This essay defends the claim that endogenous attention is necessary for the justification of perceptual beliefs. I criticize the so-called phenomenal approach, according to which perceptual experiences provide justification in virtue of being phenomenally conscious. I specifically target Siegel and Silins’ (2014 ; 2019) version of the phenomenal approach. As against their view, I claim that perceptual justification cannot be understood without reference to the cognitive mechanisms which underlie the mobilization of reasons in support of propositional attitudes – attention being (...) instrumental to those very mechanisms. Relying on the distinction between propositional and doxastic justification, I first criticize the alleged cases of justification in the absence of attention before elaborating a two-stage argument in favor of the necessity of attention for perceptual justification. In the first stage, I contend that the functional role of endogenous attention makes it a necessary condition for doxastic justification. In the second stage, by relying on Turri’s (2010) analysis, I establish that propositional justification itself necessitates attention. (shrink)

One of the most legendary educational books ever written is Jean-Jacques Rousseau’s “Émile ou de l’Education”. Most obviously Rousseau wrote this book guided by diverse more or less conscious purposes and one of the main problems it presents is paradoxical: Does education have to promote freedom by force? In this article I will, firstly, present several aims that might have triggered Rousseau to write “Émile”. Secondly, I will discuss Rousseau’s view of the so called “educational paradox”. Since this quandary touches (...) the topic of many other of his books, I will discuss “Émile” along with Rousseau’s other works and thus place his educational story in his “great narrative”. (shrink)

(Spanish) RESUMEN: La libertad absoluta postulada por Viktor Emil Frankl y Jean-Paul Sartre, la Shoah y la creencia en un dios omnipotente, bueno y justo parecen contradecirse. La pregunta por el sentido del sufrimiento de las víctimas del Holocausto (la verdadera catástrofe, el mayor crimen contra la humanidad), simbolizado por Auschwitz, y como punto de inflexión en la historia, es terriblemente dolorosa y parece no tener una respuesta filosófica ni teológica. A mi juicio, es importantísimo distinguir entre las víctimas (...) inocentes de la Shoah que perecieron y las víctimas inocentes que sufrieron un verdadero infierno y perdieron a sus seres queridos, pero que lograron sobrevivir. Ambas son víctimas, por supuesto, pero así como encontrarle un posible sentido al sufrimiento de las víctimas masacradas y gaseadas podría suponer un insulto a su sufrimiento y agonía –en especial, al horror que sufrieron los niños–, el horrible sufrimiento de los supervivientes pudo dar, tal vez, de alguna manera, un sentido a sus vidas después de la liberación de los campos de concentración y exterminio, ya fuera como voz, como protesta o como simple supervivencia. Frankl apuesta por un sentido último (que abraza el sentido del sufrimiento de las víctimas), y Sartre, aunque parezca no apostar por sentido alguno, volcó su vida al compromiso político después de la Segunda Guerra Mundial, y ello parece vislumbrar una minúscula pizca de sentido después de la barbarie. La filosofía de Frankl es un sí a la vida incluso en las situaciones más extremas, un grito casi nietzscheano que exalta el valor de la vida más allá de cualquier sufrimiento. Frankl, padre de la logoterapia y superviviente del Holocausto, abre una puerta a Dios al hablar de un dios inconsciente, una dimensión suprahumana y una fe incondicional, y define la religión como espiritualidad y como la búsqueda del hombre por el sentido último. Según Frankl, la libertad no se contradice con Dios, y la religión existe no a raíz de la barbarie, sino a pesar de la barbarie. El existencialismo sartreano es una filosofía de la libertad radical y de la responsabilidad. El hombre está condenado a ser libre. El ser humano es un ser en el que la existencia precede a la esencia. Somos totalmente responsables de lo que somos. Sartre afirma que la libertad humana es incompatible con Dios. En un mundo sin Dios, la moral la construyen los hombres, con sus propias decisiones y sus acciones, y la existencia y el sufrimiento de las víctimas no tienen sentido alguno. Sartre define al hombre como libertad, responsabilidad, angustia y contingencia. Frankl define al hombre como libertad, responsabilidad, espiritualidad y búsqueda de sentido. Con esta tesis me propongo entrar en la resbaladiza dimensión del dolor, la desesperación, el sentido y sinsentido del sufrimiento de las víctimas (teniendo presente los horrores de Auschwitz, que en teología y filosofía ha simbolizado desde la liberación de los campos la muerte de Dios y la muerte de la moral). Es verdad que no solo los hombres, mujeres y niños judíos fueron víctimas de la barbarie alemana, pero, como reza el mensaje de Elie Wiesel en la exposición permanente del Block 27 del Auschwitz-Birkeanu State Museum: "Not all victims were Jewish in this place, but all Jews were victims". La Shoah no es un episodio dentro de la Segunda Guerra Mundial, sino un punto de inflexión en la historia de la humanidad, y es una catástrofe que nos concierne a todos, hombres y mujeres judíos y no judíos, religiosos e irreligiosos, creyentes e increyentes, como seres libres, responsables y morales que somos –o que deberíamos ser. Muchas de las víctimas del Holocausto, en medio de la desesperación, entraron en las cámaras de gas orando, aferrándose a la esperanza de que ese final espeluznante no era un punto final. Con esta tesis no me propongo de ninguna manera responder a la eterna pregunta de si Dios existe o no, sino que propongo interpretar ese grito hacia Dios como un desesperado anhelo de esperanza. También me propongo encontrar una coherencia en las posturas de estos dos grandes pensadores para quienes la libertad y la responsabilidad definen al hombre: Frankl (quien apuesta por una dimensión suprahumana donde existe un sentido último en el que el sufrimiento de las víctimas tiene que tener algún sentido, aunque ese sentido sea completamente incomprensible en la dimensión humana) y Sartre (el existencialista ateo por excelencia, para quien el mundo, la existencia y el sufrimiento son absolutamente contingentes). En el primer capítulo expongo la logoterapia y el existencialismo sartreano: describo las tres dimensiones del hombre y las tres búsquedas de sentido propuestas por Frankl, y expongo las cinco consecuencias de "l'existence précède l'essence", centrándome en la libertad y la responsabilidad, y hablo del suicidio. El segundo capítulo está dedicado al dios inconsciente frankleano, la dimensión suprahumana, la búsqueda por el sentido último y la fe incondicional. En el tercer capítulo ilustro la libertad sin Dios sartreana, la ontología sartreana, el ateísmo sartreano y el humanismo sartreano, y hablo sobre la responsabilidad, la mauvaise foi, la contingencia, la situation y la angustia. El cuarto capítulo es necesariamente histórico (sin dejar de ser filosófico): me pregunto por la muerte de Dios después de Auschwitz, argumento y defiendo la unicidad del Holocausto (la Shoah es un punto de inflexión en la historia de la humanidad), describo las masacres antes de los campos de exterminio (Einsatzgruppen, Ordnungspolizei y Wehrmacht), el gigantesco complejo de Auschwitz (Stammlager, Auschwitz-Birkenau y Monowitz-Buna), reflexiono sobre Dios y el mal (centrándome en los niños de Auschwitz), describo los días de Frankl en Auschwitz, hablo de Dios como esperanza, de la inmortalidad y la escatología, de la crueldad de Dios, de la relación entre el cristianismo y el antisemitismo, del islam y el antisemitismo, critico el silencio de Dios, hablo de la muerte de Dios y del juicio contra Dios. En el quinto capítulo expongo la moral frankleana (una moral que atañe al hombre y no a Dios), basándome en su teoría del amor y en su única obra de teatro (Synchronisation in Binkerwald), y la moral sartreana (una moral que atañe a una humanidad sin Dios), recordando a Dostoyevsky, analizando la famosa cita de Garcin en Huis clos "L'enfer, c'est les Autres", criticando el marxismo de Sartre y cuestionando (con la mirada de Frankl y Sartre) el verso de Brecht "Erst kommt das Fressen, dann kommt die Moral"; al final del capítulo incluyo una reflexión propia y las críticas frankleana y sartreana sobre la impunidad de los verdugos y colaboradores después del Holocausto (con el permiso de Dios). Después de la Conclusión, añado un Apéndice sobre las vidas de Frankl y Sartre, para poder entender mejor su obra. PALABRAS CLAVE: logoterapia, existencialismo sartreano, búsqueda de sentido, libertad, responsabilidad, moral, angustia, sufrimiento, supervivientes, víctimas, contingencia, espiritualidad, religión, Dios, esperanza, antisemitismo, culpa, Auschwitz, Holocausto, Shoah. /// (English) ABSTRACT: The absolute freedom defended by Viktor Emil Frankl and Jean-Paul Sartre, the Shoah and the belief in an omnipotent, benevolent and just God seem to contradict each other. The question of the meaning of the victims' suffering of the Holocaust (the true catastrophe, the biggest crime against humanity), simbolised by Auschwitz and as a turning point in History, is terribly painful and doesn't seem to have an answer. In my opinion, it's crucial to distinguish between the innocent victims of the Shoah who perished and the innocent victims who sufferend a real hell and lost their loved ones, but managed to survive. Both are victims, of course, but just as finding a possible meaning to the suffering of the massacred and gassed victims could result in an insult to their suffering and agony –especially to the horror that the children suffered– the gigantic suffering of the survivors could, maybe, somehow, give a meaning to their lives after the liberation of the concentration and extermination camps, either as a voice, as a protest, or as a simple survival. Frankl believes in an ultimate meaning (that embraces the meaning of the victims' suffering), and Sartre, even if it appears not to embrace any meaning, turned his life to political engagement after War World II, and that attitude seems to give a tiny glimpse of meaning after the barbarity. Frankl's philosophy says yes to life even in the most extreme situations, and it's a Nietzschean-like scream that exalts the value of life beyond any monstrous suffering. Frankl, the father of logotherapy and a Holocaust survivor, opens a door to God when he talks about an unconscious God, a supra-human dimension and an unconditional faith; he defines religion as spirituality and as man's search for ultimate meaning. According to Frankl, freedom is not contradictory with God, and religion exists not because of the barbarity but in spite of the barbarity. Sartrean existentialism is a philosophy of radical freedom and responsibility. Men are condemned to be free. We are beings where the existence precedes the essence. We are completely responsible of what we are. Sartre argues that human freedom is incompatible with God. In a godless world, morality is constructed by people, with their own choices and actions, and human existence and the suffering of the victims don't have any meaning. Sartre defines man as freedom, responsibility, Angst and contingency. Frankl defines man as freedom, responsibility, spirituality and search for meaning. With this dissertation I attempt to enter in the slippery dimension of the pain, despair, meaning and meaninglessness of the victims' suffering (having in mind the horrors of Auschwitz, that in theology and in philosophy have simbolised, since the liberation of the camps, the death of God and the death of morality). It's true that not only Jewish men, women and children were victims of the German barbarity, but, as Elie Wiesel's message from the permanent exhibition from Block 27 of the Auschwitz-Birkeanu State Museum reads: "Not all victims were Jewish in this place, but all Jews were victims". The Shoah is not an episode inside War World II, but a turning point in the history of humankind, and a catastrophe that embraces us all, Jewish and not not Jewish men and women, religious and not religious, believers and not believers, as the free, responsible and moral beings that we all are –or that we should be. A lot of the victims, in the midst of their desperation, entered into the gas chambers praying, holding to the hope that their horrifying end was not the ultimate end. With this dissertation I do not attempt to answer the eternal question of the existence of God, rather, I will try to interpret that scream to God as a longing for hope. I also intend to find a coherence between the thought of these two great thinkers for whom freedom and responsibilty define man: Frankl (who argues that there is a suprahuman dimension where an ultimate meaning exists and where the victims' suffering has to have a meaning, even if this meaning is completely incomprehensible in the human dimension) and Sartre (the atheist existentialist par excellence, for whom the world, human existence and suffering are absolutely contingent). In the first chapter I expose logotherapy and Sartrean existentialism: I describe the three dimensions of man, the three searches for meaning, the five consequences of "l'existence précède l'essence" and I speak about suicide. The second chapter delves into the unconscious God, the supra-human dimension, the ultimate meaning and the unconditional faith. In the third chapter I expose the freedom without God defended by Sartre, Sartre's ontology, Sartre's atheism, Sartre's humanism, and his ideas about responsibility, mauvaise foi, contingency, situation, and Angst. The fourth chapter is necessarily historical (while being philosophical too): I wonder about the death of God after Auschwitz, I argue and defend the uniqueness of the Holocaust (the Shoah is a turning point in the history of humankind), I describe the massacres before the extermination camps (Einsatzgruppen, Ordnungspolizei y Wehrmacht), the gigantic Auschwitz camp complex (Stammlager, Auschwitz-Birkenau y Monowitz-Buna), I reflect on God and evil (focusing on the children of Auschwitz), I describe Frankl's days in Auschwitz, I talk about God as hope, about immortality and escathology, I discuss God's cruelty, the relationship between Christianity and antisemitism and Islam and antisemitism, I question the silence of God, and I talk about the death of God and about the trial against God. In the fifth chapter I talk about the Franklean morality (a morality that concerns man and not God), on the basis of his love theory and his only work of theater (Synchronisation in Binkerwald), and the Sartrean morality (a morality that concerns a humanity without God), remembering Dostoyevsky, analysing Garcin's famous quote in Huis clos "L'enfer, c'est les Autres", crticizing Sartre's marxism and questioning (with Frankl's and Sartre's eyes) Brecht's verse "Erst kommt das Fressen, dann kommt die Moral"; at the end of the chapter I include my own reflection (and Frankl and Sartre's critique) about the impunity of the executioners and collaborators after the Holocaust (with God's permission). After the Conclusion, I add an Appendix about the lives of Frankl and Sartre, which helps understanding better their work. KEYWORDS: logotherapy, existentialism, search for meaning, freedom, responsibility, morality, Angst, suffering, survivors, victims, contingency, spirituality, religion, God, hope, antisemitism, guilt, Auschwitz, Holocaust, Shoah. (shrink)

