel Society of America, University of South Carolina, October 24-26, 2008 -/- The local problem of the soul-body relation can be grasped only against the global background of the relation between Nature and Spirit. This relates to Hegel's naturalism: the idea that there is one single reality - living reality - and different levels of description of it. This implies, moreover, that it is possible to ascribe some form of naturality also (...) to the social body of institutionalized ethical life. Hegel’s position can thus be characterised as a kind of aristotelian social naturalism: this, at bottom, is the combined meaning of the Hegelian theses that soul is the substance of Spirit, and habit its universal form. (shrink)

It’s a common assumption in psychiatry and psychotherapy that mental health conditions are marked out by some form of epistemic irrationality. With respect to obsessive-compulsive disorder (OCD), the mainstream view is that OCD causes irrational beliefs. Recently, however, this ‘doxastic view’ has been criticized from a theoretical and empirical perspective. Instead a more promising ‘zetetic view’ has been proposed which locates the epistemic irrationality of OCD not in irrational beliefs, but in the senseless inquiries it prompts. Yet, in this paper (...) I present a special class of cases—sexual obsessive-compulsive disorder (S-OCD)—which cannot be explained by existing doxastic and zetetic accounts of the epistemic irrationality of OCD. In addition, some people with S-OCD appear to be adhering too well to a plausible set of norms for inquiry. Their suffering seems to be partially caused by an excess of rationality, and not a lack thereof. They seem, if anything, too rational. This shows firstly that it’s unlikely that there is one form of epistemic irrationality common to all persons living with OCD. Secondly, it should lead us to rethink the epistemic categories we use in classifying mental health conditions such as OCD. (shrink)

Paraconsistency is the study of logical systems with a non-explosive negation such that a pair of contradictory formulas (with respect to such negation) does not necessarily imply triviality, discordant to what would be expected by contemporary logical orthodoxy. From a purely logical point of view, the significance of paraconsistency relies on the meticulous distinction between the general notions of contradictoriness and triviality of a theory—respectively, the fact that a given theory proves a proposition and its negation, and the fact that (...) a given theory proves any proposition (in the language of its underlying logic). Aside from this simple rationale, the formal techniques and approaches that meet the latter definitional requirement are manifold. Furthermore, it is not solely the logical-mathematical properties of such systems that are open to debate. Rather, there are several foundational and philosophical questions worth studying, including the very question about the nature of the contradictions allowed by paraconsistentists. This entry aims to advance a brief account of some distinct approaches to paraconsistency, providing a panorama on the development of paraconsistent logic. (shrink)

ABSTRACT According to David Lewis, alteration is "qualitative difference between temporal parts of something." It follows that moments, since they are simple and lack temporal parts, cannot alter from future to present to past. Here then is another way to put McTaggart's paradox about change in tense. I will appeal to my theory of Aspects to rebut the thought behind this rendition of McTaggart. On my theory, it is possible that qualitatively differing things be numerically identical. I call these differing, (...) numerically identical things "aspects." I will argue that alteration can be a qualitative difference between temporal aspects of something that lacks temporal parts. So a moment can alter in tense. By rejecting Lewis's assumption my theory can solve this version of McTaggart's paradox. (shrink)

Confucius gave counsel that is notoriously hard to follow: "What you do not wish for yourself, do not impose on others" (Huang 1997: 15.24). People tend to be concerned with themselves and to be indifferent to most others. We are distinct from others so our self-concern does not include them, or so it seems. Were we to realize this distinctness is merely apparent--that our true self includes others--Confucius's counsel would be easier to follow. Concern for our true self would extend (...) concern beyond the narrow selves we appear to be. The neo-Confucians held just such a view. They espoused an identity with the universe and everything in it, arguing that this identity explains a natural concern for everyone and everything, not just for our narrow selves. However, many things in the universe differ from each other, that is, some have qualities others lack. If they are all one and the same thing then that one thing differs from itself. I will suggest that the objection can be answered with some metaphysical innovation. I will address the objection by sketching a theory--call it the theory of aspects--that explains how numerically identical things can differ qualitatively. (shrink)

This paper takes as its point of departure recent research into the possibility that human beings can perceive single photons. In order to appreciate what quantum perception may entail, we first explore several of the leading interpretations of quantum mechanics, then consider an alternative view based on the ontological phenomenology of Maurice Merleau-Ponty and Martin Heidegger. Next, the philosophical analysis is brought into sharper focus by employing a perceptual model, the Necker cube, augmented by the topology of the Klein bottle. (...) This paves the way for addressing in greater depth the paper’s central question: Just what would it take to observe the quantum reality of the photon? In formulating an answer, we examine the nature of scientific objectivity itself, along with the paradoxical properties of light. The conclusion reached is that quantum perception requires a new kind of observation, one in which the observer of the photon adopts a concretely self-reflexive observational posture that brings her into close ontological relationship with the observed. (shrink)

PHILOSOPHY OF SCIENCE, vol. 52, number 1, pp.44-63. R.M. Nugayev, Kazan State |University, USSR. -/- THE HISTORY OF QUANTUM THEORY AS A DECISIVE ARGUMENT FAVORING EINSTEIN OVER LJRENTZ. -/- Abstract. Einstein’s papers on relativity, quantum theory and statistical mechanics were all part of a single research programme ; the aim was to unify mechanics and electrodynamics. It was this broader program – which eventually split into relativistic physics and quantummmechanics – that superseded Lorentz’s theory. The argument of this paper is (...) partly historical and partly methodological. A notion of “crossbred objects” – theoretical objects with contradictory properties which are part of the domain of application of two different research programs – is developed that explains the dynamics of revolutionary theory change. (shrink)