L. Gazziero, « “Οἰκείως τῇ λογικῇ πραγματείᾳ” (Simplicii in Aristotelis categorias commentarium, 12.11). Contraintes disciplinaires – anciennes et modernes – de l’interprétation logique des Catégories d’Aristote », dans V. Brière et J. Lemaire (éd.), Qu’est-ce qu’une catégorie ? Interprétations d’Aristote, Leuven, Peeters, 2019, p. 9-59 [ISBN 9789042936621] -/- In addition to understanding the very notion of « category » according to its different Aristotelian contexts, the first order of business of an archaeology of Aristotle’s categories is to inquire into its (...) influential evolution at the hands of Late Ancient commentators. The essay retraces the origin and development of the « logical » interpretation which held sway both in ancient and modern times. It shows first that the key to understand the debate between Benveniste and Derrida over Aristotle’s categories is to be found in the Neoplatonic exegesis of the work of the same name. It shows next the powerful dynamic that led the commentators to dismiss more than a few hints in the text itself in order to build a remarkably consistent interpretation that understood the notion of category as the simplest and most fundamental element in a building block theory of linguistic expression and argumentation. -/- Face au foisonnement qui caractérise l’instruction contemporaine du dossier des « catégories » d’Aristote, il est encore et toujours utile de suivre le fil historique inauguré par Adolf Trendelenburg, réinventé par Emile Benveniste et élevé par Jacques Derrida au rang d’impératif méthodologique. Le geste inaugural d’une archéologie de la notion de « catégorie » consiste donc à se prémunir contre le risque d’évacuer le problème historique des catégories à la faveur d’une catégorialité anachronique ou passe-partout : ce qui n’est possible qu’à condition de replacer les « catégories » dans les différents contextes aristotéliciens où elles sont utilisées et d’interroger les contraintes disciplinaires qui ont structuré le débat autour de leur nature chez les commentateurs de l’Antiquité tardive. (shrink)

Professeur Finkelstein avait posée la question, pourquoi, bien que leurs réalisations scientifiques et leur scientifique approche soient similaires, Bernard était beaucoup plus connu dans son pays, France, et à son époque, que Bois-Reymond en Allemagne? Une question similaire a été posée au sujet du pourquoi Darwin est connu pour la théorie de l'évolution, tandis que Wallace a été remis en arrière-fond dans leur temps et dans l'histoire. Selon Finkelstein, la cause de la differences entre Bois-Reymond et Bernard, peut être trouvée (...) dans la culture et la place de la science dans l'œil public en France contre les memes choses en Allemagne. C'est-à-dire, la rhétorique de la science a été plus respectée en France qu'en Allemagne, ce que Finkelstein a soutenu avec persuasion et éloquence. (shrink)

This is the outline: I. Remarques introductives sur l'émergence. 1 Le problème de l'émergence. 2. L'émergence en acte. a) En physique. b) Dans les sciences naturelles. II. Ruyer et la critique de l'émergentisme. III. Le dilemme épistémologique que pose l'émergence. IV. La présence du propos de Meyerson derrière celui de Ruyer. Pour conclure.

The aim of this contribution is to critically explore the understanding, the goals and the meaning of education in the philosophy of education by Jean-Jacques Rousseau. In his educational novel Emile: or On Education [Emile ou De l’éducation] (1762) he depicts his account of the natural education. Rousseau argues that all humans share one and the same development process which is independent of their social background. He regards education as an active process of perfection which is curiosity-driven and intrinsic to (...) each child. Rousseau’s educational goals are autarky, happiness and freedom. (shrink)

Introduction / St.L. JAKI (pp. 9-19). Présentation / J.-Fr. STOFFEL (p. 21). – L'œuvre de Pierre Duhem (pp. 25-113). Publications post­humes (pp. 115-129). – IIe partie : Les travaux de ses doc­torands. Fernand Caubet (pp. 133-135). Henry Chevallier (pp. 137-141). Émile Lenoble (pp. 143-144). Lucien Marchis (pp. 145-154). Eugène Monnet (pp. 155-156). Henri Pélabon (pp. 157-168). Paul Saurel (pp. 169-172). Albert Turpain (pp. 173-197). – IIIe partie : La litté­rature secondaire. Thèses et mé­moires (pp. 201-202). Livres (pp. 203-205). Biographies et (...) étu­des générales (pp. 207-209). Duhem en perspective (pp. 211-212). Le philosophe de la physique (pp. 213-234). L'histo­rien des théories physiques (pp. 235-243). Le physicien (pp. 245-251). Le croyant (pp. 253-256). Notices nécrologiques (pp. 257-258). Notices de dictionnaires et d'encyclopédies (pp. 259-260). – IVe partie : Index. (shrink)

Il saggio ricostruisce l'origine dell'interpretazione del Rinascimento italiano da parte di Nietzsche, a partire dalla lettura di uno storico francese a lui contemporaneo.

PREMISSA No século XIX, ocorreram transformações impulsionadas pela emergência de novas fontes energéticas (água e petróleo), por novos ramos industriais e pela alteração profunda nos processos produtivos, com a introdução de novas máquinas e equipamentos. Depois de 300 anos de exploração por parte das nações europeias, iniciou -se, principalmente nas colônias latino-americanas, um processo intenso de lutas pela independência. É no século XIX, já com a consolidação do sistema capitalista na Europa, que se encontra a herança intelectual mais próxima da (...) qual surgirá a Sociologia como ciência particular. No início desse século, as ideias do Conde de Saint-Simon (1760-1825), de Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831), de David Ricardo (1772-1823) e de Charles Darwin (1809-1882), entre outros, foram o elo para que Alexis de Tocqueville (1805-1859), Auguste Comte (1798-1857), Karl Marx (1818 -1883) e Herbert Spencer (1820-1903), entre outros, desenvolvessem reflexões sobre a sociedade de seu tempo. Auguste Comte e Karl Marx foram os pensadores que lançaram as bases do pensamento sociológico e de duas grandes tradições – a positivista e a socialista – que muito influenciaram o desenvolvimento da Sociologia no Brasil. 1 AUGUSTE COMTE E A TRADIÇÃO POSITIVISTA Isidore Auguste Marie François Xavier Comte nasceu em Montpellier, na França, em 19 de janeiro de 1798. Com 16 anos de idade, ingressou na Escola Politécnica de Paris, fato que teria significativa influência na orientação posterior de seu pensamento. De 1817 a 1824, foi secretário do Conde de Saint-Simon. Comte declarou que, com Saint -Simon, aprendeu muitas coisas que jamais encontraria nos livros e que, no pouco tempo em que conviveu com o conde, fez mais progressos do que faria em muitos anos, se estivesse sozinho. Toda a obra de Comte está permeada pelos acontecimentos que ocorreram após a Revolução Francesa de 1789. Ele defendeu parte dos princípios revolucionários e criticou a restauração da monarquia, preocupando-se fundamentalmente em reorganizar a sociedade, que, no seu entender, estava em ebulição e mergulhada no caos. Para Comte, a desordem e a anarquia imperavam em virtude da confusão de princípios (metafísicos e teológicos), que não se adequavam à sociedade industrial em expansão. Era, portanto, necessário superar esse estado de coisas, usando a razão como fundamento da nova sociedade. Propôs, então, a mudança da sociedade por meio da reforma intelectual plena das pessoas. De acordo com o pensador, com a modificação do pensamento humano, por meio do método científico, que ele chamava de “filosofia positiva”, haveria uma reforma das instituições. Com a proposta do estudo da sociedade por meio da análise de seus processos e estruturas, e da reforma prática das instituições, Comte criou uma nova ciência, à qual deu o nome de “física social”, passando a chamá-la posteriormente de Sociologia. A Sociologia representava, para Comte, o coroamento da evolução do conhecimento, mediante o emprego de métodos utilizados por outras ciências, que buscavam conhecer os fenômenos constantes e repetitivos da natureza: a observação, a experimentação, a comparação e a classificação. De acordo com esse pensador, a Sociologia, como as ciências naturais, deve sempre procurar a reconciliação entre os aspectos estáticos e os dinâmicos do mundo natural ou, no caso da sociedade humana, entre a ordem e o progresso. O lema da “filosofia positiva” proposta por Comte era “conhecer para prever, prever para prover”, ou seja, o conhecimento é necessário para fazer previsões e também para solucionar possíveis problemas. A influência de Comte no desenvolvimento da Sociologia foi marcante, sobretudo, na escola francesa, evidenciando-se em Émile Durkheim e seus contemporâneos e seguidores. Seu pensamento esteve presente em muitas das tentativas de criar tipologias para explicar a sociedade. Suas principais obras são: Curso de filosofia positiva (1830-1842), Discurso sobre o espírito positivo (1848), Catecismo positivista (1852) e Sistema de política positiva (1854). Para concluirmos, Comte explanava que para a superação da anarquia reinante na nova sociedade industrial, a filosofia positivista defendia a subordinação do progresso à ordem. O mesmo era contra o retorno de Luís XVIII ao trono: em sua concepção, a sociedade industrial que emergia requeria um governo fundado na razão. 2 A TRADIÇÃO SOCIALISTA: KARL MARX E FRIEDRICH ENGELS Karl Heinrich Marx nasceu em Tréveris, na antiga Prússia, hoje Alemanha, em 1818 e, em 1830, ingressou no Liceu Friedrich Wilhelm, nessa mesma cidade. Anos depois, foi cursar Direito na Universidade de Bonn, transferindo-se para Berlim em seguida. Pouco a pouco, entretanto, seus interesses migraram para a Filosofia, área na qual defendeu, em 1841, a tese de doutorado A diferença da filosofia da natureza em Demócrito e Epicuro. Sua vida universitária foi marcada pelo debate político e intelectual influenciado pelo pensamento de Ludwig Feuerbach (1804-1872) e, principalmente, pelo de Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770- 1831). Friedrich Engels (1820-1895) nasceu em Barmen (Renânia), na antiga Prússia, hoje Alemanha, filho mais velho de um rico industrial do ramo têxtil. Terminou sua formação secundária em 1837 e a partir de então sua formação intelectual foi por conta própria (autodidata), com alguns cursos universitários esparsos e de curta duração. Desde cedo começou a trabalhar nas empresas de seu pai e foi nessa condição que se deslocou para Bremen por três anos e depois foi enviado pelos pais a Manchester, na Inglaterra, onde trabalhou nas fábricas da família. Engels ficou impressionado com a miséria na qual viviam os trabalhadores das fábricas inglesas. Os dois, Marx e Engels, se encontraram em 1842, quando Marx passou a escrever para A Gazeta Renana, jornal da província de Colônia, do qual Engels era colaborador e mais tarde editor-chefe. O jornal, que criticava o poder prussiano, foi fechado em 1843, e Marx se viu desempregado. Ao perder o emprego, mudou-se para Paris, na França. Ali escreveu, em 1844, os Manuscritos econômico-filosóficos (só publicados em 1932) e, junto com F. Engels, o livro A sagrada família. Por sua vez, F. Engels, em 1844, decidiu voltar para a Alemanha, onde publicou, em 1845, A situação da classe trabalhadora na Inglaterra. Entre 1845 e 1847, Marx exilou-se em Bruxelas, na Bélgica, onde escreveu A ideologia alemã (em parceria com Friedrich Engels) e Miséria da filosofia (1847), obra na qual criticou o filósofo Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865). Em 1848, ainda na Bélgica, a parceria com Engels se solidificou ao escreverem juntos o livreto O Manifesto Comunista. Em 1848, Marx foi expulso da Bélgica e retornou a Colônia, na Alemanha (Prússia), sempre pensando na possibilidade de uma mudança estrutural em sua terra natal. Isso, entretanto, não aconteceu e Marx foi expulso da Alemanha em 1849, ano em que migrou para Londres, na Inglaterra, onde permaneceu até o fim da vida. Lá escreveu O 18 Brumário de Luís Bonaparte (1852), sua mais importante obra de reflexão sobre a vida política europeia do século XIX, desenvolveu pesquisas e concluiu seu maior trabalho: O capital: crítica da economia política. O primeiro volume dessa obra foi publicado em 1867; os outros três, em 1885, 1894 e 1905, após a morte de Marx, revisados por F. Engels. 2.1 O contexto histórico e a obra de Marx e Engels Para situar a obra de Marx e Engels, é necessário conhecer um pouco do que acontecia em meados do século XIX. Com as transformações que ocorriam no mundo ocidental, principalmente na esfera da produção industrial, houve um crescimento expressivo no número de trabalhadores industriais urbanos, com uma consequência evidente: precariedade da vida dos operários nas cidades. As condições de trabalho no interior das fábricas eram péssimas. Os empregados eram superexplorados, alimentavam-se mal e trabalhavam em ambientes insalubres. Para enfrentar essa situação e tentar modificá-la, os trabalhadores passaram a se organizar em associações e sindicatos e a promover movimentos de reivindicação. Desenvolveu-se, então, uma discussão das condições sociais, políticas e econômicas para se definirem as possibilidades de intervenção nessa realidade. Desde o início do século XIX, muitos pensadores discutiram essas questões, nas perspectivas socialista e anarquista. Na Inglaterra podem ser citados, entre outros: William Godwin (1756-1836), Thomas Spence (1750-1814), Thomas Paine (1737-1809), Robert Owen (1771-1858) e Thomas Hodgkin (1787-1866). Na França, destacaram-se Étienne Cabet (1788- 1856), Flora Tristan (1803-1844), Charles Fourier (1772-1837) e Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865). Marx e Engels levaram em conta esses pensadores, debatendo com alguns contemporâneos e criticando-os. Além disso, incorporaram a tradição da economia clássica inglesa, presente principalmente nas obras de Adam Smith e de David Ricardo. Pode-se dizer, portanto, que Marx e Engels desenvolveram seu trabalho com base na análise crítica da economia política inglesa, do socialismo utópico francês e da filosofia alemã. Esses dois autores não buscavam definir uma ciência específica para estudar a sociedade (como a Sociologia, para Auguste Comte) ou situar seu trabalho em um campo científico particular. Em alguns escritos, Marx afirmou que a História seria a ciência que mais se aproximava de suas preocupações, por abarcar as múltiplas dimensões da sociedade, a qual deveria ser analisada na totalidade, não havendo uma separação rígida entre os aspectos sociais, econômicos, políticos, ideológicos, religiosos, culturais etc. O objetivo de Marx e Engels era estudar criticamente a sociedade capitalista com base em seus princípios constitutivos e em seu desenvolvimento, visando dotar a classe trabalhadora de uma análise política da sociedade de seu tempo. Assim, a tradição socialista nascida da luta dos trabalhadores, muitos anos antes e em situações diferentes, tem como expressão intelectual o pensamento de Karl Marx e Friedrich Engels. Para entender as concepções fundamentais de Marx e Engels é necessário fazer a conexão entre as lutas da classe trabalhadora, suas aspirações e as ideias revolucionárias que estavam presentes no século XIX na Europa. Para eles, o conhecimento científico da realidade só tem sentido quando visa à transformação dessa mesma realidade. A separação entre teoria e prática não é discutida, pois a “verdade histórica” não é algo abstrato e que se define teoricamente; sua verificação está na prática. Apesar de haver algumas diferenças em seus escritos, os elementos essenciais do pensamento de Marx e Engels podem ser assim sintetizados: • historicidade das ações humanas – crítica ao idealismo alemão; • divisão social do trabalho e o surgimento das classes sociais – a luta de classes; • o fetichismo da mercadoria e o processo de alienação; • crítica à economia política e ao capitalismo; • transformação social e revolução; • utopia – sociedade comunista. A obra desses dois autores é muito vasta e não ficou vinculada estritamente aos movimentos sociais dos trabalhadores. Pouco a pouco foi introduzida nas universidades como parte do estudo em diferentes áreas do conhecimento. Estudiosos de Filosofia, Sociologia, Ciência Política, Economia, História e Geografia, entre outras áreas, foram influenciados por ela. Na Sociologia, como afirma Irving M. Zeitlin, no livro Ideología y teoría sociológica, tanto Max Weber quanto Émile Durkheim fizeram, em suas obras, um debate com as ideias de Karl Marx. Pelas análises da sociedade capitalista de seu tempo e a repercussão que tiveram em todo o mundo, principalmente no século XX, nos movimentos sociais e nas universidades, Marx e Engels são considerados autores clássicos da Sociologia. No campo dessa disciplina, porém, o pensamento deles ficou um pouco restrito, pois perdeu aquela relação entre teoria e prática (práxis), ou seja, entre a análise crítica e a prática revolucionária. Essa relação esteve presente, por exemplo, na vida e na obra dos russos Vladimir Ilitch Ulianov, conhecido como Lênin (1870-1924), e Leon D. Bronstein, conhecido como Trotsky (1879-1940), da alemã Rosa Luxemburgo (1871-1919) e do italiano Antonio Gramsci (1891- 1937), que tiveram significativa influência no movimento operário do século XX. Com base no trabalho de Marx e Engels, muitos autores desenvolveram estudos acadêmicos em vários campos do conhecimento. Podemos citar, por exemplo, Georg Lukács (1885-1971), Theodor Adorno (1903-1969), Walter Benjamin (1892-1940), Henri Lefebvre (1901-1991), Lucien Goldmanm (1913 -1970), Louis Althusser (1918 -1990), Nikos Poulantzas (1936-1979), Edward P. Thompson (1924-1993) e Eric Hobsbawm (1917 -2012). O pensamento de Marx e Engels continua, assim, presente em todo o mundo, com múltiplas tendências e variações, sempre gerando controvérsias. REFERENCIAL TEÓRICO GEMKOW, H.; PSUA, I. M. L. Marx e Engels: Vida e Obra. São Paulo: Alfa e Ômega, 1984. 232 pp. GIANOTTI, J. A. Comte. São Paulo: Abril Cultural, 1978. 318 pp. (Col. Os Pensadores) KONDER, L. Marx: vida e obra. 7ª ed. São Paulo: Paz e Terra, 2007. 154 pp. (Col. Vida e Obra). (shrink)

HISTÓRIA DA SOCIOLOGIA: O DESENVOLVIMENTO DA SOCIOLOGIA I -/- A SOCIOLOGIA NOS ESTADOS UNIDOS -/- -/- HISTORY OF SOCIOLOGY: THE DEVELOPMENT OF SOCIOLOGY I -/- SOCIOLOGY IN UNITED STATES -/- -/- Emanuel Isaque Cordeiro da Silva – IFPE-BJ, CAP-UFPE e UFRPE. E-mails: [email protected] e [email protected] WhatsApp: (82)9.8143-8399. -/- -/- PREMISSA -/- A Sociologia nos Estados Unidos desenvolveu-se no contexto de dois grandes eventos que marcaram profundamente a história do país. -/- O primeiro foi a Guerra de Secessão (também conhecida como (...) Guerra Civil Americana), que ocorreu entre 1861 e 1865 e gerou ressentimentos e atritos entre a população do sul e a do norte dos Estados Unidos. -/- Em contrapartida, houve a urbanização das terras do oeste e das áreas centrais do país, o que contribuiu para o crescimento da economia e a expansão industrial. No norte, graças ao esforço de guerra, houve um grande crescimento, principalmente na metalurgia, no transporte ferroviário, na indústria de armamentos e na indústria naval. O comércio também se expandiu de maneira exponencial em todo o território estadunidense. -/- O padrão de cultura dos Estados Unidos passou a ser o ideal nortista de “trabalho duro, educação e liberdade econômica a todos”. Houve ainda um grande desenvolvimento de escolas e instituições de ensino superior. -/- O segundo grande evento que marcou a história estadunidense foi a chegada em massa de estrangeiros. Entre 1860 e 1900, os Estados Unidos passaram de país agrícola, com população em torno de 4 milhões, para país industrial, com uma das maiores economias do mundo e com 75 milhões de habitantes. -/- O incremento populacional e a industrialização redundaram em um processo de urbanização sem precedentes que continuou até a década de 1930. Para se ter uma ideia, em 1860 viviam em Chicago 102 260 pessoas; em 1900, a população da cidade passou a 1 698 575 e, em 1930, a 3 375 329. Em virtude desses fatores, consolidaram-se nos Estados Unidos uma burguesia industrial, comercial e financeira significativa, uma classe trabalhadora majoritariamente formada por imigrantes e uma classe média em ascensão. -/- As principais cidades passaram a ser um espaço de conflito e alvo de preocupações. Temas como imigração, aculturação, conflitos étnicos, comportamentos desviantes e políticas públicas foram importantes na Sociologia desenvolvida inicialmente no país. -/- Entre os principais fundadores da Sociologia nos Estados Unidos estão William Graham Sumner (1840 -1910), Lester Frank Ward (1841-1913), Albion Woodbury Small (1854-1926), Franklin Henry Giddings (1855-1931), Thorstein Bunde Veblen (1857-1929), William Isaac Thomas (1863-1947), Robert Ezra Park (1864-1944), Charles Horton Cooley (1864-1929) e George Herbert Mead (1863-1931). -/- A herança cultural desses fundadores é muito diversa: foram influenciados principalmente pela tradição religiosa protestante disseminada em quase todo o território, pelo liberalismo econômico clássico conservador, do tipo laissez-faire, pelo evolucionismo do inglês Charles Darwin (1809-1882) e pelo darwinismo social de Herbert Spencer (1820-1903). Acrescente-se a esse cadinho de concepções de mundo e ciência o pragmatismo do filósofo e psicólogo William James (1842-1910) e do filósofo Charles Pierce (1839-1914). -/- Essa herança permite compreender as duas grandes características da Sociologia nos Estados Unidos: -/- • multiplicidade de temas, problemas e propostas e diversidade teórica e metodológica; -/- • desenvolvimento desse campo do conhecimento em universidades, nas quais as atividades eram financiadas pelo Estado e pelo setor privado (Fundação Rockefeller, comitês e associações normalmente religiosas). -/- Por causa dessa segunda característica, optei por analisar o desenvolvimento da Sociologia nos Estados Unidos em três importantes universidades estadunidenses: a de Chicago, Harvard e Columbia. -/- 1. A Universidade de Chicago -/- A Universidade de Chicago foi fundada em 1890 pelo magnata do petróleo John D. Rockefeller e recebeu os primeiros alunos em 1892. Nela foi criado o primeiro departamento de Sociologia dos Estados Unidos, sob a direção de Albion Woodbury Small. -/- No início de seus trabalhos sociológicos, a Universidade de Chicago deu primazia à pesquisa empírica, procurando conhecer, por meio da observação direta, a dinâmica das relações sociais. Desenvolveu uma forte tendência pragmática e microssociológica, que viria a ser conhecida como a Escola de Chicago. A maior preocupação dos integrantes dessa Escola foi com os problemas das grandes cidades dos Estados Unidos, como a marginalidade social, o alcoolismo, as drogas, a segregação racial e a delinquência, estabelecendo uma relação entre a pesquisa sociológica e a intervenção dos organismos públicos na sociedade. -/- Os sociólogos de Chicago também se dedicaram ao que chamaram de ecologia humana, em oposição à ecologia animal e vegetal. -/- Em 1895, Albion Woodbury Small fundou o American Journal of Sociology e, em 1907, participou ativamente da fundação da Sociedade Americana de Sociologia. Ele publicou, com Georges Vincent, em 1894, talvez o primeiro manual de Sociologia para estudantes, intitulado Introdução ao estudo da sociedade. Tendo estudado na Alemanha, Small foi o principal divulgador do pensamento de Georg Simmel nos Estados Unidos. -/- Entre os integrantes da Escola de Chicago mais conhecidos no Brasil, podemos citar William I. Thomas (1863-1947) e Florian Znaniecki (1882-1958), cuja principal obra foi O camponês polonês na Europa e na América, editada em 1918. -/- Destacam-se ainda Robert E. Park (1864-1944) e Ernest W. Burgess (1886-1966), que escreveram, entre outras obras, Introdução à ciência da Sociologia, em 1921. -/- Os dois, com Roderick Mackenzie, escreveram o clássico A cidade, em 1925. Outro membro de destaque foi Louis Wirth (1897-1952), autor de O gueto, escrito em 1928, e de um artigo que se tornou famoso, “Urbanismo como modo de vida”, publicado em 1938, no American Journal of Sociology. -/- A Escola de Chicago congregou, ainda, sociólogos e antropólogos com ligação com a Psicologia Social, que desenvolveram uma abordagem sociológica das relações sociais conhecida como interacionismo simbólico. A principal figura dessa vertente foi George Herbert Mead (1863-1932), que trabalhou em diversas áreas, sobretudo como psicólogo social e como professor de várias gerações de antropólogos e sociólogos. Seus escritos foram sistematizados por seus alunos e publicados com o nome Mind, self and society (A mente, o eu e a sociedade), em 1934. -/- Além da tradição intelectual dos Estados Unidos, os integrantes da Escola de Chicago receberam a influência de Jean-Gabriel de Tarde, Émile Durkheim e Georg Simmel. Seus continuadores foram Herbert Blumer (1900-1987) e Everett C. Hughes (1897-1983). -/- 1.1 Erving Goffman (1922-1982) -/- O representante da Sociologia desenvolvida na Universidade de Chicago mais influente no Brasil é Erving Goffman, que nasceu em Manville, Alberta, no Canadá, em 1922, e faleceu nos Estados Unidos em 1982. Obteve o grau de bacharel pela Universidade de Toronto, em 1945, e concluiu mestrado (1949) e doutorado (1953) na Universidade de Chicago, onde estudou Sociologia e Antropologia Social. Em 1958, tornou-se professor da Universidade da Califórnia e, em 1968, ingressou na Universidade da Pensilvânia, onde foi professor de Antropologia e Sociologia. -/- Entre 1981 e 1982, Goffman foi presidente da Sociedade Americana de Sociologia e realizou pesquisas na linha da Sociologia interpretativa e cultural, iniciada por Max Weber, desenvolvendo a ideia de que o mundo é um teatro e cada um, individualmente ou em grupo, interpreta papéis de acordo com as circunstâncias em que se encontra. Essas circunstâncias são marcadas por rituais e posições distintivas em relação a outros indivíduos ou grupos. Para ele, é possível distinguir indivíduos, grupos e classes com base, por exemplo, em aspectos como as formas de vestir ou de se apresentar publicamente. -/- O sociólogo considera a interação social como um processo fundamental de identificação e de diferenciação dos indivíduos e grupos, analisando-a no cotidiano, especialmente em lugares públicos. Goffman estudou com especial atenção o que chamou de “instituições totais”, lugares onde o indivíduo é isolado da sociedade, como prisões e manicômios. -/- De acordo com o sociólogo brasileiro Édison Gastaldo: -/- O trabalho de Goffman trouxe à luz aspectos da vida cotidiana que não se julgavam “sociologicamente relevantes”. Seus insights sobre as interações ordinárias, sobre o deslocamento dos pedestres, sobre a ocupação social dos espaços públicos, sobre a atuação dos vigaristas, mendigos, loucos, espiões, jogadores e de todos aqueles que passam cotidianamente debaixo de nossos narizes sem que prestemos atenção modificaram o pensar sociológico no mundo. Sua descrição etnográfica de um hospital para doentes mentais colaborou decisivamente para deflagrar a luta antimanicomial no mundo inteiro. Vinte e dois anos depois de sua morte, os temas e os conceitos desenvolvidos por Goffman ainda estão em pleno uso e vitalidade (GASTALDO, 2004, p. 9/10). -/- Suas três obras mais conhecidas são: A representação do eu na vida cotidiana (1959), Manicômios, prisões e conventos (1961) e Estigma: notas sobre a manipulação da identidade (1963). -/- 2. A Universidade Harvard -/- A história de Harvard começa em 1636, quando foi fundada, na cidade de Cambridge, no estado de Massachusetts, uma instituição de ensino denominada New College. Em 1639, essa instituição recebeu o nome de Harvard College, em homenagem a John Harvard, seu principal mecenas. -/- A Sociologia desenvolvida na Universidade Harvard é marcada por uma preocupação teórica e tem dois sociólogos como expoentes: Pitirim Alexandrovich Sorokin (1889-1968) e Talcott Edgar Frederick Parsons (1902-1979). Este último influenciou muito o desenvolvimento da Sociologia no mundo e no Brasil. -/- 2.1 Talcott Parsons (1902-1979) -/- Talcott Parsons nasceu no Colorado, nos Estados Unidos. Em 1924, graduou-se em Biologia e Filosofia na Faculdade Amherst. Em 1925, pós-graduou-se em Ciências Sociais na Escola de Economia de Londres, na Inglaterra, e, em seguida, doutorou-se na Universidade de Heidelberg, na Alemanha. -/- Nos Estados Unidos, lecionou Economia e Sociologia na Universidade Harvard durante 45 anos (1927-1973). Em 1944, tornou-se presidente do Departamento de Sociologia, transformando-o, dois anos depois, no Departamento de Relações Sociais, a fim de unir a Sociologia a outras ciências sociais. -/- Assim como Sorokin, Parsons voltou-se para a Sociologia europeia, tendo por base as ideias de Max Weber, Vilfredo Pareto (1848-1923) e Émile Durkheim, além das do economista inglês Alfred Marshall (1842-1924). Fundamentado nesses autores, desenvolveu uma grande obra teórica, que dominaria a Sociologia estadunidense desde então. -/- Parsons é o sociólogo estadunidense mais conhecido no mundo. Em geral, seus críticos entenderam-no como um pensador conservador, preocupado basicamente com o bom ordenamento da sociedade. Seu interesse era determinar a função que os indivíduos desempenhavam na estrutura social. Entendia o indivíduo como expressão dessa estrutura, a qual devia ser mantida e preservada. Caso isso não ocorresse, deviam entrar em ação os mecanismos de controle social (moral, ética, sistema jurídico e penal etc.), como instrumentos preventivos ou corretivos. -/- Seu trabalho exerceu influência em diversos países e ambientes acadêmicos (particularmente nas décadas de 1950 a 1970), até mesmo na então União Soviética, onde, em 1964, ministrou aulas sobre a Sociologia estadunidense a convite da Academia de Ciências da União Soviética (URSS). -/- Suas principais obras foram: A estrutura da ação social (1937), O sistema social (1951), Economia e sociedade (1956, com N. Smelser), Estrutura e processo nas sociedades modernas (1960), Sociedades: perspectivas evolucionárias e comparativas (1966), Teoria sociológica e sociedade moderna (1968), Política e estrutura social (1969), Sistemas sociais e a evolução da teoria da ação (1977) e Teoria da ação e a condição humana (1978). -/- 3. A Universidade Columbia -/- A King’s College foi fundada em 1754, em Nova York, nos Estados Unidos. Quando as colônias inglesas se declararam independentes da Grã-Bretanha, a instituição passou a se chamar Universidade Columbia. A partir da última década do século XIX, essa universidade se destacaria por uma importante produção no campo da Sociologia, tendo como pioneiro Franklin Giddings (1855-1931), fundador da cadeira de Sociologia. Fortemente marcado pelo evolucionismo e pelo pragmatismo, foi um dos primeiros a usar métodos quantitativos e experi-mentais no estudo dos fenômenos sociais. -/- Dois sociólogos de Columbia merecem destaque, por serem muito conhecidos no Brasil: Robert K. Merton e Charles Wright Mills. -/- 3.1 Robert King Merton (1910-2003) -/- Merton nasceu na Filadélfia e faleceu em Nova York. Graduou-se em Sociologia na Universidade Temple e pós-graduou-se na Universidade Harvard, onde trabalhou com Pitirim Sorokin e Talcott Parsons até a defesa de seu doutorado, em 1936. -/- Em 1941 Merton transferiu-se para a Universidade Columbia, onde permaneceu durante 38 anos, até aposentar-se. Nessa universidade procurou integrar teoria à prática sociológica. Estudou o comportamento desviante e os processos de adaptação social, tendo por base pesquisas qualitativas e quantitativas do exercício profissional em ambiente de solidariedade e de conflito. Com Paul Lazarsfeld (1901-1976), desenvolveu o Departamento de Pesquisa Social Aplicada. -/- O nome de Merton está vinculado à proposta de criação de teorias de alcance médio, segundo a qual os sociólogos seriam mais úteis à sociedade se deixassem de lado as grandes teorias (criticando Parsons) e criassem outras de médio alcance. Essas teorias estariam situadas entre as hipóteses de trabalho rotineiras na pesquisa e as amplas especulações. Mediariam, dessa forma, as abstrações, generalizações e fundamentos empíricos da pesquisa. -/- Merton tinha uma visão humanista da função social da ciência, demonstrando influência clara de Max Weber. Concebia a ciência como um conjunto de conhecimentos compartilhados por todos os membros da sociedade, que deveriam julgar a credibilidade das postulações científicas de acordo com suas expectativas e valores morais. Mas as decisões acerca do fazer científico não caberiam à sociedade, e sim ao próprio cientista, sempre adequando seus valores aos da sociedade. -/- 3.2 Charles Wright Mills (1916-1962) -/- Charles Wright Mills (1916-1962) nasceu em Waco, no Texas, Estados Unidos. Mestre em Artes, Filosofia e Sociologia pela Universidade do Texas, concluiu, em 1942, seu doutorado em Sociologia e Antropologia pela Universidade de Wisconsin. Foi professor de Sociologia nas universidades de Maryland e Columbia, onde passou a lecionar em 1947 e permaneceu até a morte, em 1962. -/- Charles Mills representa uma tendência quase marginal na Sociologia dos Estados Unidos, por apresentar uma visão crítica e militante da sociedade estadunidense e da própria Sociologia. -/- Influenciado por Karl Marx e Max Weber, Mills procurou conciliar o conceito de classe social com o de status, visando esclarecer processos e mecanismos dos conflitos e das mudanças sociais. Por meio de pesquisas, tentou elucidar a complexidade de estruturas de poder, particularmente das elites (em lugar de classes dominantes), e de seu papel na mudança social, fugindo da ideia de revolução como única via para a transformação social. -/- Charles Wright Mills é conhecido principalmente por seu livro A imaginação sociológica, publicado originalmente nos Estados Unidos em 1959. Nele, o autor propõe que os sociólogos, ao exercer a profissão, não deixem a imaginação e a criatividade de lado em favor de uma pretensa objetividade e neutralidade do trabalho científico. Para Mills, os grandes intelectuais da história nunca abriram mão da reflexão e da criatividade e mantiveram uma postura crítica diante da realidade. -/- Atribuindo aos sociólogos a responsabilidade de agentes ativos na sociedade, cabendo-lhes tomar parte nos debates públicos de sua época, Mills defendia a ideia de que a Sociologia deveria ser compreensível para o grande público. Para ele, a ciência social era inseparável da vida pessoal do cientista: a intuição, a imaginação e o comprometimento com o tempo em que se vivia eram fundamentais para compreender cientificamente a sociedade. Suas obras foram publicadas em vários idiomas. Além da citada anteriormente, as mais importantes são: A nova classe média (1951), A elite do poder (1956), Sobre o artesanato intelectual (1959) e Os marxistas (1962). -/- Mills escreveu também artigos em revistas e dois livros que tiveram grande exposição na mídia dos Estados Unidos, por seu caráter polêmico: As causas da Terceira Guerra Mundial (1958), no qual discute a corrida nuclear, e A Revolução em Cuba (1960), em que analisa a fase inicial da Revolução Cubana. -/- Outros sociólogos que defendem uma postura crítica na Sociologia estadunidense, continuadores ou não de Charles Wright Mills, são Irving Louis Horowitz (1929-2012), Martin Nicolaus (1928-) e Alvin Gouldner (1920-1980). -/- REFERENCIAL TEÓRICO -/- BOTTOMORE, T.; et al. Dicionário do pensamento social do século XX. Trad. Eduardo Francisco Alves. Álvaro Cabral. Rio de Janeiro: Zahar, 1996. -/- COULON, A. A Escola de Chicago. Trad. Tomás R. Bueno. 1ª ed. Campinas: Papirus, 1995. -/- CUIN, C. H.; GRESLE, F. História da Sociologia. Trad. Roberto Leal Ferreira. São Paulo: Ensaio, 1994. -/- DOMINGUES, J. M. A sociologia de Talcott Parsons. 1ª ed. São Paulo: Annablume, 2008. -/- GASTALDO, É. (org.); et al. Erving Goffman, desbravador do cotidiano. 1ª ed. Porto Alegre: Tomo Editorial, 2004. -/- NOVA, S. V. Introdução à Sociologia. 6ª ed. São Paulo: Atlas, 2004. -/- SILVA, A. et al. Sociologia em movimento. 2ª ed. São Paulo: Ática, 2016. -/- VALLADARES, L. do P. A Escola de Chicago: impacto de uma tradição no Brasil e na França. 1ª ed. Belo Horizonte: UFMG, 2005. -/- VÁRIOS, autores. O livro da sociologia. As grandes ideias de todos os tempos. Trad. Rafael Longo. 1ª ed. São Paulo: Globo, 2015. -/- SBS - Sociedade Brasileira de Sociologia PUCRS - PPG em Ciências Sociais Avenida Ipiranga, 6681 - Partenon CEP: 90619-900 - Porto Alegre, RS [email protected] Emanuel Isaque Cordeiro da Silva ©2019 -/- Estimule a criatividade. Respeite os direitos autorais. (shrink)

In this chapter I critically discuss the dismissal of the philosophical significance of facts about human evolution and historical development in the work of W. D Ross. I address Ross’s views about the philosophical significance of the emerging human sciences of his time in two of his main works, namely The Right and the Good and The Foundations of Ethics. I argue that the debate between Ross and his chosen interlocutors (Herbert Spencer, Emile Durkheim and Lucien Levy-Bruhl) shows striking similarities (...) with parallel debates in contemporary moral philosophy. (shrink)

This essay explores the implications of historicising John Rawls’s theory of justice. While historical research on Rawls and his social context has provided valuable insights, some scholars argue that historicising carries significant philosophical consequences. This paper critically examines one such argument that contends that historicising Rawls’s theory demonstrates its contextual nature, undermines its diagnostic powers, and leads to its complete dissolution. We offer a reconstruction of this argument and show that it fails. Further, while we argue that this argument fails, (...) we go on to suggest that historical evidence may contribute to a defensive argument against appeals to expert opinion. By examining the appropriate relationship between historical research and philosophy, this essay contributes to the evaluation of the historicist critique and offers insights into the broader role of historical research in philosophical discourse. (shrink)

According to John Rawls’s famous Liberal Principle of Legitimacy, the exercise of political power is legitimate only if it is justifiable to all citizens. The currently dominant interpretation of what is justifiable to persons in this sense is an internalist one. On this view, what is justifiable to persons depends on their beliefs and commitments. In this paper I challenge this reading of Rawls’s principle, and instead suggest that it is most plausibly interpreted in externalist terms. On this alternative view, (...) what is justifiable to persons is not in any way dependent on, or relativized to, their beliefs and commitments. Instead, what is justifiable to all in the relevant sense is what all could accept as free and equal. I defend this reinterpretation of the view by showing how it is supported by Rawls’s account of the freedom and equality of persons. In addition, a considerable advantage of this suggestion is that it allows for an inclusive account of to whom the exercise of political power must be made justifiable. (shrink)

This paper considers the view that the basis of equality is the range property of being a moral person. This view, suggested by John Rawls in his A Theory of Justice (1971), is commonly dismissed in the literature. By defending the view against the criticism levelled against it, I aim to show that this dismissal has been too quick. The critics have generally failed to fully appreciate the fact that Rawls's account is restricted to the domain of distributive justice. On (...) Rawls's view distributive justice is a matter of the fair terms of cooperation among the participants of a system of social cooperation. I argue that this understanding of distributive justice can provide a compelling rationale for considering moral personality as the basis of equality for this domain of morality. That moral persons are indeed equal is further supported by an intuitive argument concerning the irrelevance of morally arbitrary factors, giving us reasons to believe that varying capacities among moral persons does not result in an unequal moral status. The dismissal of Rawls's account of equality has thus been premature, and it remains an important view to consider. (shrink)

John Rawls A Theory of Justice har haft ett monumentalt inflytande på den moderna politiska filosofin. Jag försöker här genom några nedslag i den nutida diskussionen förmedla en bild av detta inflytande, och av bokens fortsatta filosofiska relevans. Jag inleder med en kort presentation av huvuddragen i Rawls rättviseteori. Efter det går jag igenom, och bemöter, kritiken mot idealteori. Jag diskuterar sedan förhållandet mellan rättvisa och ekonomisk ojämlikhet, och förklarar varför teorin är radikalare än vad många kritiker insett. Slutligen går (...) jag igenom hur en kontraktsteori av detta slag kan hantera frågan om rättvisa mellan generationer. (shrink)

Recently, there have been attempts at offering new justifications of the Rawlsian idea of public reason. Blain Neufeld has suggested that the ideal of political autonomy justifies public reason, while R.J. Leland and Han van Wietmarschen have sought to justify the idea by appealing to the value of political community. In this paper, I show that both proposals are vulnerable to a common problem. In realistic circumstances, they will often turn into reasons to oppose, rather than support, public reason. However, (...) this counterintuitive result can be avoided if we conceive of autonomy and community differently. (shrink)

Timothy Michael Fowler has argued that, as a consequence of their commitment to neutrality in regard to comprehensive doctrines, political liberals face a dilemma. In essence, the dilemma for political liberals is that either they have to give up their commitment to neutrality (which is an indispensible part of their view), or they have to allow harm to children. Fowler’s case for this dilemma depends on ascribing to political liberals a view which grants parents a great degree of freedom in (...) deciding on the education of their children. I show that ascribing this view to political liberals rests upon a misinterpretation of political liberalism. Since political liberals have access to reasons based upon the interests of children, they need not yield to parent’s wishes about the education of their children. A correct understanding of political liberalism thus shows that political liberals do not face the dilemma envisaged by Fowler. (shrink)

We sketch an account according to which the semantic concepts themselves are not pathological and the pathologies that attend the semantic predicates arise because of the intention to impose on them a role they cannot fulfill, that of expressing semantic concepts for a language that includes them. We provide a simplified model of the account and argue in its light that (i) a consequence is that our meaning intentions are unsuccessful, and such semantic predicates fail to express any concept, and (...) that (ii) in light of this it is incorrect to characterize the pathology simply as semantic inconsistency; a more nuanced view of the problem is needed. We also show that the defects of the semantic predicates need not undercut the use of a truth theory in a compositional semantics for a language containing them because the meaning theory per se need not involve commitment to the axioms of the truth theory it exploits. (shrink)

The question I want to explore is whether experience supports an antireductionist ontology of time, that is, whether we should take it to support an ontology that includes a primitive, monadic property of nowness responsible for the special feel of events in the present, and a relation of passage that events instantiate in virtue of literally passing from the future, to the present, and then into the past.

The tripartite account of propositional, fallibilist knowledge that p as justified true belief can become adequate only if it can solve the Gettier Problem. However, the latter can be solved only if the problem of a successful coordination of the resources (at least truth and justification) necessary and sufficient to deliver propositional, fallibilist knowledge that p can be solved. In this paper, the coordination problem is proved to be insolvable by showing that it is equivalent to the ''''coordinated attack'''' problem, (...) which is demonstrably insolvable in epistemic logic. It follows that the tripartite account is not merely inadequate as it stands, as proved by Gettier-type counterexamples, but demonstrably irreparable in principle, so that efforts to improve it can never succeed. (shrink)

Philosophical discussions of species have focused on multicellular, sexual animals and have often neglected to consider unicellular organisms like bacteria. This article begins to fill this gap by considering what species concepts, if any, apply neatly to the bacterial world. First, I argue that the biological species concept cannot be applied to bacteria because of the variable rates of genetic transfer between populations, depending in part on which gene type is prioritized. Second, I present a critique of phylogenetic bacterial species, (...) arguing that phylogenetic bacterial classification requires a questionable metaphysical commitment to the existence of essential genes. I conclude by considering how microbiologists have dealt with these biological complexities by using more pragmatic and not exclusively evolutionary accounts of species. I argue that this pragmatism is not borne of laziness but rather of the substantial conceptual problems in classifying bacteria based on any evolutionary standard. (shrink)

Le but de ce texte est de mettre en évidence les équi­valences entre la façon dont le concept de conatus résout, dans l'Éthique, le problème de l'unité modale complexe. en rendant consis­tant le concept de chose singulière en tant que celle-ci doit être consi­dérée comme un légitime sujet d'attribution d'états, et la façon dont ce même concept dessine le rapport cognitif de l'esprit avec lui-même, rapport par lequel l'esprit se saisit comme sujet de ses états et qui ca­ractérise la notion (...) moderne de subjectivité. Ainsi, en éclairant cet as­pect du concept spinoziste de chose singulière. on comprendra aussi, de façon indirecte, l'une des conditions par lesquelles les choses peuvent, dans la doctrine spinoziste, devenir des objets ou des signes pour la connaissance humaine. (shrink)

The German pioneer of electrophysiology, Emil du Bois-Reymond (1818–1896), is generally assumed to have remained silent on the subject of the brain. However, the archive of his papers in Berlin contains manuscript notes to a lecture on “The Seat of the Soul” that he delivered to popular audiences in 1884 and 1885. These notes demonstrate that cerebral localization and brain function in general had been concerns of his for quite some time, and that he did not shy away from (...) these subjects. (shrink)

This essay recounts a controversy between a pioneer electrophysiologist, Emil du Bois-Reymond (1818–1896), and his student, Ludimar Hermann (1838–1914). Du Bois-Reymond proposed a molecular explanation for the slight electrical currents that he detected in frog muscles and nerves. Hermann argued that du Bois-Reymond's ‘resting currents’ were an artifact of injury to living tissue. He contested du Bois-Reymond's molecular model, explaining his teacher's observations as electricity produced by chemical decomposition. History has painted Hermann as the wronged party in this dispute. (...) I seek to set the record straight. (shrink)

I defend a one category ontology: an ontology that denies that we need more than one fundamental category to support the ontological structure of the world. Categorical fundamentality is understood in terms of the metaphysically prior, as that in which everything else in the world consists. One category ontologies are deeply appealing, because their ontological simplicity gives them an unmatched elegance and spareness. I’m a fan of a one category ontology that collapses the distinction between particular and property, replacing it (...) with a single fundamental category of intrinsic characters or qualities. We may describe the qualities as qualitative charactersor as modes, perhaps on the model of Aristotelian qualitative (nonsubstantial) kinds, and I will use the term “properties” interchangeably with “qualities”. The qualities are repeatable and reasonably sparse, although, as I discuss in section 2.6, there are empirical reasons that may suggest, depending on one’s preferred fundamental physical theory, that they include irreducibly intensive qualities. There are no uninstantiated qualities. I also assume that the fundamental qualitative natures are intrinsic, although physics may ultimately suggest that some of them are extrinsic. On my view, matter, concrete objects, abstract objects, and perhaps even spacetime are constructed from mereological fusions of qualities, so the world is simply a vast mixture of qualities, including polyadic properties (i.e., relations). This means that everything there is, including concrete objects like persons or stars, is a quality, a qualitative fusion, or a portion of the extended qualitative fusion that is the worldwhole. I call my view mereological bundle theory. (shrink)

The genetic modification of pigs as a source of transplantable organs is one of several possible solutions to the chronic organ shortage. This paper describes existing ethical tensions in xenotransplantation (XTx) that argue against pursuing it. Recommendations for lifelong infectious disease surveillance and notification of close contacts of recipients are in tension with the rights of human research subjects. Parental/guardian consent for pediatric xenograft recipients is in tension with a child’s right to an open future. Individual consent to transplant is (...) in tension with public health threats that include zoonotic diseases. XTx amplifies concerns about justice in organ transplantation and could exacerbate existing inequities. The prevention of infectious disease in source animals is in tension with the best practices of animal care and animal welfare, requiring isolation, ethologically inappropriate housing, and invasive reproductive procedures that would severely impact the well-being of intelligent social creatures like pigs. (shrink)

Galileo’s Error is a superlative work of public philosophy, particularly as a way of introducing modern academic panpsychism to a broader audience. In this commentary, I reflect on an issue that is prominent, though often with different background concerns, in both academic and popular discourse: what it means to be ‘scientific’ or ‘unscientific’. Panpsychism is not itself a scientific hypothesis, but neither is it (as critics sometimes claim) in conflict with science. Indeed, Goff argues, and I agree, that panpsychism is (...) an eminently scientific worldview, in the sense of a way of viewing reality that accords with and embraces what science reveals. But what exactly it means to ‘accord with and embrace’ science is disputed; this paper tries to untangle some of the threads. (shrink)

Philosophers of experiment have acknowledged that experiments are often more than mere hypothesis-tests, once thought to be an experiment's exclusive calling. Drawing on examples from contemporary biology, I make an additional amendment to our understanding of experiment by examining the way that `wide' instrumentation can, for reasons of efficiency, lead scientists away from traditional hypothesis-directed methods of experimentation and towards exploratory methods.

It seems natural to choose whether to have a child by reflecting on what it would be like to actually have a child. I argue that this natural approach fails. If you choose to become a parent, and your choice is based on projections about what you think it would be like for you to have a child, your choice is not rational. If you choose to remain childless, and your choice is based upon projections about what you think it (...) would be like for you to have a child, your choice is not rational. This suggests we should reject our ordinary conception of how to make this life-changing decision, and raises general questions about how to rationally approach important life choices. (shrink)

Je cherche à explorer comment l'expérience de la temporalité est multiforme et fortement perturbée à l'époque de la pandémie Covid-19 et des politiques de confinement, générant une expérience d'hétérochronie, qui remet en question notre rapport à la vie.

I argue that we can understand the de se by employing the subjective mode of presentation or, if one’s ontology permits it, by defending an abundant ontology of perspectival personal properties or facts. I do this in the context of a discussion of Cappelen and Dever’s recent criticisms of the de se. Then, I discuss the distinctive role of the first personal perspective in discussions about empathy, rational deference, and self-understanding, and develop a way to frame the problem of lacking (...) prospective access to your future self as a problem with your capacity to imaginatively empathize with your future selves. (shrink)

In three experiments we studied lay observers’ attributions of responsibility for an antisocial act (homicide). We systematically varied both the degree to which the action was coerced by external circumstances and the degree to which the actor endorsed and accepted ownership of the act, a psychological state that philosophers have termed ‘identification’. Our findings with respect to identification were highly consistent. The more an actor was identified with an action, the more likely observers were to assign responsibility to the actor, (...) even when the action was performed under constraints so powerful that no other behavioral option was available. Our findings indicate that social cognition involving assignment of responsibility for an action is a more complex process than previous research has indicated. It would appear that laypersons’ judgments of moral responsibility may, in some circumstances, accord with philosophical views in which freedom and determinism are regarded to be compatible. (shrink)

Commentary on Walsh, E. 2020. Cognitive transformation, dementia, and the moral weight of advance directives. The American Journal of Bioethics. 20(8): 54–64.

Moral reasoning traditionally distinguishes two types of evil: moral and natural. The standard view is that ME is the product of human agency and so includes phenomena such as war, torture and psychological cruelty; that NE is the product of nonhuman agency, and so includes natural disasters such as earthquakes, floods, disease and famine; and finally, that more complex cases are appropriately analysed as a combination of ME and NE. Recently, as a result of developments in autonomous agents in cyberspace, (...) a new class of interesting and important examples of hybrid evil has come to light. In this paper, it is called artificial evil and a case is made for considering it to complement ME and NE to produce a more adequate taxonomy. By isolating the features that have led to the appearance of AE, cyberspace is characterised as a self-contained environment that forms the essential component in any foundation of the emerging field of Computer Ethics. It is argued that this goes some way towards providing a methodological explanation of why cyberspace is central to so many of CE’s concerns; and it is shown how notions of good and evil can be formulated in cyberspace. Of considerable interest is how the propensity for an agent’s action to be morally good or evil can be determined even in the absence of biologically sentient participants and thus allows artificial agents not only to perpetrate evil but conversely to ‘receive’ or ‘suffer from’ it. The thesis defended is that the notion of entropy structure, which encapsulates human value judgement concerning cyberspace in a formal mathematical definition, is sufficient to achieve this purpose and, moreover, that the concept of AE can be determined formally, by mathematical methods. A consequence of this approach is that the debate on whether CE should be considered unique, and hence developed as a Macroethics, may be viewed, constructively, in an alternative manner. The case is made that whilst CE issues are not uncontroversially unique, they are sufficiently novel to render inadequate the approach of standard Macroethics such as Utilitarianism and Deontologism and hence to prompt the search for a robust ethical theory that can deal with them successfully. The name Information Ethics is proposed for that theory. It is argued that the uniqueness of IE is justified by its being non-biologically biased and patient-oriented: IE is an Environmental Macroethics based on the concept of data entity rather than life. It follows that the novelty of CE issues such as AE can be appreciated properly because IE provides a new perspective. In light of the discussion provided in this paper, it is concluded that Computer Ethics is worthy of independent study because it requires its own application-specific knowledge and is capable of supporting a methodological foundation, Information Ethics. (shrink)

This discussion revises and extends Jonny Anomaly's ‘public goods’ account of public health ethics in light of recent criticism from Richard Dees. Public goods are goods that are both non-rival and non-excludable. What is significant about such goods is that they are not always provided efficiently by the market. Indeed, the state can sometimes realize efficiency gains either by supplying such goods directly or by compelling private purchase. But public goods are not the only goods that the market may fail (...) to provide efficiently. This point to a way of broadening the public goods account of public health to accommodate Dees' counterexamples, without abandoning its distinctive appeal. On the market failures approach to public health ethics, the role of public health is to correct public health-related market failures of all kinds, so far as possible. The underlying moral commitment is to economic efficiency in the sense of Pareto: if we can re-allocate resources in the economy so as to raise the welfare of some without lowering the welfare of any other, we ought to do so. (shrink)

The self can be understood in objective metaphysical terms as a bundle of properties, as a substance, or as some other kind of entity on our metaphysical list of what there is. Such an approach explores the metaphysical nature of the self when regarded from a suitably impersonal, ontological perspective. It explores the nature and structure of the self in objective reality, that is, the nature and structure of the self from without. This is the objective self. I am taking (...) a different approach. In addition to objective reality, which is usually understood and explored from an impersonal, quasi-observational and metaphysically realist perspective, we can also explore the nature and structure of subjective reality. The nature and structure of subjective reality is defined by the nature and structure of first-personal, conscious experience. Subjective reality is as real as objective reality, and a metaphysical realist such as myself can endorse the existence of both kinds of ontology. The mental states that, as experienced from the first-personal or subjective perspective, capture the nature and structure of subjective reality, are included in objective reality. The questions to explore in a subjective ontology of the self concern the nature and structure of the self from the first-personal or subjective perspective, that is, the nature and structure of the self from within. This is the subjective self. (shrink)

Politics, Philosophy & Economics, Volume 21, Issue 2, Page 165-189, May 2022. It is generally acknowledged that a certain amount of state intervention in health and health care is needed to address the significant market failures in these sectors; however, it is also thought that the primary rationale for state involvement in health must lie elsewhere, for example in an egalitarian commitment to equalizing access to health care for all citizens. This paper argues that a complete theory of justice in (...) health can be derived from a commitment to correcting market failure, or in other words promoting Pareto-efficiency, in the domain of health. This approach can address familiar problems around access to care, as well as problems related to resource allocation and rationing, the control of health care costs, and the foundations of public health. Egalitarian theories of justice in health cannot make sense of the depth and pervasiveness of state involvement in health and health care; only a theory rooted in the need to correct market failure can. (shrink)

Two things become one thing, something having parts, and something becoming something else, are cases of many things being identical with one thing. This apparent contradiction introduces others concerning transitivity of identity, discernibility of identicals, existence, and vague existence. I resolve the contradictions with a theory that identity, number, and existence are relative to standards for counting. What are many on some standard are one and the same on another. The theory gives an account of the discernibility of identicals using (...) phrases like “insofar as”. And it holds that standards for counting remain or shift depending on our purposes. (shrink)

In The Souls of Black Folk, W.E.B. Du Bois introduces double consciousness as a result of racial prejudice and oppression. Explained as a state of confliction felt by black Americans, Du Bois presents double consciousness as integral to understanding the black experience. Later philosophers question the importance of double consciousness to current race discussions, but this paper contends that double consciousness provides valuable insights into black and white relations. To do this, I will utilize the modern slang term, “Oreo,” to (...) highlight how a perceived incompatibility between blacks and whites could prevent America from achieving a greater unity. (shrink)

On Kratzer’s canonical account, modal expressions (like “might” and “must”) are represented semantically as quantifiers over possibilities. Such expressions are themselves neutral; they make a single contribution to determining the propositions expressed across a wide range of uses. What modulates the modality of the proposition expressed—as bouletic, epistemic, deontic, etc.—is context.2 This ain’t the canon for nothing. Its power lies in its ability to figure in a simple and highly unified explanation of a fairly wide range of language use. Recently, (...) though, the canon’s neat story has come under attack. The challenge cases involve the epistemic use of a modal sentence for which no single resolution of the contextual parameter appears capable of accommodating all our intuitions.3 According to these revisionaries, such cases show that the canonical story needs to be amended in some way that makes multiple bodies of information relevant to the assessment of such statements. Here I show that how the right canonical, flexibly contextualist account of modals can accommodate the full range of challenge cases. The key will be to extend Kratzer’s formal semantic account with an account of how context selects values for a modal’s.. (shrink)

In der Schlickvorlesung ("Warte, bis Du stirbst") habe ich im Detail Geschichten erzählt, die jemand erleben müsste, um sein Weiterleben nach dem Tod zu verifizieren. Diese Geschichten hatten eine dualistische Stoßrichtung, lieferten aber kein Argument zugunsten des Dualismus, kein Argument zugunsten der Möglichkeit, dass unsere Seele auch ohne Körper weiterlebt. Niko Strobach hat implizite Argumente aus der Schlickvorlesung herausgelesen und kritisiert. In meiner Reaktion auf diese Kritik spreche ich mich für eine epistemische Lesart der dualistischen Möglichkeit aus; ob der Dualismus (...) metaphysisch möglich ist, finde ich irrelevant. Zudem verteidige ich das von mir benutzte – im weitesten Sinne empiristische – Sinnkriterium; ich biete eine narrative und eine cineastische Version des Kriteriums an: Ein Satz hat guten Sinn, wenn sich eine konkrete Geschichte denkbarer Wahrnehmungserlebnisse erzählen bzw. verfilmen lässt, denen der Erlebende Evidenzen für oder gegen den Satz entnehmen kann. Da die Geschichten von der Auferstehung des Fleisches, die Niko Strobach der christlichen Tradition entnimmt, heutzutage narrativ suboptimal sind, bleibe ich bei der These aus der Schlickvorlesung: Die Frage des Weiterlebens nach dem Tod hat guten Sinn, und um das nachzuweisen, eignen sich am besten dualistische Geschichten. (shrink)

Darwinism, especially in the form of the Modern Synthesis, has become one of the most influential theories in the worldwide scientific community. However, due to its often dogmatic interpretation, it is more and more orthodoxical. An increasing number of scientists have come to criticise Darwinism and go beyond it with a systemic approach and an expanded vision of the evolutionary process. As a matter of fact, the discovery of natural genetic engineering mechanisms shows that living cells are able to rewrite (...) their own genetic material at the genomic level, thus leading to evolutionary innovations. This teleological standpoint triggers a paradigm shift that could turn out to be a genuine scientific revolution. (shrink)

Thailand has a rich history of using aesthetics as a means of communication. This is seen not only in the communication of basic ideas, but aesthetics are also used to communicate the cultural values of the nation. Aesthetical images in Thailand have the tendency to dwell both in the realm of the mundane and the supernatural, in the daily and the esoteric. Historically, many faith traditions have used aesthetics as an effective form of communication, including Buddhism, Brahmanism, as well as (...) other local expressions of deities across the country. Art plays a large role in the daily communication of religious values and concepts. -/- While Christianity has a rather long history in Thailand, the large-scale impact that Christianity, and specifically Protestantism, has had is rather minimal. There can be a myriad of reasons for this, but one potential possibility is Christianity’s lack of an aesthetical engagement upon and within Thai culture. This potentially is not an issue of only the Protestant church in Thailand but also stems from some of the western Christian roots throughout its faith tradition. One finds a chasm between aesthetical practices and faith from the Heidelberg Confession, in which Christians became so worried about the ramifications of idol worship, that they threw out the proverbial ‘baby with the bathwater’ and basically condemned the use of icons and other forms of art in western Protestantism. -/- Therefore, this paper will examine the relationship between Thai culture and Christianity, trying to remove the western biases in Christianity and will attempt to suggest new ways that the Thai Christian Church may develop organic, indigenous Thai art, that can be used as a more effective means of communication. If Christianity wants to effectively convey its concepts into Thai culture, it must value aesthetics as a means of communication. Is it possible that Christianity could not only communicate a more effective message in Thailand, but also that Christianity could experience a more robust self-analyzation of its core concepts through Thai aesthetics? Therefore, one needs to explore the ways that Christianity may be able to better understand itself through current Thai aesthetical practices. These concepts will be explored to develop a more robust and organic way of communicating the Christian concepts through a Thai paradigm. (shrink)

Although the idea of freedom has been well studied as an ideal in political philosophy, relatively little scholarship has focused on the human experience of freedom. Drawing on ethnographic research between 2012 and 2013, I examine how freedom was achieved by people who practice freeganism and freecycling in Hong Kong. I show that the freedom that these people pursue, either individually or collectively, is not a freedom without constraints but a freedom that must be attained through the exercise of deliberation, (...) restraint, and self-discipline. While freegans seek liberation by withdrawing from the world and practicing self-cultivation (chushi asceticism), freecyclers do so by engaging with worldly affairs in order to create social changes (rushi asceticism). In both cases, by reimagining freedom as ethical practices rather than a right that comes naturally with birth, freegans and freecyclers in Hong Kong are able to experience moments of freedom despite inevitable structural constraints. (shrink)